el argentino que es bestseller en España con
sus libros que demuelen la Leyenda Negra de la conquista
Claudia Peiró
Infobae, 14 de
Enero de 2023
Nadie es profeta
en su tierra, suele decirse, y en el caso del rosarino Marcelo Gullo, doctor en
ciencias Políticas y profesor en la Escuela Superior de Guerra y en
universidades, parece cumplirse la sentencia bíblica. Su libro Madre Patria,
cuyo subtítulo es Desmontando la leyenda negra de Bartolomé de las Casas al
separatismo catalán, publicado en España en mayo de 2021, se puso de inmediato
al tope de ventas en todas las categorías, y permanece hasta ahora entre los
libros mejor vendidos en la categoría historia y política. No se trata del
primer título de Gullo que ya ha publicado varios ensayos en nuestro país, pero
sí del primero editado en España.
A Madre Patria, le
siguió Nada por lo que pedir perdón. La importancia del legado español frente a
las atrocidades cometidas por los enemigos de España (Espasa, 2022), libro en
el que no sólo defiende a España de las acusaciones ya seculares de genocidio y
espoliación del continente americano, sino que sostiene que el imperio español
fue de un carácter civilizador muy diferente al que desarrollaron otras
potencias colonialistas, como Inglaterra, Holanda o Francia, que no por
casualidad son las más entusiastas en la difusión de la Leyenda Negra sobre la
conquista y colonización españolas.
El año pasado, el
libro fue primero en ventas en España en su categoría en octubre, mientras que
en el mismo mes Madre Patria seguía en el top five.
Sin embargo,
ninguno de esos dos títulos está en venta en las librerías de la Argentina, ni
en ningún otro país hispanoamericano. Hasta ahora, ni siquiera las socias o
sucursales de las casas que editaron los libros en España han querido editarlos
de este lado del Atlántico. No quiere decir que no se lean en el país; los
interesados los encargan a España o los adquieren en formato digital.
Lo que sí se edita
y reedita por estos pagos es la rancia leyenda negra antiespañola a la que han
adherido con entusiasmo los gobiernos bolivarianos de la región y los
progresistas en general. Tan es así, que en 2021, el mismísimo Andrés Manuel
López Obrador increpó públicamente a Marcelo Gullo por sus tesis. El presidente
mexicano es uno de los más entusiastas adeptos de la teoría de que España debe
pedir perdón por lo que califica de “ocupación militar” de América, a la vez
que, cuando se encuentra con sus pares estadounidenses, no les reclama nada por
los agravios pasados y los llena de elogios.
En esta entrevista
con Infobae, Gullo explica las razones de esta “actualidad” de las críticas a
España y de la censura a sus libros. La Leyenda Negra “tiene los pies de
barro”, dice, y por eso sus cultores eluden el debate.
— Escribiste dos
libros, uno en el 2021, otro en octubre de 2022, ambos son best sellers en
España, pero acá, en tu país, no se venden.
— No, no se
venden. En ninguna librería de Hispanoamérica. No se vende en México, ni en
Bogotá, ni en Medellín, ni en Cuenca, ni en Quito, ni en Guayaquil, ni en
Buenos Aires.
— ¿Con qué tema te
metiste como para que estos dos libros tan exitosos, que han estado en los
primeros puestos de venta por varios meses en España, generen tanto rechazo
acá?
— Bueno, con el
nudo del progresismo, ¿no? Con el nudo del progresismo, que es la nueva
ideología de subordinación de la oligarquía financiera mundial. La oligarquía
financiera mundial es el gran actor de las relaciones internacionales. Existió
siempre, pero toma una autonomía muy importante después de la caída del Muro de
Berlín, la disolución de la Unión Soviética, la revolución tecnológica y sobre
todo a partir del gobierno de Barack Obama.
El progresismo
tiene tres ejes principales: el aborto serial, a como dé lugar, la ideología de
género y la falsificación de la historia. Porque el origen de la mala política
es la falsificación de la historia. En
el caso nuestro, de nuestro subcontinente, esa falsificación de la historia
comienza por la conquista española de América. Dice Perón, yo lo cito en el
libro, que si la Argentina negara a España, quedaría inmediatamente vacía y
todas sus ideas carecerían de originalidad. Mi libro se mete con uno de los pilares
de la subordinación ideológica que es la falsa historia de la conquista
española de América, lo que comúnmente se ha denominado leyenda negra.
— Se está
instalando la visión de que los españoles vinieron a acá, saquearon y
exterminaron, pero cómo surgieron las naciones hispanoamericanas si no es por
esa misma llegada de los españoles. ¿Qué es México? Un país mestizo. Perú,
Bolivia, todos países mestizos que surgen de la colonización. Se pretende negar
la génesis misma de este continente.
— Bueno, el
marxismo clásico, no el marxismo nacional que en Argentina encabezó Jorge
Abelardo Ramos, siempre negó la idea de nación. Entonces esto no es nada más
que un revival de la negación misma de nuestra nación. Una nación inconclusa,
que se extiende desde California, no desde Río Grande, desde California hasta
la Tierra del Fuego. Que tiene su origen a partir de aquella fecha magnífica, y
no digo magnífica por casualidad, que fue 1492. Porque antes de que España
llegara a América lo que había en América no era un paraíso terrenal, era un
infierno. Esa es la verdad.
La verdad que los
negro-legendarios ocultan es que esto era un infierno. En Colombia, en lo
que hoy es la ciudad de Popayán, estaban los pijaos. ¿Qué hacían esos
simpáticos pijaos? Cuando atacaban una tribu chibcha, mataban a todos los
hombres y se los comían, pero no a las mujeres chibchas. Las capturaban para
que sirviesen como vacas. Las iban continuamente dejando embarazadas y cuando
los niños llegaban a los 12 años, se los comían. Se comían a sus propios hijos.
Esto no lo dice un católico ni un hombre de derecha, lo decían los
antropólogos de izquierda en 1940. Antropólogos colombianos.
¿Y qué había en
México? Una nación opresora, la azteca, que oprimía a decenas de otras
naciones. ¿Qué les pedía? ¿Materias primas? No. ¿Horas de trabajo?, diría Marx.
No. Les pedía a sus hijos, a sus nietos, a sus hermanos, para llevarlos a un
altar, sacarles el corazón. No era un ritual simplemente religioso, después se
los comían. Los partían como si fuesen pollos o cerdos. A mí me causa una
gracia bárbara cuando van y les muestran a los turistas las lindas pirámides
que tenían los aztecas, qué maravilla de tecnología. Pero uno no admira una
civilización por sus obras materiales, sino por sus valores. Y los valores de
esta gente eran inexistentes, se comían a los otros seres humanos. Esa es la
verdad que los negro-legendarios ocultan. Cada vez que se hace una excavación
en México en el Metro encuentran paredes y más paredes de cráneos humanos.
¿Cómo van a ocultar eso? No tienen forma. Tienen que mentir. Son unos
mentirosos.
— ¿Por qué esta
leyenda negra? Porque nace casi con la conquista, ya que la generan los
competidores de España. ¿Pero por qué está resurgiendo? En los últimos 20, 30
años, en particular.
— Muy sencillo,
porque los gobiernos actuales de Hispanoamérica, que no son gobiernos de
izquierda, son gobiernos progresistas, no son rojos sino rosados, son
sirvientes de la oligarquía financiera mundial, el señor (Gustavo) Petro, el
señor Evo Morales, el señor (Gabriel) Boric, (Pedro) Castillo, que ahora está
preso, no son nada más que la mano de obra más barata que ha tenido jamás el
imperialismo internacional del dinero. ¿Qué quiere el imperialismo, qué quiso
siempre, qué quiere hoy su heredera que es la oligarquía financiera mundial?
Quiere Estados pequeñitos. Cuanto más pequeñitos, mejor, más fáciles de
dominar.
Entonces si yo
digo, como dicen los negro-legendarios que antes de la llegada de los españoles
había en América un paraíso, 700 o 1.000 lenguas distintas con 700 naciones
distintas, ¿qué hay que hacer? Rechazar lo que trajo el supuesto invasor, la
lengua, los valores, volver a esas supuestas naciones originarias y entonces
que se empiece a hablar guajiro, quechua, aimara, y se excluya completamente al
español. Que se empiece a hablar mapuche en el Sur de Chile, al principio en la
escuela primaria, después en la secundaria, después en la universidad, después
en la administración pública y después que nadie más hable español. Y como
decía Manuel Ugarte, que ya lo vio esto en la década de 1920, siempre la
fragmentación lingüística es la antesala de la fragmentación política.
Entonces estos
muchachos, estos buenos muchachos ¿a qué nos conducen? A una fragmentación
política a través de la fragmentación lingüística. Han tomado como bandera el
odio a España, la leyenda negra, porque han abandonado la defensa de los
trabajadores. Han abandonado las viejas banderas de izquierda. Han abandonado
el buscar la justicia social, el defender a los pobres. ¿Ahora qué defienden?
Nada. A los pueblos originarios que son originarios de Asia. Pero a los
trabajadores no, porque las leyes que puso el neoliberalismo en Argentina un
gobierno progresista jamás las sacó. La apertura indiscriminada de la economía
el gobierno progresista jamás la sacó. Muy progresistas, pero en justicia
social no. Volver a los derechos de los trabajadores no.
— Se instalan
falsas contradicciones además. Se inventa por ejemplo que la Argentina actual
es una sociedad patriarcal, o que nuestro problema es el racismo. Se instalan
problemas artificiales. Pero vos decís que estas políticas están afectando
incluso a la sociedad norteamericana. Eso es novedoso. Y es verdad que hemos
visto cosas muy graves, una agudización de los enfrentamientos y de la
violencia social.
— Sí, hemos visto
por ejemplo derribar la estatua de Washington, de Jefferson. No seré yo quien
los defienda a ellos. Pero ¿qué pasa?, que esta oligarquía financiera mundial
siempre actuó primero aliada a Inglaterra, después a los Estados Unidos; cuando
vio que Inglaterra se iba para abajo y Estados Unidos ascendía como poder, se
alió con los Estados Unidos. Porque siempre necesita de alguien que sea su
garrote. Ahora, cuando ya tuvo tal autonomía que puede dar golpes de mercado y
maneja los medios de comunicación, se empieza a desprender de los Estados y
empieza incluso a subordinar y a tratar de destruir a los mismos Estados antes
aliados con ella.
Entonces lo que
vemos es una demolición de Occidente, quieren destruir toda la cultura occidental.
Y resulta que en Estados Unidos no se puede estudiar más a Beethoven porque
Beethoven era racista. Yo les digo pero muchachos, no sean ignorantes, a
Beethoven le llamaban el español en Alemania. A él lo discriminaban porque para
Alemania era morochito. Era morocho, petiso, así que lo llamaban el toro
español. Lo discriminaban. ¿A Beethoven lo acusan de racista? ¿Ustedes no
estudiaron nunca nada? No quieren que se lea La Ilíada porque en esa época
tenían esclavos, pero pedazo de ignorante, los esclavos en Grecia eran blancos,
no negros, blancos eran. Acá hay una idea de destruir la civilización
occidental y todo lo que ella representó, lo bueno, no lo malo. Porque
Occidente a partir del imperialismo inglés, su consagración y su hegemonía
mundial, se transformó en imperialismo. Pero había un montón de cosas para
rescatar del verdadero Occidente. Que se parte con la Reforma, esa es la
verdad. Y hay una deriva ahí en Inglaterra donde se consagra que es bueno lo
que es útil. ¿Y qué es bueno? Lo que me hace ganar dinero. Ni el bien, ni la
verdad, ni la belleza, ni la justicia.
— Tu libro se
llama “Nada por lo que pedir perdón”, en alusión a los constantes reclamos, 500
años después, de que España pida perdón, que la Iglesia Católica, por supuesto,
que es otro blanco de estas políticas, pida perdón. ¿Cómo se explica que un
argentino escriba lo que los españoles deberían haber dicho hace rato? Muchos
en la élite española se hacen esa autocrítica exigida; en 2019 no conmemoraron
los 500 años de la conquista de México, por ejemplo.
— Porque España
vive una subordinación ideológica perfecta. Que también la vive Argentina.
Estoy dándole vueltas a una especie de paralelismo entre la historia de España
y la historia de Argentina que fueron las únicas dos naciones hispánicas, dos
pueblos hispánicos, que lograron industrializarse después de la Segunda Guerra
mundial. Es decir nosotros nos quedamos retrasados en historia de la humanidad
en materia de poder, porque no logramos industrializarnos. A partir de 1750, Inglaterra
se industrializa, después Francia, Estados Unidos… Tardíamente, pero
aceleradamente, la Argentina se industrializa después de 1943/45. España,
después de la Segunda Guerra Mundial. Y curiosamente estas únicas naciones que
habían adquirido poder a través de la industria, porque la industria es poder,
sufren una subordinación gigantesca.
Primero una
subordinación económica, a ambas se les amputa su aparato industrial. Acá con
la dictadura militar comienza el desmantelamiento del aparato industrial, con
la sangrienta dictadura militar. Allá, después, en la década del 70 y en los
80. Esa amputación en Argentina es sin anestesia. Allá con la anestesia del
confort que daba el turismo. Se les amputa primero la soberanía económica a
través de la pérdida de la industria. Después, la soberanía militar, en
Argentina con la excusa de la Guerra de Malvinas: desmantelamiento de la
industria militar, destrucción del ejército. Allá también, con la incorporación
a la OTAN. Pero siempre allá con anestesia. Allá se pagan buenos sueldos a los
militares, acá no. Allá con anestesia, acá sin anestesia, la operación de
amputar un miembro. Y después se nos amputó la soberanía cultural a través de
la falsificación y de la negación de nosotros mismos. Lo mismo allá, siempre con
anestesia.
Y entonces una
sociedad que estaba adormecida, completamente subordinada por los medios de
comunicación, con una izquierda cipaya que odia a España, -hay excepciones, por
supuesto, como Alfonso Guerra, que hace el prólogo de mi libro Madre Patria-,
pero la verdad es que hoy hay una izquierda cipaya en España que odia a España,
e impone esto. Entonces yo digo pero muchachos, escúchenme, están todos locos,
qué les pasa. Hay que despertarse. Si eso no fue así, si se puede probar que no
fue así. No quiere decir que España no cometió errores, no. No quiere decir que
no pecó, porque España cuando peca, peca mucho. Quiere decir que las obras
positivas fueron mucho más que las obras negativas, porque si no querría decir
que hay pueblos de santos, y no hay pueblos de santos. Había héroes y había
malvados, asesinos, había mujeres virtuosas y mujeres prostitutas. Y hay
hombres que al mismo tiempo tienen actos heroicos y actos repudiables.
¿Quién en la vida
ha sido un santo? Hay algunos, muy poquitos. Entonces uno mismo en su vida
tiene actos buenos y actos malos. Lo que hay que ver al final de la vida es si
fueron más las partes positivas que las partes negativas. Y la presencia de
España en América es mucho más positiva que negativa. Yo me pregunto siempre,
si España vino solo a robar, matar y asesinar ¿por qué entonces creó treinta y
pico de universidades? ¿Por qué sembró América de universidades? ¿Por qué
sembró de hospitales gratuitos para negros, para pobres, para indios, para
blancos? Pero sobre todo por qué enseñó en esas universidades que el poder
venía de Dios, Dios se lo daba al pueblo, que el rey debía comportarse como un
padre y si no lo hacía así el pueblo tenía derecho a la revolución, incluso al
tiranicidio. Maquiavelo diría pero España estaba loca, y yo le contesto a don
Nicola no, no estaba loca España, lo que pasa es que España nunca consideró a
América como una colonia. Nunca la consideró como un botín.
— Por lo menos en
tiempos de los Habsburgo. Cambió con la llegada de los Borbones al trono y ahí…
— Con la llegada
del primer Borbón a España que era un francés que odiaba a España que gobernó
40 años, 40 años. Y que era nieto de nada más y nada menos que de Luis XIV, el
enemigo acérrimo de España. Y ahí se produce un trauma gigantesco.
— Ahí cambia mucho
el enfoque. Y en parte es la explicación de las guerras de independencia,
porque la necedad de la monarquía borbónica lleva a una ruptura total. ¿Cuántas
veces los patriotas americanos le propusieron a España una relación de igual a
igual? Y Fernando, el tarado, perdón, de Fernando VII no aceptó.
— No quiso. Pero
además es con el primer Borbón que España asume la leyenda negra. Porque él
llega y se llena de obras de teatro negro-legendarias. Las obras de teatro eran
como si fuese Netflix hoy. Todo el mundo iba. Y todas, Madrid, Zaragoza, llenas
de obras de teatro importadas de Francia negro legendarias donde hablaban
pestes de Pizarro, de Cortés, de Isabel, de Fernando, pestes. Y ahí la nobleza
española estuvo muy mal, llenando esos teatros, aplaudiendo. De rodillas ante
el primer Borbón. Denigrándose a sí mismos. Eso causó un trauma gigantesco
porque había un montón de hispanoamericanos que estaban allá e iban al teatro y
decían bueno, si esto mismo lo dice la monarquía española quiere decir que fue
así. A confesión de partes, relevo de pruebas. Eso causó un trauma gigantesco
del cual no pudimos salir hasta el día de hoy. En mis libros están todas las
obras de teatro con el autor, el contenido de cada obra y cómo eran las
traducciones que venían del francés, porque eran todas traducciones francesas.
— La historia
contra fáctica es un buen ejercicio para este tema: el encuentro de América con
Europa tarde o temprano se iba a producir. Era inevitable. Por lo tanto, los
críticos de la conquista española deberían pensar qué hubiera pasado si, en vez
de venir los españoles, venían otros. Les hubiera ido bárbaro a los indígenas
americanos ¿no? Hay anacronismo en el análisis y falta de contexto sobre ese
encuentro de dos mundos que se ignoraban.
— Un día estuve
con Evo Morales. Tengo una foto con él. Le dije Presidente, se lo digo con
mucho respeto, si en vez de España hubiese venido Inglaterra a la América del
Sur, la primera posibilidad es que usted no hubiese existido. En el mejor de
los casos, tampoco hubiese llegado a presidente; estaría como están los
apaches, como están los navajos: en una reserva. Están en las reservas ahora
con un poquito más de dinero porque les dieron un casino. Pero pobres, muertos
de hambre y borrachos. Esa es la verdad. Está acá, como Presidente, porque
España aplicó una política de mestizaje. Porque España creó 33 universidades
y colegios secundarios como el de San Pablo en Lima donde cuando tenía 45.000
libros Harvard tenía 4.300. Se quedó mudo. Porque no hay ningún navajo, ni
apache, ni comanche que haya llegado a gobernador de Arizona, de Texas o de
Nuevo México.
— Más allá de la
actitud vergonzante que tiene el gobierno español actual que por ejemplo
decidió no festejar los 500 años de la conquista de México, en 2019, ¿existe en
España una corriente de historiadores, de pensadores, que combatan esta leyenda
negra?
— Sí, existe.
Quizás la persona más importante es Elvira Roca Barea, con su libro
Imperiofobia. Fue la primera mujer con agallas, que se pone de pie y dice
señores, esto es una farsa. Tuvo ella un coraje y una brillantez
extraordinarias y realmente se le debe un gran reconocimiento por su labor. Y
hay una reacción como cuando un cuerpo humano es atacado y está moribundo que
intenta defenderse. Pero la verdad es que hay un sector político que hoy
encabeza Pedro Sánchez, que odia a España. Realmente la odia. Odia todo lo que
España representó en la historia. Para él, España es un mito. Para él, España
no debería haber existido, por lo tanto odia la conquista de América. Pero él
es simplemente la expresión de un grupo de militantes políticos disfrazados de
intelectuales, de profesores, de investigadores, que tienen su gran catedral en
la Universidad Complutense de Madrid, que tienen ahí un sumo sacerdote que en
realidad es un monaguillo de la oligarquía financiera internacional.
— ¿Quién es?
— Se dice el
pecado pero no el pecador (risas).
— Ah bueno, habrá
que averiguar.
— A mí me causa
tristeza porque jamás he visto a un grupo de seudo intelectuales, de militantes
políticos disfrazados de profesores lanzarse con tanta fruición a una campaña
para destruir a su propia nación. La izquierda francesa ama a Francia. Alan
Rouquié, cuando yo estaba con él, cada vez que sonaba la Marsellesa se ponía de
pie como un resorte, se ponía la mano en el pecho, en el corazón, porque esos
tipos aman a Francia. Y la izquierda italiana ama a Italia. La izquierda
inglesa ama a Inglaterra. La única izquierda, con excepciones, como Alfonso
Guerra, que detesta a su propio país es la izquierda española. Es un caso no
para la ciencia política, sino para la psiquiatría política.
— Igual están
tratando de instalar también en Francia ese tipo de visión crítica.
— Sí, en todos
lados.
— Otro tópico de
la leyenda negra es el genocidio, aunque las pruebas en contrario están a la
vista. El barón Von Humboldt se sorprendió cuando vino a hacer su recorrida por
América y vio que la población americana estaba compuesta por muchísimos indios
y mestizos. Venía a comprobar el estrago que había hecho España y terminó
impactado. Estuvo en Colombia, en México.
— Colombia,
Ecuador, Venezuela, México.
— Vio indios y
muchísimos mestizos.
— Pero cuando fue
a Boston, no encontró ninguno, porque no quedaba ni un solo indio. Ahora el
estudio más serio lo hizo Ángel Rosenblat sobre la población en América. Nunca
nadie se atrevió a desafiarlo, porque para eso había que tener con qué. Es el
único estudio científico. Dijo señores no hablen estupideces, acá están los
números. No hubo genocidio en América. Hubo muertes por enfermedades, sí,
claro. Pero lo mismo hubiese habido si venía un turista. Si se hubiese
congelado la historia, y ahí estuvieran los aztecas, y llegaba un turista
español o inglés a Cancún, hubiese pasado exactamente lo mismo, porque no había
anticuerpos para lo que se traían de Europa, como los europeos no tenían
anticuerpos para las cosas de acá. Es natural.
— Como la sífilis,
¿no? Tengo entendido que la sífilis se la llevan los españoles de aquí…
— Sí, ahora lo
niegan. Ahora dicen que no. Toda la vida se estudió que era de acá para allá.
Ahora dicen que es mentira, que no es posible. Que no puede ser, porque acá
había un paraíso terrenal donde ni siquiera había enfermedades. No sé de qué se
morían. Sí, sé de qué se morían, se los comían. Porque los guaraníes eran
antropófagos y se comían a las tribus enemigas. Los aztecas lo mismo. Los
pijaos lo mismo. Pero enfermedades se ve que no había, era un paraíso terrenal
fantástico.
— La derecha que
rechaza este discurso lo atribuye a un marxismo cultural. ¿Tiene esto que ver
con el marxismo? Más bien parece una tendencia que está por encima de los
partidos porque hay gente de distintas corrientes que asume este discurso.
— El marxismo
cultural es la mano de obra desocupada después que la Unión Soviética dejó de
pagarles porque desapareció y comenzaron a pagarles los famosos filántropos del
mundo. Los dueños del casino del mundo, los buitres del mundo dueños de nuestra
deuda externa, esos son los que hoy pagan a todas estas ONG que pululan por
acá. Cuando uno ve las cuentas todas vienen de esos famosos filántropos. Estos
muchachos del marxismo cultural trabajan para ellos. Como antes trabajaban a
sueldo de la Unión Soviética, del oro de Moscú. Pero en realidad la leyenda
negra no nace en la izquierda, nace en la derecha más recalcitrante. Nace en la
oligarquía argentina, en la oligarquía colombiana, la oligarquía chilena, que
tenía la necesidad de justificarse a sí misma. Había ganado las guerras
civiles. Se había aliado con Inglaterra que había sido nuestro enemigo
histórico y entonces tenían la necesidad de crear una leyenda sobre España,
sobre el período hispánico, para justificarse a sí misma por haber traicionado
a su propio pueblo y haberse aliado con el enemigo histórico. Entonces lo que
hoy reivindican estos seudo marxistas, que nunca leyeron a Marx, que no era
negro-legendario ni antiespañol, lo que hoy reivindican es el pensamiento más
retrógrado de la oligarquía argentina o de la chilena, que fueron los primeros
negro-legendarios e indigenistas. Indigenistas de la boca para afuera porque
reivindicaban a Lautaro pero no querían tener un indio por igual sino de
empleado y de súbdito, de lacayo y esclavo.
— Pero acá
también hubo una tradición pro hispánica porque Yrigoyen, por ejemplo, es el
que impone el 12 de octubre como feriado. Reivindicaba esa herencia. Y Perón,
ni hablar, siempre reivindicó la herencia hispánica. Y sin embargo ahora
tenemos una hegemonía de gente que supuestamente responde al peronismo y son
los mayores promotores de esta leyenda negra.
— ¿Me permitís que
haga algo que no es muy periodístico?
— A ver.
— Mirá [tomando su
libro], esto se lo dedico a La Cámpora, pero sobre todo al Movimiento Evita y a
la vicepresidenta de la Nación que siempre habla de Evita pero nunca lee lo que
Evita decía.
— Sacó el
monumento a Colón de detrás de la Casa de Gobierno.
— Claro. Eva
Perón, la más grande antiimperialista de la historia de Hispanoamérica, dijo: “La
epopeya del descubrimiento y la conquista es fundamentalmente una epopeya
popular. Somos pues no solo hijos legítimos de los descubridores y
conquistadores sino herederos directos de su gesta.” Gesta, esto lo dice Eva
Perón. “Y de la llama de eternidad que ellos transportaron por los mares el
12 de octubre”; cosa que ahora la señora ex presidenta cambió. No es más un día
nuestro de festejo. “El 12 de octubre es por lo mismo”, dice Eva Perón, “una
fiesta, una fiesta de la Hispanidad que toca por igual a España que a sus hijas
de América. Luchemos como supieron luchar los hombres de Cortés, de Mendoza, de
Balboa y de Pizarro”, los reivindica a todos. “Éste es mi homenaje al Día de la
Raza, día del pueblo que nos dio el ser y que nos legó su espiritualidad”. Y
termina con un signo de admiración diciendo “¡Bendito sea!”. Día del pueblo que
nos dio el ser. Cuando uno niega a España como hacen ahora pseudo pensadores
nacionales que no reivindican más a Perón ni leen más a Perón y a Evita, lo que
están negando es nuestro propio ser.
— ¿Cuántos
ejemplares de tus libros se vendieron en España?
— No sé cuánto se
vendió, pero Madre Patria tiene ya 12 ediciones. Creo que ahora hay una 13a
edición. Y el segundo lleva cuatro ediciones y salió recién el 5 de octubre. Yo
mismo estoy asombrado.
— ¿Fuiste a
presentarlo allá?
— Sí, en Madrid,
Sevilla, Granada, Segovia… también en Salamanca. Con una gran afectividad. Y un
gran rechazo en los sectores universitarios. El libro ha sido absolutamente
rechazado por la Universidad Complutense, por la Universidad Autónoma de
Barcelona. Porque como decía Arturo Jauretche, la Universidad es la frutilla
del postre de la colonización pedagógica. Y eso vale tanto para Argentina como
para España.
— También hubo un
rechazo de las editoriales en Hispanoamérica de publicarlo acá.
— Bueno, no ha
habido forma de que los grupos de Hispanoamérica de la misma editorial que lo
publicó allá quieran publicarlo aquí. No dan razones.
— Económicas no
pueden ser, porque el libro se está vendiendo por Mercado Libre. Se vende. Hay
demanda.
— Así es, hay
demanda. Hay una especie de censura tácita del libro. No se puede comprar en
ninguna librería. Es la dictadura de lo políticamente correcto que es más
eficiente que la Gestapo nazi o que la KGB soviética, que eran burdas.
— Sí, es
autocensura en realidad.
— Claro. Te
apartan de la universidad. Te apartan de esto, te apartan de lo otro. Porque la
leyenda negra tiene los pies de barro y lo que no quieren es discutir. Ellos no
quieren discutir ni de la leyenda negra, ni de feminismo, ni de aborto. Porque
saben que en la discusión pierden. ¿Qué hay que hacer? Censurar. Excluir del
debate. Hacer una cosa monolítica para que nada se debata, para que el pueblo
no sepa de qué se trata.
— Sí, sí. El que
quiera becas, premios, publicación y reconocimiento ya sabe de qué temas tiene
que hablar. Hay que descubrir patriarcado donde no lo hay, racismo donde no lo
hay. Y reivindicar naciones precolombinas que no fueron tales.
— Ahora, si vos
querés ir con una bequita a Estados Unidos, como periodista, estudiante o
doctorando, denunciá que la selección argentina no tiene negros. Y yo me
pregunto ¿por qué no hay astronautas negros?
— Esa pregunta
tiene más lógica que la que hacen ellos.
— Imaginate si
nosotros tuviéramos un Pelé, ¿cómo no lo vamos a poner en la selección? Lo
pondríamos ya. Pero esto es un intento de construir una subordinación
ideológica y lo más curioso es que la progresía local, con las señoras que
ponen en los Ministerios, asumen eso.
— Esperemos que el
libro siga haciendo su camino a pesar de las trabas.
— Nosotros tenemos
una obligación que es luchar contra la colonización cultural. Porque nuestra
primera colonización no es material, es cultural. Y hoy esa colonización
cultural es de tal magnitud que está destruyendo espiritualmente al pueblo
argentino y al pueblo hispanoamericano. De la destrucción económica se sale.
Siempre hemos salido. Porque somos un país riquísimo. Nos sobran recursos. A
nosotros nos falta patriotismo y valores morales suficientes. De la decadencia
económica podremos salir, de la decadencia espiritual es muy difícil.
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