A 200 AÑOS DEL REGRESO


de San Martín de la Campaña Libertadora al Perú

 

Por Gastón Marmonti *­

 

La Prensa, 29.01.2023

 

Un 29 de enero, pero de 1823, hace 200 años, el general José de San Martín y el sargento mayor Manuel de Olazábal se encontraron en Tunuyán, Mendoza, donde hoy se levanta el majestuoso monumento que representa aquel suceso. Habían transcurrido dos años y algunos meses desde la partida del Libertador rumbo a la hermana República del Perú.­

 

José de San Martín, muy deteriorado de salud desde que dejó el Perú, tenía 45 años y estaba próximo a los 46, que cumpliría en febrero. Lo escoltaba una pequeña guardia chilena, recortando la falda del Portillo. Manuel de Olazábal, con 23 años recién cumplidos en diciembre, había salido al encuentro del general como si hubiese estado esperando a su padre, don Benito.­

 

La camaradería, el compañerismo, la lealtad, el espíritu de cuerpo son algo que labramos inconscientemente los soldados. Compartir sufrimientos, penurias, alegrías, victorias. en los cuarteles, en los campos de instrucción y de batalla, forja recuerdos que no se borran de nuestras memorias.­

 

Ahora bien, esta camaradería fue cimentada en el Cuerpo de Granaderos a Caballo. Entonces hablamos de una élite de soldados seleccionados para combatir por la causa de la emancipación sudamericana hasta los confines del continente. Y si lo ordena San Martín, hasta el fin del mundo. Los Granaderos a Caballo, sin disimular soberbia, ostentan una sola cosa: fueron instruidos personalmente por el teniente coronel San Martín desde 1812. Imaginemos, pues, cuán grande es este lazo que une a San Martín y a Olazábal.­

 

EL CUARTEL DEL RETIRO Y A LA BANDA ORIENTAL­

 

Manuel de Olazábal, que ingresó en enero de 1813 como cadete al recientemente creado Regimiento de Granaderos a Caballo, fue moldeado entre el 3º y 4º Escuadrón. Estas subunidades, a órdenes del segundo jefe del Regimiento, teniente coronel Zapiola, marcharían a reforzar el sitio de Montevideo y a la consecución de la Campaña a la Banda Oriental.­

 

El portaestandarte Olazábal del 4º Escuadrón empezó a formarse como oficial con soldados de la talla de Manuel Escalada, Castelli, O'Brien, Lavalle, Merlo, Murillo y Escobar en el 4º Escuadrón. Y, en el 3º, con Ramallo, Izquierdo, Suárez, Barros, Bouchard, Peña y otros más. Cuna de héroes en la Banda Oriental y condecorados, en su mayoría, en Chile y en el Perú.­

 

Pero el joven Manuel, de apenas 14 años, se va convirtiendo en un héroe más, entre tanta gloria y orgullo de pertenecer a este Cuerpo. Son incontables las acciones de coraje y heroísmo que este oficial demuestra contra un oponente irregular.­

 

A MENDOZA­

 

En 1815, el coronel San Martín es gobernador intendente de Cuyo y, con el apoyo del director Juan Martín de Pueyrredón, traza el Plan Continental para dar la libertad a los pueblos de Sudamérica. Es tiempo de crear el Ejército de los Andes. El Regimiento de Granaderos a Caballo debe reunirse en Mendoza. Sus escuadrones han estado combatiendo por separado, tanto en el Alto Perú como en la Banda Oriental. Cuatro batallones de Infantería y la escolta del comandante engrosan las huestes independentistas.­

 

En 1816, Olazábal, que no escapa a los encantos de las hermosas señoritas mendocinas, conoce a Laureana Ferrari, de 13 años. El joven mozo alcanza los 16. Laureana es una dama mendocina, amiga de Remedios de Escalada. Junto con Dolores Prats de Huisi, Margarita Corbalán y Mercedes Morón aceptan la propuesta del Gran Capitán de diseñar, armar, bordar y confeccionar la Bandera del Ejército de los Andes antes del 6 de enero (celebración de Reyes) de 1817.­

 

De todas ellas, solo Mercedes Morón la volverá a ver (antes de su fallecimiento en 1893), expuesta en la Casa de Gobierno de Mendoza, como testimonio de la hazaña que se gestó en esa provincia.­

 

La ebullición que produce formar un ejército en Cuyo, y más en la capital mendocina, se va haciendo más silenciosa. Es que cada vez suenan menos campanas en las iglesias de la ciudad y en los pueblos de alrededor. Son ahora flamantes cañones de la artillería del marino Blanco Encalada. El fraile Beltrán es el hacedor de todo el arsenal. De las fábricas de pólvora y mixtos, de fusiles, de sables y hasta de los ingenios en puentes colgantes y aparejos para sortear quebradas con los Barreteros de Cuyo. Esto tiene que permitir que 5.200 almas humanas y 12.200 almas animales crucen por seis pasos en simultáneo en el verano cuyano.­

 

El teniente Manuel de Olazábal integra la escolta del comandante a órdenes del capitán Necochea. Cada vez queda menos tiempo para traspasar la cordillera y el único que sabe cuándo y por dónde es el Gran Capitán.­

 

TRES AÑOS EN CHILE Y REGRESO A MENDOZA­

 

Finalmente, el 20 de enero de 1817, el Ejército de los Andes y un destacamento de auxiliares chilenos con el brigadier O`Higgins en la vanguardia del grueso desafían los Andes. Lo harán en otras dos oportunidades, y San Martín, tres veces más. La Virgen del Carmen protege a los soldados independentistas y a los realistas, del otro lado de la cordillera. De este lado, el santo rosario y el escapulario de la Virgen constituyen el escudo para asegurar la victoria en la batalla y el regreso al hogar, Dios mediante.­

 

La bandera del Ejército de los Andes y la bandera de la Patria Vieja de Chile ya flamean señalando con ráfagas de viento la dirección del esfuerzo y la ubicación de San Martín y su escolta. Interminables filas de hombres y animales hormiguean por las sendas de la montaña, emponchados a cubierto y protegiendo a los animales. Animales, monturas, pellones, cueros, ropa, mantas, ponchos, bronces, hierros, maderas, comida, agua potable: todo ha sido puesto a disposición por el pueblo mendocino. No ha quedado nada, sino el orgullo con lágrimas de ver partir al ejército del coronel mayor San Martín, rumbo a la gloria.­

 

Entre 1817 y 1819, Olazábal combate contra los puestos adelantados españoles en plena cordillera, en la mañana de Chacabuco, en la primera campaña al sur a órdenes del coronel Las Heras, y después con el brigadier O`Higgins, en el fallido asalto a la fortaleza de Talcahuano, donde pone fuera de combate los cañones españoles y después se retira. Ya con el Ejército Unido argentino-chileno, participa heroicamente en la derrota de Cancha Rayada, cerca de Talca. Finalmente, queda adelantado al sur de Santiago, junto a la caballería independiente, manteniendo en desvelo a la Fuerza Real que avanza de sur a norte hacia la capital chilena. Está presente en todos los actos trascendentes de la victoria de Maipú.­

 

Luego de la campaña de pacificación al sur, algunos, como Olazábal, han preferido volver al hogar y no continuar la Expedición Libertadora al Perú. Culmina su paso por los Granaderos a Caballo con el grado de capitán.­

 

Ese mismo año, contrae enlace con su amada Laureana Ferrari. El capitán general del Ejército es el padrino de la boda y luego será padrino del primer hijo de los Olazábal. Seguramente, en agosto de 1820, despide al Libertador y a sus camaradas de armas, que parten al Perú a completar la hazaña independentista.­

 

SAN MARTIN EMPRENDE EL REGRESO AL PAIS­

 

Perú es independiente por la acción del Ejército Libertador del general San Martín y por las finanzas de la República de Chile que preside el general O`Higgins. Es independiente, aunque no libre.­

 

Finalizada la entrevista en Guayaquil con el general Simón Bolívar en julio de 1822, San Martín da cuenta de que su paso por el Perú está llegando al final. Su protectorado como tal tiene que dar lugar a los representantes genuinos del Perú en un Congreso; las fuerzas patriotas no son suficientes para concluir la campaña militar, y su continuidad traerá más perjuicio que beneficio al país y a su salud, ya muy dañada.­

 

Es tiempo de dar lugar al Libertador del Norte para que culmine con la fuerza española, que ahora se aferra en el Cuzco y en el Alto Perú.­

 

En la noche del 20 de septiembre de 1822, habla con su secretario, Tomás Guido, y se embarca rumbo a Santiago. Si bien en su mente no hay un plan pergeñado, va dando pasos firmes, todos direccionados hacia su país. La pequeña estancia "La Magdalena", con su hacienda, será ese pequeño rincón suyo en Mendoza.­

 

El 12 de octubre, arriba a Valparaíso, Chile. Antes de desembarcar, recibe elogios en una carta de su exsecretario del Ejército de los Andes, José Ignacio Zenteno. Pero también, desde Valparaíso, el capitán Thomas Cochrane trata de culparlo en una causa de traición en el Perú y crear un clima anti sanmartiniano. Aparece nuevamente la figura de su amigo O`Higgins para defenderlo, protegerlo, cobijarlo, reponerlo de su deteriorada salud y prepararle su regreso a la Argentina. Habían empezado las calumnias.­

 

Guido con pesar le advirtió de que esto es lo que cabía esperar ahora que había colgado la espada y quedado expuesto a viejos celos y ambiciones (Guido a San Martín, Lima, 11 de junio de 1823, DASM, vol. VI, pp 450-454).­

 

Le ha escrito una frase proverbial, que se irá cumpliendo en forma triste, amarga y real.­

 

Olazábal toma mate, envuelto en el fresco de la montaña mendocina y en el amanecer del Portillo. Algún cóndor sobrevuela los senderos cordilleranos, tal como casi tres años atrás.­

 

El capitán espera a su jefe de Regimiento, al general del Ejército de los Andes, al padrino de su boda y de su hijo mayor, que ya camina. Tienen tantas cosas que contarse. Es la camaradería de los soldados y de dos oficiales de Granaderos a Caballo. Mendoza radiante, crecida como su hijo, lo espera para abrazarlo y agradecerle.­

 

Al cumplirse el bicentenario del regreso del general San Martín al país, resulta sustantivo pensar e imaginar ese momento. Sumarnos al capitán Olazábal y recibir al Padre de la Patria que llega cansado, fatigado, a Mendoza. El empezó a trazar los límites de nuestro país: derrotando en el campo de batalla el poder colonial español que sometía a la América del Sur y señalándonos en cada estatua ecuestre el camino de la libertad y del bien común, como hombre y como ciudadano argentino.­

 

* Coronel. Director del Servicio Histórico del Ejército Argentino.­

5 MIL HOMBRES, 9300 MULAS Y 1600 CABALLOS


 cómo planeó San Martín el increíble cruce de los Andes

 

La vanguardia de las tropas partieron de El Plumerillo, en Mendoza, el 17 de enero de 1817

 

Adrián Pignatelli

 

17 de Enero de 2023

 

El 12 de septiembre de 1814 José de San Martín cumplió su primera parte del plan: asumió como gobernador de Cuyo, una jurisdicción recientemente creada que comprendía Mendoza, San Juan y San Luis donde vivían unas diez mil personas, además de tres mil emigrados chilenos. Desde allí se lanzaría a conquistar “esos montes”, como él llamaba a la imponente Cordillera de los Andes.

 

En Mendoza vivió junto a su esposa Remedios de Escalada en una casa que el cabildo le alquiló a Trinidad Alvarez, en la actual calle Corrientes 343. Destruida por el terremoto de 1861, por años funcionó en esa dirección un taller mecánico. Hoy es el Museo de Sitio y Centro de Interpretación Casa de San Martín. Ahí nació su hija Mercedes, el 24 de agosto de 1816.

 

San Martín trajo el proyecto libertador en su cabeza cuando desembarcó en Buenos Aires en marzo de 1812. Cuando por fin se declaró la independencia el 9 de julio de 1816 bastaron dos días con sus noches para arreglar la operación con el flamante director supremo, Juan Martín de Pueyrredón. “Ya no nos resta más que empezar la obra”, escribió.

 

Entendió que para llevar adelante su plan libertador debía generar recursos, más allá de la ayuda del gobierno. Para ello construyó un consenso con el sector mercantil local y arregló algunos conflictos entre los cabildos de Mendoza y San Juan. La situación se complicó cuando el 2 de octubre de 1814, con la derrota de Rancagua, Chile cayó bajo el dominio español, y se cortó el comercio con Mendoza, que dependía en gran medida de las divisas que ese intercambio generaba.

 

San Martín se dedicó a estimular la producción, reactivando el comercio local de vino, aguardiente, fruta seca y harina; amplió las áreas cultivables con la apertura de canales de riego, le dio un impulso a la minería y a los artesanos locales. En el tema social, armó dispensarios, en los que se aplicaba la vacuna antivariólica e instrumentó medidas de prevención contra la rabia.

 

Los fondos generados le ayudaron a iniciar un proceso de militarización inédito. Para ello, a escasos cinco kilómetros al noroeste de la ciudad de Mendoza, le encomendó al tucumano José Antonio Alvarez Condarco, cartógrafo y experto en explosivos, el diseño de un campamento militar. El Plumerillo fue el núcleo del origen del poder militar pensado y diseñado por San Martín, quien había hecho convocar a los escuadrones de sus granaderos, desperdigados en distintos puntos del país.

 

Contaba con galpones, divididos por compañías, con alojamiento para oficiales, barracas para la tropa y otras construcciones. Los granaderos estaban alojados en barracas aparte. En el centro había una gran plaza, donde se desarrollaban ejercicios de instrucción, y sobre uno de los fondos del cuartel, un inmenso paredón servía para las prácticas de tiro. Cuando se liberó Chile, El Plumerillo fue desmantelado, se devolvieron los materiales a sus donantes, y los sobrantes se repartió entre la gente humilde para que pudieran construir sus casas.

 

Así, el domingo 5 de enero de 1817 fue un día de fiesta en la ciudad de Mendoza. El general correntino de 39 años, de marcado acento español, presentaba en tierra cuyana un ejército, hasta entonces sin precedentes, para liberar a chilenos y peruanos.

 

El cura Beltrán

 

Entre los miles de emigrados de Chile, había un franciscano fanático de la ciencia, de la matemática, de la física y de la química, que ya en ese país se había metido de puro curioso en los talleres del ejército de O’Higgins y le había reorganizado el trabajo. Con esos antecedentes, en marzo de 1815 San Martín nombró a fray Luis Beltrán teniente segundo del tercer batallón de artillería y lo puso al frente de la incipiente maestranza y talleres, que el cura transformó en un numeroso equipo de 700 herreros, artesanos y obreros que los turnos rotativos hicieron que el trabajo nunca parase.

 

Beltrán quedaría ronco para siempre por los constantes gritos y órdenes que, incansablemente, impartía. Todo metal existente en el territorio fue fundido en sus fraguas, de las que salieron municiones, balas de cañón, espadas, fusiles, lanzas, herraduras, uniformes y calzados. También inventó arneses y carros para transportar la artillería por la montaña. “Célebre, digno, incansable”, lo describió en sus memorias el capitán de artillería, el inglés Guillermo Miller, que combatió en las filas patriotas como oficial de artillería.

 

“Las medidas estaban tomadas para ocultar al enemigo el punto de ataque. Si se consigue y nos dejan poner pie en el llano, la cosa está asegurada. En fin, haremos cuanto se pueda para salir bien, pues sino todo se lo lleva el diablo”, escribió San Martín a Tomás Guido. Así que debió engañar y confundir al poderoso ejército español que aguardaba del otro lado de la cordillera.

 

Álvarez de Condarco, de memoria

 

San Martín determinó cruzar por seis pasos, dos principales, el de los Patos y Uspallata y cuatro secundarios: Come caballos, Guana, Portillo y Planchón. Era una empresa que guardaba similitud con un plan inglés de 1800 presentado por el Mayor General Thomas Maitland y que fuera revelado en un apasionante trabajo de Rodolfo Terragno. Mandó a Chile supuestos desertores que revelaban distintos planes, que no hicieron más que confundir a los godos.

 

Con la excusa de enviar una copia oficial del acta de la independencia de las Provincias Unidas al gobernador español Casimiro Marcó del Pont, San Martín encomendó a Álvarez Condarco que cruzase a Chile por el paso de los Patos. Debía memorizar todos los detalles ya que si lo sorprendían con anotaciones equivaldría a ser fusilado por espía. Sabía que Marcó del Pont intimaría a Álvarez de Condarco a regresar por el paso más corto, el de Uspallata, cosa que sucedió, aunque estuvo a punto de ser fusilado. De todas formas, se tuvo el relevamiento de los dos pasos principales.

 

No dejó ningún detalle librado al azar. En una reunión celebrada en el fuerte de San Carlos, a 200 kilómetros al sur de Mendoza, le pidió permiso al cacique pehuenche Ñancuñan para pasar por sus tierras, al pie de la cordillera. Sabía que la información se filtraría a los españoles.

 

San Martín había logrado armar un ejército de 5423 hombres, de los cuales unos 3600 eran cuyanos. También se reclutaron 710 esclavos que fueron a engrosar la infantería. Pensar que cuando se había hecho cargo de la gobernación, lo acompañaban 180 reclutas del Batallón N° 8 de Buenos Aires.

 

Del otro lado de la cordillera, aguardaban 7600 españoles. Aunque no sabían dónde hacerlo.

 

La bandera

 

Fue en la cena de la Nochebuena de 1816 que San Martín propuso a las mujeres allí reunidas la confección de una bandera. Mercedes Alvarez, Margarita Corvalán, su esposa Remedios y Laureana Ferrari, futura esposa de Manuel Olazábal, tuvieron la tarea de confeccionarla. El general le indicó que debía estar lista para el día de su jura, prevista para el 5 de enero. Fue difícil hallar la tela adecuada, pero en la madrugada de ese día estuvo lista.

 

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Ese 5 de enero, a las cinco de la mañana, el ejército salió de El Plumerillo, haciendo sonar sus tambores. A la ciudad de Mendoza, con sus calles engalanadas, ingresaron por la cañada y fueron recibidos con los repiques de las campanas de las iglesias. Los jefes y oficiales se dirigieron al Convento de San Francisco y consagraron a la Virgen del Carmen patrona del ejército. En la iglesia matriz el canónigo José Lorenzo Güiraldez bendijo a la bandera, colocada en una bandeja de plata, además del bastón de mando y el sable de San Martín, y luego se celebró misa, con procesión incluida.

 

A las cuatro de la tarde, de vuelta en El Plumerillo, se hizo la jura. “Soldados. Esta es la primera bandera que se ha levantado en América. Jurad sostenerla, muriendo en su defensa, como yo lo juro”, alentó San Martín.

 

En la ciudad hubo tres días de fiesta. Y las autoridades organizaron comidas y recepciones para los oficiales y hasta hubo una corrida de toros.

 

Era momento de aplicar el operativo engaño que había ideado San Martín. Primero partieron divisiones ligeras que fueron seguidas, el día 9, por 40 infantes y 100 de caballería que cruzarían por el Paso de Guana, en San Juan. Otros 130 infantes lo harían por Come Caballos, en La Rioja. Los 80 infantes y 25 granaderos al mando de Freire cruzarían por El Planchón, en el sur mendocino y 55 hombres por El Portillo, un poco más al norte que el anterior.

 

El 17 de enero partió la vanguardia y luego lo hizo el grueso del ejército que alcanzaría Chile por los dos pasos centrales, Los Patos y Uspallata. El 19 fue el turno de la división más numerosa, al mando de Estanislao Soler, Bernardo O’Higgins y José Matías Zapiola.

 

El frente de los cruces ocupó 800 kilómetros y San Martín calculó que para el 21 ya habrían de haber dejado la provincia.

 

Se llevaron 120 disparos para cada pieza de artillería, 900 mil cartuchos de fusil y 180 cargas de armas de repuesto. La expedición incluía médicos y sus encargados; una compañía de obreros; 120 trabajadores con sus herramientas para hacer transitables los caminos; 1200 hombres de milicias encargados de las mulas de repuesto y el transporte de la artillería. Entre la carga se contaban provisiones para 15 días para 5200 hombres y 113 cargas de vino para suministrar a cada soldado una botella diaria.

 

La alimentación prevista era carne curada, sazonada con pimienta; se llevaron además 700 bueyes y la dieta incluyó maíz tostado, galleta y una importante cantidad de cebolla y ajo, éste último indispensable para combatir el apunamiento, especialmente en los animales, a los que se debía refregar con ajo sus hocicos. De las 9281 mulas y 1600 caballos, solo 4300 mulas y 500 caballos llegaron a Chile.

 

Muchos soldados además perecieron por los intensos fríos, la escasez de leña y la falta de agua.

 

San Martín solo llevaba 14.000 pesos para todo el ejército. Bartolomé Mitre describió que iba vestido con una chaqueta y abrigado con pieles de nutria y arriba un capote de campaña. Calzaba botas granaderas con espuelas de bronce, ceñido a su cintura su sable corvo comprado de segunda mano en una tienda de Londres y su típico sombrero falucho atado y, por las dudas, sostenido por un pañuelo, debido a los fuertes vientos.

 

Tenía problemas de salud. En 1814 había comenzado a sufrir de úlcera, que se revelarían en ataques de sangre, como él los describía y ya, estando en Mendoza, para poder dormir, debía hacerlo sentado en una silla, producto seguramente del asma. Su círculo de ayudantes no veía con buenos ojos el uso desmedido que hacía del opio, para aliviar sus dolores reumáticos.

 

Aun así, llegó a Chile al frente de su ejército. Luego de algunas escaramuzas con avanzadas realistas, el 10 de febrero las dos columnas principales se reunieron en la cuesta de Chacabuco. La mayor locura de la historia ya era una genial realidad.

MARCELO GULLO


 el argentino que es bestseller en España con sus libros que demuelen la Leyenda Negra de la conquista

 

Claudia Peiró

 

Infobae, 14 de Enero de 2023

 

Nadie es profeta en su tierra, suele decirse, y en el caso del rosarino Marcelo Gullo, doctor en ciencias Políticas y profesor en la Escuela Superior de Guerra y en universidades, parece cumplirse la sentencia bíblica. Su libro Madre Patria, cuyo subtítulo es Desmontando la leyenda negra de Bartolomé de las Casas al separatismo catalán, publicado en España en mayo de 2021, se puso de inmediato al tope de ventas en todas las categorías, y permanece hasta ahora entre los libros mejor vendidos en la categoría historia y política. No se trata del primer título de Gullo que ya ha publicado varios ensayos en nuestro país, pero sí del primero editado en España.

 

A Madre Patria, le siguió Nada por lo que pedir perdón. La importancia del legado español frente a las atrocidades cometidas por los enemigos de España (Espasa, 2022), libro en el que no sólo defiende a España de las acusaciones ya seculares de genocidio y espoliación del continente americano, sino que sostiene que el imperio español fue de un carácter civilizador muy diferente al que desarrollaron otras potencias colonialistas, como Inglaterra, Holanda o Francia, que no por casualidad son las más entusiastas en la difusión de la Leyenda Negra sobre la conquista y colonización españolas.

 

El año pasado, el libro fue primero en ventas en España en su categoría en octubre, mientras que en el mismo mes Madre Patria seguía en el top five.

 

Sin embargo, ninguno de esos dos títulos está en venta en las librerías de la Argentina, ni en ningún otro país hispanoamericano. Hasta ahora, ni siquiera las socias o sucursales de las casas que editaron los libros en España han querido editarlos de este lado del Atlántico. No quiere decir que no se lean en el país; los interesados los encargan a España o los adquieren en formato digital.

 

Lo que sí se edita y reedita por estos pagos es la rancia leyenda negra antiespañola a la que han adherido con entusiasmo los gobiernos bolivarianos de la región y los progresistas en general. Tan es así, que en 2021, el mismísimo Andrés Manuel López Obrador increpó públicamente a Marcelo Gullo por sus tesis. El presidente mexicano es uno de los más entusiastas adeptos de la teoría de que España debe pedir perdón por lo que califica de “ocupación militar” de América, a la vez que, cuando se encuentra con sus pares estadounidenses, no les reclama nada por los agravios pasados y los llena de elogios.

 

En esta entrevista con Infobae, Gullo explica las razones de esta “actualidad” de las críticas a España y de la censura a sus libros. La Leyenda Negra “tiene los pies de barro”, dice, y por eso sus cultores eluden el debate.

 

— Escribiste dos libros, uno en el 2021, otro en octubre de 2022, ambos son best sellers en España, pero acá, en tu país, no se venden.

 

— No, no se venden. En ninguna librería de Hispanoamérica. No se vende en México, ni en Bogotá, ni en Medellín, ni en Cuenca, ni en Quito, ni en Guayaquil, ni en Buenos Aires.

 

— ¿Con qué tema te metiste como para que estos dos libros tan exitosos, que han estado en los primeros puestos de venta por varios meses en España, generen tanto rechazo acá?

 

— Bueno, con el nudo del progresismo, ¿no? Con el nudo del progresismo, que es la nueva ideología de subordinación de la oligarquía financiera mundial. La oligarquía financiera mundial es el gran actor de las relaciones internacionales. Existió siempre, pero toma una autonomía muy importante después de la caída del Muro de Berlín, la disolución de la Unión Soviética, la revolución tecnológica y sobre todo a partir del gobierno de Barack Obama.

El progresismo tiene tres ejes principales: el aborto serial, a como dé lugar, la ideología de género y la falsificación de la historia. Porque el origen de la mala política es la falsificación de la historia. En el caso nuestro, de nuestro subcontinente, esa falsificación de la historia comienza por la conquista española de América. Dice Perón, yo lo cito en el libro, que si la Argentina negara a España, quedaría inmediatamente vacía y todas sus ideas carecerían de originalidad. Mi libro se mete con uno de los pilares de la subordinación ideológica que es la falsa historia de la conquista española de América, lo que comúnmente se ha denominado leyenda negra.

 

— Se está instalando la visión de que los españoles vinieron a acá, saquearon y exterminaron, pero cómo surgieron las naciones hispanoamericanas si no es por esa misma llegada de los españoles. ¿Qué es México? Un país mestizo. Perú, Bolivia, todos países mestizos que surgen de la colonización. Se pretende negar la génesis misma de este continente.

 

— Bueno, el marxismo clásico, no el marxismo nacional que en Argentina encabezó Jorge Abelardo Ramos, siempre negó la idea de nación. Entonces esto no es nada más que un revival de la negación misma de nuestra nación. Una nación inconclusa, que se extiende desde California, no desde Río Grande, desde California hasta la Tierra del Fuego. Que tiene su origen a partir de aquella fecha magnífica, y no digo magnífica por casualidad, que fue 1492. Porque antes de que España llegara a América lo que había en América no era un paraíso terrenal, era un infierno. Esa es la verdad.

La verdad que los negro-legendarios ocultan es que esto era un infierno. En Colombia, en lo que hoy es la ciudad de Popayán, estaban los pijaos. ¿Qué hacían esos simpáticos pijaos? Cuando atacaban una tribu chibcha, mataban a todos los hombres y se los comían, pero no a las mujeres chibchas. Las capturaban para que sirviesen como vacas. Las iban continuamente dejando embarazadas y cuando los niños llegaban a los 12 años, se los comían. Se comían a sus propios hijos. Esto no lo dice un católico ni un hombre de derecha, lo decían los antropólogos de izquierda en 1940. Antropólogos colombianos.

 

¿Y qué había en México? Una nación opresora, la azteca, que oprimía a decenas de otras naciones. ¿Qué les pedía? ¿Materias primas? No. ¿Horas de trabajo?, diría Marx. No. Les pedía a sus hijos, a sus nietos, a sus hermanos, para llevarlos a un altar, sacarles el corazón. No era un ritual simplemente religioso, después se los comían. Los partían como si fuesen pollos o cerdos. A mí me causa una gracia bárbara cuando van y les muestran a los turistas las lindas pirámides que tenían los aztecas, qué maravilla de tecnología. Pero uno no admira una civilización por sus obras materiales, sino por sus valores. Y los valores de esta gente eran inexistentes, se comían a los otros seres humanos. Esa es la verdad que los negro-legendarios ocultan. Cada vez que se hace una excavación en México en el Metro encuentran paredes y más paredes de cráneos humanos. ¿Cómo van a ocultar eso? No tienen forma. Tienen que mentir. Son unos mentirosos.

 

— ¿Por qué esta leyenda negra? Porque nace casi con la conquista, ya que la generan los competidores de España. ¿Pero por qué está resurgiendo? En los últimos 20, 30 años, en particular.

 

— Muy sencillo, porque los gobiernos actuales de Hispanoamérica, que no son gobiernos de izquierda, son gobiernos progresistas, no son rojos sino rosados, son sirvientes de la oligarquía financiera mundial, el señor (Gustavo) Petro, el señor Evo Morales, el señor (Gabriel) Boric, (Pedro) Castillo, que ahora está preso, no son nada más que la mano de obra más barata que ha tenido jamás el imperialismo internacional del dinero. ¿Qué quiere el imperialismo, qué quiso siempre, qué quiere hoy su heredera que es la oligarquía financiera mundial? Quiere Estados pequeñitos. Cuanto más pequeñitos, mejor, más fáciles de dominar.

Entonces si yo digo, como dicen los negro-legendarios que antes de la llegada de los españoles había en América un paraíso, 700 o 1.000 lenguas distintas con 700 naciones distintas, ¿qué hay que hacer? Rechazar lo que trajo el supuesto invasor, la lengua, los valores, volver a esas supuestas naciones originarias y entonces que se empiece a hablar guajiro, quechua, aimara, y se excluya completamente al español. Que se empiece a hablar mapuche en el Sur de Chile, al principio en la escuela primaria, después en la secundaria, después en la universidad, después en la administración pública y después que nadie más hable español. Y como decía Manuel Ugarte, que ya lo vio esto en la década de 1920, siempre la fragmentación lingüística es la antesala de la fragmentación política.

Entonces estos muchachos, estos buenos muchachos ¿a qué nos conducen? A una fragmentación política a través de la fragmentación lingüística. Han tomado como bandera el odio a España, la leyenda negra, porque han abandonado la defensa de los trabajadores. Han abandonado las viejas banderas de izquierda. Han abandonado el buscar la justicia social, el defender a los pobres. ¿Ahora qué defienden? Nada. A los pueblos originarios que son originarios de Asia. Pero a los trabajadores no, porque las leyes que puso el neoliberalismo en Argentina un gobierno progresista jamás las sacó. La apertura indiscriminada de la economía el gobierno progresista jamás la sacó. Muy progresistas, pero en justicia social no. Volver a los derechos de los trabajadores no.

 

— Se instalan falsas contradicciones además. Se inventa por ejemplo que la Argentina actual es una sociedad patriarcal, o que nuestro problema es el racismo. Se instalan problemas artificiales. Pero vos decís que estas políticas están afectando incluso a la sociedad norteamericana. Eso es novedoso. Y es verdad que hemos visto cosas muy graves, una agudización de los enfrentamientos y de la violencia social.

 

— Sí, hemos visto por ejemplo derribar la estatua de Washington, de Jefferson. No seré yo quien los defienda a ellos. Pero ¿qué pasa?, que esta oligarquía financiera mundial siempre actuó primero aliada a Inglaterra, después a los Estados Unidos; cuando vio que Inglaterra se iba para abajo y Estados Unidos ascendía como poder, se alió con los Estados Unidos. Porque siempre necesita de alguien que sea su garrote. Ahora, cuando ya tuvo tal autonomía que puede dar golpes de mercado y maneja los medios de comunicación, se empieza a desprender de los Estados y empieza incluso a subordinar y a tratar de destruir a los mismos Estados antes aliados con ella.

Entonces lo que vemos es una demolición de Occidente, quieren destruir toda la cultura occidental. Y resulta que en Estados Unidos no se puede estudiar más a Beethoven porque Beethoven era racista. Yo les digo pero muchachos, no sean ignorantes, a Beethoven le llamaban el español en Alemania. A él lo discriminaban porque para Alemania era morochito. Era morocho, petiso, así que lo llamaban el toro español. Lo discriminaban. ¿A Beethoven lo acusan de racista? ¿Ustedes no estudiaron nunca nada? No quieren que se lea La Ilíada porque en esa época tenían esclavos, pero pedazo de ignorante, los esclavos en Grecia eran blancos, no negros, blancos eran. Acá hay una idea de destruir la civilización occidental y todo lo que ella representó, lo bueno, no lo malo. Porque Occidente a partir del imperialismo inglés, su consagración y su hegemonía mundial, se transformó en imperialismo. Pero había un montón de cosas para rescatar del verdadero Occidente. Que se parte con la Reforma, esa es la verdad. Y hay una deriva ahí en Inglaterra donde se consagra que es bueno lo que es útil. ¿Y qué es bueno? Lo que me hace ganar dinero. Ni el bien, ni la verdad, ni la belleza, ni la justicia.

 

— Tu libro se llama “Nada por lo que pedir perdón”, en alusión a los constantes reclamos, 500 años después, de que España pida perdón, que la Iglesia Católica, por supuesto, que es otro blanco de estas políticas, pida perdón. ¿Cómo se explica que un argentino escriba lo que los españoles deberían haber dicho hace rato? Muchos en la élite española se hacen esa autocrítica exigida; en 2019 no conmemoraron los 500 años de la conquista de México, por ejemplo.

 

— Porque España vive una subordinación ideológica perfecta. Que también la vive Argentina. Estoy dándole vueltas a una especie de paralelismo entre la historia de España y la historia de Argentina que fueron las únicas dos naciones hispánicas, dos pueblos hispánicos, que lograron industrializarse después de la Segunda Guerra mundial. Es decir nosotros nos quedamos retrasados en historia de la humanidad en materia de poder, porque no logramos industrializarnos. A partir de 1750, Inglaterra se industrializa, después Francia, Estados Unidos… Tardíamente, pero aceleradamente, la Argentina se industrializa después de 1943/45. España, después de la Segunda Guerra Mundial. Y curiosamente estas únicas naciones que habían adquirido poder a través de la industria, porque la industria es poder, sufren una subordinación gigantesca.

Primero una subordinación económica, a ambas se les amputa su aparato industrial. Acá con la dictadura militar comienza el desmantelamiento del aparato industrial, con la sangrienta dictadura militar. Allá, después, en la década del 70 y en los 80. Esa amputación en Argentina es sin anestesia. Allá con la anestesia del confort que daba el turismo. Se les amputa primero la soberanía económica a través de la pérdida de la industria. Después, la soberanía militar, en Argentina con la excusa de la Guerra de Malvinas: desmantelamiento de la industria militar, destrucción del ejército. Allá también, con la incorporación a la OTAN. Pero siempre allá con anestesia. Allá se pagan buenos sueldos a los militares, acá no. Allá con anestesia, acá sin anestesia, la operación de amputar un miembro. Y después se nos amputó la soberanía cultural a través de la falsificación y de la negación de nosotros mismos. Lo mismo allá, siempre con anestesia.

Y entonces una sociedad que estaba adormecida, completamente subordinada por los medios de comunicación, con una izquierda cipaya que odia a España, -hay excepciones, por supuesto, como Alfonso Guerra, que hace el prólogo de mi libro Madre Patria-, pero la verdad es que hoy hay una izquierda cipaya en España que odia a España, e impone esto. Entonces yo digo pero muchachos, escúchenme, están todos locos, qué les pasa. Hay que despertarse. Si eso no fue así, si se puede probar que no fue así. No quiere decir que España no cometió errores, no. No quiere decir que no pecó, porque España cuando peca, peca mucho. Quiere decir que las obras positivas fueron mucho más que las obras negativas, porque si no querría decir que hay pueblos de santos, y no hay pueblos de santos. Había héroes y había malvados, asesinos, había mujeres virtuosas y mujeres prostitutas. Y hay hombres que al mismo tiempo tienen actos heroicos y actos repudiables.

¿Quién en la vida ha sido un santo? Hay algunos, muy poquitos. Entonces uno mismo en su vida tiene actos buenos y actos malos. Lo que hay que ver al final de la vida es si fueron más las partes positivas que las partes negativas. Y la presencia de España en América es mucho más positiva que negativa. Yo me pregunto siempre, si España vino solo a robar, matar y asesinar ¿por qué entonces creó treinta y pico de universidades? ¿Por qué sembró América de universidades? ¿Por qué sembró de hospitales gratuitos para negros, para pobres, para indios, para blancos? Pero sobre todo por qué enseñó en esas universidades que el poder venía de Dios, Dios se lo daba al pueblo, que el rey debía comportarse como un padre y si no lo hacía así el pueblo tenía derecho a la revolución, incluso al tiranicidio. Maquiavelo diría pero España estaba loca, y yo le contesto a don Nicola no, no estaba loca España, lo que pasa es que España nunca consideró a América como una colonia. Nunca la consideró como un botín.

 

— Por lo menos en tiempos de los Habsburgo. Cambió con la llegada de los Borbones al trono y ahí…

 

— Con la llegada del primer Borbón a España que era un francés que odiaba a España que gobernó 40 años, 40 años. Y que era nieto de nada más y nada menos que de Luis XIV, el enemigo acérrimo de España. Y ahí se produce un trauma gigantesco.

 

— Ahí cambia mucho el enfoque. Y en parte es la explicación de las guerras de independencia, porque la necedad de la monarquía borbónica lleva a una ruptura total. ¿Cuántas veces los patriotas americanos le propusieron a España una relación de igual a igual? Y Fernando, el tarado, perdón, de Fernando VII no aceptó.

 

— No quiso. Pero además es con el primer Borbón que España asume la leyenda negra. Porque él llega y se llena de obras de teatro negro-legendarias. Las obras de teatro eran como si fuese Netflix hoy. Todo el mundo iba. Y todas, Madrid, Zaragoza, llenas de obras de teatro importadas de Francia negro legendarias donde hablaban pestes de Pizarro, de Cortés, de Isabel, de Fernando, pestes. Y ahí la nobleza española estuvo muy mal, llenando esos teatros, aplaudiendo. De rodillas ante el primer Borbón. Denigrándose a sí mismos. Eso causó un trauma gigantesco porque había un montón de hispanoamericanos que estaban allá e iban al teatro y decían bueno, si esto mismo lo dice la monarquía española quiere decir que fue así. A confesión de partes, relevo de pruebas. Eso causó un trauma gigantesco del cual no pudimos salir hasta el día de hoy. En mis libros están todas las obras de teatro con el autor, el contenido de cada obra y cómo eran las traducciones que venían del francés, porque eran todas traducciones francesas.

 

— La historia contra fáctica es un buen ejercicio para este tema: el encuentro de América con Europa tarde o temprano se iba a producir. Era inevitable. Por lo tanto, los críticos de la conquista española deberían pensar qué hubiera pasado si, en vez de venir los españoles, venían otros. Les hubiera ido bárbaro a los indígenas americanos ¿no? Hay anacronismo en el análisis y falta de contexto sobre ese encuentro de dos mundos que se ignoraban.

 

— Un día estuve con Evo Morales. Tengo una foto con él. Le dije Presidente, se lo digo con mucho respeto, si en vez de España hubiese venido Inglaterra a la América del Sur, la primera posibilidad es que usted no hubiese existido. En el mejor de los casos, tampoco hubiese llegado a presidente; estaría como están los apaches, como están los navajos: en una reserva. Están en las reservas ahora con un poquito más de dinero porque les dieron un casino. Pero pobres, muertos de hambre y borrachos. Esa es la verdad. Está acá, como Presidente, porque España aplicó una política de mestizaje. Porque España creó 33 universidades y colegios secundarios como el de San Pablo en Lima donde cuando tenía 45.000 libros Harvard tenía 4.300. Se quedó mudo. Porque no hay ningún navajo, ni apache, ni comanche que haya llegado a gobernador de Arizona, de Texas o de Nuevo México.

 

— Más allá de la actitud vergonzante que tiene el gobierno español actual que por ejemplo decidió no festejar los 500 años de la conquista de México, en 2019, ¿existe en España una corriente de historiadores, de pensadores, que combatan esta leyenda negra?

 

— Sí, existe. Quizás la persona más importante es Elvira Roca Barea, con su libro Imperiofobia. Fue la primera mujer con agallas, que se pone de pie y dice señores, esto es una farsa. Tuvo ella un coraje y una brillantez extraordinarias y realmente se le debe un gran reconocimiento por su labor. Y hay una reacción como cuando un cuerpo humano es atacado y está moribundo que intenta defenderse. Pero la verdad es que hay un sector político que hoy encabeza Pedro Sánchez, que odia a España. Realmente la odia. Odia todo lo que España representó en la historia. Para él, España es un mito. Para él, España no debería haber existido, por lo tanto odia la conquista de América. Pero él es simplemente la expresión de un grupo de militantes políticos disfrazados de intelectuales, de profesores, de investigadores, que tienen su gran catedral en la Universidad Complutense de Madrid, que tienen ahí un sumo sacerdote que en realidad es un monaguillo de la oligarquía financiera internacional.

 

— ¿Quién es?

 

— Se dice el pecado pero no el pecador (risas).

 

— Ah bueno, habrá que averiguar.

 

— A mí me causa tristeza porque jamás he visto a un grupo de seudo intelectuales, de militantes políticos disfrazados de profesores lanzarse con tanta fruición a una campaña para destruir a su propia nación. La izquierda francesa ama a Francia. Alan Rouquié, cuando yo estaba con él, cada vez que sonaba la Marsellesa se ponía de pie como un resorte, se ponía la mano en el pecho, en el corazón, porque esos tipos aman a Francia. Y la izquierda italiana ama a Italia. La izquierda inglesa ama a Inglaterra. La única izquierda, con excepciones, como Alfonso Guerra, que detesta a su propio país es la izquierda española. Es un caso no para la ciencia política, sino para la psiquiatría política.

 

— Igual están tratando de instalar también en Francia ese tipo de visión crítica.

 

— Sí, en todos lados.

 

— Otro tópico de la leyenda negra es el genocidio, aunque las pruebas en contrario están a la vista. El barón Von Humboldt se sorprendió cuando vino a hacer su recorrida por América y vio que la población americana estaba compuesta por muchísimos indios y mestizos. Venía a comprobar el estrago que había hecho España y terminó impactado. Estuvo en Colombia, en México.

 

— Colombia, Ecuador, Venezuela, México.

 

— Vio indios y muchísimos mestizos.

 

— Pero cuando fue a Boston, no encontró ninguno, porque no quedaba ni un solo indio. Ahora el estudio más serio lo hizo Ángel Rosenblat sobre la población en América. Nunca nadie se atrevió a desafiarlo, porque para eso había que tener con qué. Es el único estudio científico. Dijo señores no hablen estupideces, acá están los números. No hubo genocidio en América. Hubo muertes por enfermedades, sí, claro. Pero lo mismo hubiese habido si venía un turista. Si se hubiese congelado la historia, y ahí estuvieran los aztecas, y llegaba un turista español o inglés a Cancún, hubiese pasado exactamente lo mismo, porque no había anticuerpos para lo que se traían de Europa, como los europeos no tenían anticuerpos para las cosas de acá. Es natural.

 

— Como la sífilis, ¿no? Tengo entendido que la sífilis se la llevan los españoles de aquí…

 

— Sí, ahora lo niegan. Ahora dicen que no. Toda la vida se estudió que era de acá para allá. Ahora dicen que es mentira, que no es posible. Que no puede ser, porque acá había un paraíso terrenal donde ni siquiera había enfermedades. No sé de qué se morían. Sí, sé de qué se morían, se los comían. Porque los guaraníes eran antropófagos y se comían a las tribus enemigas. Los aztecas lo mismo. Los pijaos lo mismo. Pero enfermedades se ve que no había, era un paraíso terrenal fantástico.

 

— La derecha que rechaza este discurso lo atribuye a un marxismo cultural. ¿Tiene esto que ver con el marxismo? Más bien parece una tendencia que está por encima de los partidos porque hay gente de distintas corrientes que asume este discurso.

 

— El marxismo cultural es la mano de obra desocupada después que la Unión Soviética dejó de pagarles porque desapareció y comenzaron a pagarles los famosos filántropos del mundo. Los dueños del casino del mundo, los buitres del mundo dueños de nuestra deuda externa, esos son los que hoy pagan a todas estas ONG que pululan por acá. Cuando uno ve las cuentas todas vienen de esos famosos filántropos. Estos muchachos del marxismo cultural trabajan para ellos. Como antes trabajaban a sueldo de la Unión Soviética, del oro de Moscú. Pero en realidad la leyenda negra no nace en la izquierda, nace en la derecha más recalcitrante. Nace en la oligarquía argentina, en la oligarquía colombiana, la oligarquía chilena, que tenía la necesidad de justificarse a sí misma. Había ganado las guerras civiles. Se había aliado con Inglaterra que había sido nuestro enemigo histórico y entonces tenían la necesidad de crear una leyenda sobre España, sobre el período hispánico, para justificarse a sí misma por haber traicionado a su propio pueblo y haberse aliado con el enemigo histórico. Entonces lo que hoy reivindican estos seudo marxistas, que nunca leyeron a Marx, que no era negro-legendario ni antiespañol, lo que hoy reivindican es el pensamiento más retrógrado de la oligarquía argentina o de la chilena, que fueron los primeros negro-legendarios e indigenistas. Indigenistas de la boca para afuera porque reivindicaban a Lautaro pero no querían tener un indio por igual sino de empleado y de súbdito, de lacayo y esclavo.

 

Pero acá también hubo una tradición pro hispánica porque Yrigoyen, por ejemplo, es el que impone el 12 de octubre como feriado. Reivindicaba esa herencia. Y Perón, ni hablar, siempre reivindicó la herencia hispánica. Y sin embargo ahora tenemos una hegemonía de gente que supuestamente responde al peronismo y son los mayores promotores de esta leyenda negra.

 

— ¿Me permitís que haga algo que no es muy periodístico?

 

— A ver.

 

— Mirá [tomando su libro], esto se lo dedico a La Cámpora, pero sobre todo al Movimiento Evita y a la vicepresidenta de la Nación que siempre habla de Evita pero nunca lee lo que Evita decía.

 

— Sacó el monumento a Colón de detrás de la Casa de Gobierno.

 

— Claro. Eva Perón, la más grande antiimperialista de la historia de Hispanoamérica, dijo: “La epopeya del descubrimiento y la conquista es fundamentalmente una epopeya popular. Somos pues no solo hijos legítimos de los descubridores y conquistadores sino herederos directos de su gesta.” Gesta, esto lo dice Eva Perón. “Y de la llama de eternidad que ellos transportaron por los mares el 12 de octubre”; cosa que ahora la señora ex presidenta cambió. No es más un día nuestro de festejo. “El 12 de octubre es por lo mismo”, dice Eva Perón, “una fiesta, una fiesta de la Hispanidad que toca por igual a España que a sus hijas de América. Luchemos como supieron luchar los hombres de Cortés, de Mendoza, de Balboa y de Pizarro”, los reivindica a todos. “Éste es mi homenaje al Día de la Raza, día del pueblo que nos dio el ser y que nos legó su espiritualidad”. Y termina con un signo de admiración diciendo “¡Bendito sea!”. Día del pueblo que nos dio el ser. Cuando uno niega a España como hacen ahora pseudo pensadores nacionales que no reivindican más a Perón ni leen más a Perón y a Evita, lo que están negando es nuestro propio ser.

 

— ¿Cuántos ejemplares de tus libros se vendieron en España?

 

— No sé cuánto se vendió, pero Madre Patria tiene ya 12 ediciones. Creo que ahora hay una 13a edición. Y el segundo lleva cuatro ediciones y salió recién el 5 de octubre. Yo mismo estoy asombrado.

 

— ¿Fuiste a presentarlo allá?

 

— Sí, en Madrid, Sevilla, Granada, Segovia… también en Salamanca. Con una gran afectividad. Y un gran rechazo en los sectores universitarios. El libro ha sido absolutamente rechazado por la Universidad Complutense, por la Universidad Autónoma de Barcelona. Porque como decía Arturo Jauretche, la Universidad es la frutilla del postre de la colonización pedagógica. Y eso vale tanto para Argentina como para España.

 

— También hubo un rechazo de las editoriales en Hispanoamérica de publicarlo acá.

 

— Bueno, no ha habido forma de que los grupos de Hispanoamérica de la misma editorial que lo publicó allá quieran publicarlo aquí. No dan razones.

 

— Económicas no pueden ser, porque el libro se está vendiendo por Mercado Libre. Se vende. Hay demanda.

 

— Así es, hay demanda. Hay una especie de censura tácita del libro. No se puede comprar en ninguna librería. Es la dictadura de lo políticamente correcto que es más eficiente que la Gestapo nazi o que la KGB soviética, que eran burdas.

 

— Sí, es autocensura en realidad.

 

— Claro. Te apartan de la universidad. Te apartan de esto, te apartan de lo otro. Porque la leyenda negra tiene los pies de barro y lo que no quieren es discutir. Ellos no quieren discutir ni de la leyenda negra, ni de feminismo, ni de aborto. Porque saben que en la discusión pierden. ¿Qué hay que hacer? Censurar. Excluir del debate. Hacer una cosa monolítica para que nada se debata, para que el pueblo no sepa de qué se trata.

 

— Sí, sí. El que quiera becas, premios, publicación y reconocimiento ya sabe de qué temas tiene que hablar. Hay que descubrir patriarcado donde no lo hay, racismo donde no lo hay. Y reivindicar naciones precolombinas que no fueron tales.

 

— Ahora, si vos querés ir con una bequita a Estados Unidos, como periodista, estudiante o doctorando, denunciá que la selección argentina no tiene negros. Y yo me pregunto ¿por qué no hay astronautas negros?

 

— Esa pregunta tiene más lógica que la que hacen ellos.

 

— Imaginate si nosotros tuviéramos un Pelé, ¿cómo no lo vamos a poner en la selección? Lo pondríamos ya. Pero esto es un intento de construir una subordinación ideológica y lo más curioso es que la progresía local, con las señoras que ponen en los Ministerios, asumen eso.

 

— Esperemos que el libro siga haciendo su camino a pesar de las trabas.

 

— Nosotros tenemos una obligación que es luchar contra la colonización cultural. Porque nuestra primera colonización no es material, es cultural. Y hoy esa colonización cultural es de tal magnitud que está destruyendo espiritualmente al pueblo argentino y al pueblo hispanoamericano. De la destrucción económica se sale. Siempre hemos salido. Porque somos un país riquísimo. Nos sobran recursos. A nosotros nos falta patriotismo y valores morales suficientes. De la decadencia económica podremos salir, de la decadencia espiritual es muy difícil.