12 DE AGOSTO




Antonio Caponnetto


Hoy la ciudad acampa en su ribera,
el viento del sudeste empuja al río,
trazando orillas que no son de agua.

Albión está encallada en un estuario
que la cartografía de los mares
da por perdido al sur, ignoto y frío.

Sopla el invierno su canción helada,
rastro del mediodía, racha dura,
aire que no perdona al forastero.

Hoy es el día en la ciudad signada.

Bofarrul arengaba a los Miñones,
Juan Gutiérrez plegaba su velamen,
el polvorín de Alzaga está inquieto
y las anclas del bárbaro navío
yacen hundidas en la tierra infértil.

Los riachos del Tigre o San Isidro,
la Chacarita de los Colegiales,
o en Luján, los Corrales o en Olivos,
donde pasa Liniers todos lo aclaman

El ultimátum ya arribó hasta el Fuerte,
la mirada de Beresford se apaga:
“¿Cómo han llegado allí, de las orillas,
armados de trabucos antañones?
¿Quiénes son estos hombres de a caballo,
de a pie, de a puño limpio,o poncho al brazo?
¿De qué cuartel salen mujeres, chicos,
viejos, caudillos,veteranos, frailes,
en qué Academia las terrazas lanzan
aceite hirviendo, piedras o guijarros?
¿Qué táctica es aquella de facones,
de relinchos,caronas y cabestros?
¿Cuándo enseñó el Liceo entre sus aulas
que una reja es puñal o carabina,
cuándo se vio el repique de badajos
animando el coraje de plegarias?”

A bayoneta y paso de carrera
otra vez Bofarrul se abre camino
entre dos centenares de invasores.
Y Liniers en vanguardia, sable enhiesto,
en las calles, la plaza, la recova,
en el pórtico antiguo del santuario,
multiplicando esfuerzos y victorias.
Tres balas condecoran su uniforme,
él escucha un clamor: “¡avance, avance!”
Su nombre y su destino eran Santiago.

Las murallas del Fuerte por asalto,
el puente levadizo que se tumba,
el mástil rojo y gualda, nuevamente,
desfila la derrota, silenciosa.

Hoy es el día en la ciudad signada,
un día medieval, templario, andante.
Santa María de la Reconquista
se llama desde entonces Buenos Aires.



EFRAÍN U. BISCHOFF


El Foro Sanmartiniano comparte el pesar por el fallecimiento de este destacado cordobés, que nos abandona, físicamente, poco antes de cumplir 101 años de una vida dedicada al estudio y difusión del pasado argentino. Era miembro de número de la Academia Sanmartiniana, y miembro correspondiente de la Academia Argentina de la Historia.
A modo de modesto homenaje, agregamos dos antecedentes detallados en un diario de la fecha.
Don Efraín, descanse en paz.





Publicaciones

Ocho décadas de escritura
La vastedad de los textos escritos durante su vida por Efraín U. Bischoff dificulta la tarea de realizar un recuento exacto de sus libros, artículos periodísticos y obras teatrales y radiofónicas. De todas maneras y a grandes rasgos, se estima que, considerados en forma individual, se trató de casi medio millar de trabajos.

Entre sus libros, se destaca como un texto imprescindible de consulta y estudio Historia de Córdoba, que alcanzó su quinta edición (apareció por primera vez en 1969). Otras obras de relevancia son: Historia de los barrios de Córdoba (1986), Barullos en el Monserrat (1988), La Córdoba que vio el Libertador (1948), La Córdoba de antaño (1949), El General San Martín en Córdoba (1950), El cura Brochero (1953), Lecciones de historia de Córdoba (1961) y Tres siglos de teatro en Córdoba 1600-1900 (1961).
También, Córdoba y el tango. Crónica de un azaroso fervor (1966), Los jesuitas y Córdoba (1968), Historia general del periodismo y del periodismo argentino (1975), La Revolución de Mayo y el interior (1978), La Inquisición en Córdoba (1992) y Las avispas de El Panal (1996).

Las obras teatrales, son más de 40, escritas desde 1932. Se destacan Cuando cantan las guitarras (1932), Como la flor del aire (1936), Las mujeres son del Diablo (1938), El guarda 510 (1940), Millonario de ocasión (1940) y La fundación de Córdoba (1980).

También fue importante su producción en obras de radioteatro, ya que por casi 40 años se pusieron al aire más de un millar de capítulos de su autoría. Se trató de capítulos unitarios y de novelas de un mes de duración. Algunos de los títulos son: Rufo, el cantor (1932), Con los jazmines en flor (1934), El romance de Elisa Brown (1935), Sueño de amor (1940), El resplandor de la sangre (1952), Paralelo 32 (1953), El hombre que amaba a las nubes (1954), Una rosa en la pared (1954), La estatua de cristal (1955), El desierto no perdona (1956) y El hijo e’ la Juana (1956), entre muchos otros.

Son innumerables sus artículos para medios como La Voz del Interior, Los Principios y Comercio y Justicia, donde el miércoles se publicó su última nota y al final pidió disculpas por los errores.


Distinciones y premios

Logró el Primer Premio Provincial de Periodistas Cordobeses, en 1951; Segundo Premio Provincial de Literatura, en 1950. Accedería al máximo galardón de este mismo premio en 1952 por su novela Los esclavos no saben morir y lo repetiría en 1953 por Y tendréis un león en vuestra casa.

Fue Premio Universidad Nacional de Córdoba en el Año Sanmartiniano por su libro Córdoba y la Campaña de los Andes; Primer Premio Año Sanmartiniano de la Caja Popular de Ahorro de Córdoba, en 1950, por el libro La Batalla de Maipú y Córdoba; Premio en Concurso del Círculo de la Prensa de Buenos Aires Pérez Companc, en 1971, por Carta para un aniversario, y Premio Adepa por Historia de cuatro siglos de Córdoba (1974).

Logró el Segundo Premio Nacional por Diario cordobés de la Independencia (1966); Premio Soaje Echagüe por la investigación histórica y su labor en la UNC; Premio Jerónimo Luis de Cabrera, otorgado por la Municipalidad de Córdoba (1994); diploma al mérito en Historia de la Fundación Konex (1994); y plaqueta Enrique García Velloso, de Argentores, por su labor autoral.

El 21 de marzo de 1995 fue declarado Ciudadano Ilustre de Córdoba por el Concejo Deliberante de la Capital. Fue elegido entre las 100 mejores figuras de la última década de las letras argentinas. El 10 de junio de 2003, recibió el título de doctor honoris causa de la UNC, entre otros.


La Voz del Interior, 8-8-13