MALVINAS


el Archivo General de Indias certificó más documentos que sustentan la soberanía de la Argentina

Por Martín Dinatale
Infobae, 3 de noviembre de 2018

Entre esas rarezas que cada tanto se dan entre la política, los historiadores y las causalidades, la Argentina acaba de sumar una prueba documental histórica en su largo reclamo por la soberanía de las islas Malvinas: se trata de un plano y dos documentos inéditos de 1767 que demuestran que Puerto Soledad era una posesión española y que allí había población estable en conexión con Buenos Aires.

Bajo el sello del Archivo General de Indias los planos de una capilla de los franciscanos construida en 1768 y establecida en las islas Malvinas se sumarán –a partir de ahora– a otros documentos que la Argentina contará en sus archivos para ratificar el histórico reclamo por la soberanía de las islas del Atlántico Sur.

El año pasado Infobae publicó en exclusiva el hallazgo de tres cartas de 1767 que fueron adquiridas por un coleccionista privado y que revelan un pedido para la construcción de una capilla en la isla Soledad. Luego, apareció otro documento que muestra la continuidad de aquellos oficios: en un escrito y un plano figura la concreción de la obra de la iglesia mandada a construir por el gobernador de Buenos Aires de aquel entonces Francisco Bucarelli y Ursúa a requisitoria de Felipe Ruiz Puente, primer mandatario de las Islas Malvinas.

A partir de allí, el historiador argentino Roberto Colimodio se presentó ante el senador radical de Mendoza Julio Cobos para exponerle los datos de un documento que está guardado en el Archivo General de Indias de Sevilla en España donde se revela la existencia de la capilla de los franciscanos en 1768, lo que otorga sustento a las cartas halladas por un coleccionista de identidad reservada cuyas iniciales son N.L.D y de esta forma ratifica el predominio español en las islas de lo que luego sería el territorio argentino.


El nuevo hallazgo se registró en el Archivo General de Indias por parte del historiador argentino Roberto Colimodio y luego de una gestión del senador Cobos, la Argentina acaba de recibir una certificación formal de esos documentos de parte del Archivo General de Indias.

Toda esta documentación fue entregada recientemente a la Cancillería y se sumará de esta forma a los expedientes que forman parte de la extensa lista de textos que sustentan el reclamo histórico de la Argentina sobre Malvinas contra el planteo y ocupación de las islas de parte de Gran Bretaña.

Hace más de un año, cuando se hizo pública la restitución de tres cartas de Malvinas que Infobae reveló en forma exclusiva, Colimodio se contactó con Cobos porque a partir de esa noticia había revisado el catálogo del Archivo de Indias buscando información relacionada a las Cartas de Malvinas.



Es precisamente en esas misivas dónde se mencionó la necesidad de contar en Malvinas con una capilla y elementos para ponerla en funcionamiento.
Las cartas revelan que el gobernador de Buenos Aires envía los vasos sagrados y ornamentos para erigir una nueva capilla en dicha "colonia" así como una imagen de la Virgen de la Soledad, para que sea declarada patrona de la población.

Este documento demuestra que Puerto Soledad era posesión española y que había población estable. Una capilla no se construye en un "campamento" o "asentamiento precario". Es una prueba más que puede considerarse importante para la causa.


En la búsqueda realizada por Colimodio se descubrió que en el Archivo de Indias situado en la localidad española de Sevilla, existía un archivo titulado "Plano de la Capilla Provisional de las Yslas Malvinas". Ese documento hacía referencia directa al contenido de los textos recuperados. Frente a esto y entendiendo la importancia de ello Cobos empezó a gestionar por medio de la Cancillería, la posibilidad de contar con una copia autenticada del mismo para incorporarla a la colección que hoy obra en poder del Archivo General de la Nación.

"Solicitamos una copia autenticada de los documentos por parte del Archivo de Indias para que el uso de estos documentos tenga garantías y sin fines de lucro tenga uso educativo y patrimonial para ser exhibidos en dónde las autoridades afines lo crean pertinentes", dijo Cobos a Infobae.

Finalmente el Archivo General de Indias envió una copia autenticada del "Plano de la Capilla provisional de las Yslas Malvinas", completando así los archivos epistolares sobre las Islas Malvinas recientemente recuperados para el Estado argentino.


Antonio Sanchez Mora, Jefe del Departamento de Referencias del Archivo General de Indias certificó la copia autenticada del documento que se encuentra archivado bajo la nomenclatura MP-BUENOS AIRES, 74. El documento se denomina "Planta de la capilla provisional de los franciscanos establecidos en las Islas Malvinas" y data del 22 de marzo de 1768.

"Es innegable la importancia histórica y patrimonial de estos documentos. De hecho, fueron mencionados este año en la presentación de Argentina ante el Comité de Descolonización de Naciones Unidas", dijo Cobos.

A la vez, por solicitud del embajador argentino en España, Ramón Puerta, se enviaron las copias autenticadas de las cartas para ser incorporadas al Archivo General de Indias.


Colomino expresó a Infobae que "el Archivo de Indias contiene mucho material documental no investigado para sumar a la reclamación de nuestros derechos soberanos sobre las Islas".

A diferencia del plano de la Capilla, estos documentos no han sido digitalizados y se conservan en soporte papel en las instalaciones del Archivo en Sevilla.

De los tres documentos descubiertos sobre las Islas Malvinas, dos de ellos hacen mención de "erigir una nueva capilla en esa Colonia", refiriéndose a la necesidad de poblar Malvinas por parte de España ante los avances de los gobiernos francés e inglés con pretensiones de soberanía sobre las Islas atlánticas.

Estos documentos son la Carta fechada en Malvinas el 25 de abril de 1767 enviada por el gobernador de Malvinas Felipe Ruíz Puente a su par bonaerense Bucarelli y Ursúa. En esa misiva le explica la necesidad de levantar una capilla en Malvinas "para todo el pueblo, pues solo se cuenta con una muy precaria, con una imagen de San Luis". Y solicita a la vez "un pequeño sagrario o tabernáculo con su copón correspondiente y una imagen de la Advocación que V.E determinare para Patrono de esta posesión".


A la vez, está el documento datado en Buenos Aires el 2 de diciembre de 1767. También se trata de una carta dirigida por el gobernador de Buenos Aires al primer gobernador de Malvinas. Allí se sostiene que desde la capital argentina se enviarán los vasos sagrados y ornamentos para "erigir una nueva capilla en esa Colonia", así como una imagen de la Virgen de la Soledad para que sea declarada patrona de la población. Quizás esta sea la única pista para descubrir el origen del nombre de la Isla Soledad.

En el tercer documento datado el 22 de marzo de 1768, escasos meses más tarde de los oficios anteriores, Felipe Ruiz Puente, gobernador de las Islas Malvinas remitía a las autoridades el plano de la "Planta de la capilla provisional de los franciscanos establecidos en las Islas Malvinas", en cuyos márgenes Ruiz Puente describía los estados de la construcción en diferentes momentos dándosele a la fecha de envío del documento los últimos "remates a los interiores" a la Capilla.

Esto demuestra que la correspondencia intercambiada entre el gobernador Ruiz Puente y su colega porteño Bucarelli en 1767 no era sólo "expresión de deseos" sino que eran realidades concomitantes resultantes de las notas anteriores.

Este documento se encuentra en línea en el portal PARES del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de España y físicamente en el Archivo General de Indias de Sevilla. Y toda esta documentación se sustenta aun más con los documentos encontrados por el hiostoriador argentino que ahora certificó el Archivo General de Indias y que la Argentina incorporó como parte de la documentación que sustenta el reclamo sobre las islas Malvinas.

NO EXISTE SOCIEDAD DONDE NO HAY ORDEN




El Dr. Luis Ponferrada acaba de donar al Archivo General de la Nación  una breve carta de San Martín, que fue conservada por ocho generaciones de  su familia. 

"Hoy en día creemos que necesario difundir el luminoso mensaje del Libertador, pensado en rigor para todos los argentinos -estrechar los vínculos de unión y que no existe sociedad donde no hay orden-, pues conserva plena vigencia en nuestros atribulados tiempos".



Carta de San Martín del 19 de Agosto de 1820

Yo me despido de los Cuyanos con los sentimientos más ingenuos, de afecto y de estimación, que siempre les he profesado; me despido como un compatriota que los ama, y les recomiendo por su bien que estrechen entre sí los vínculos de la unión y se fortifiquen en el concepto de que no existe Sociedad donde no hay orden.

Sin otro carácter que el de Ciudadano manifiesto estos mis deseos a Vuestra Señoría como el representante de la Ciudad de San Juan, para que se digne transmitirlos a sus habitantes virtuosos, por cuya felicidad hago votos al Cielo, pronto a dar la vela con la Expedición Libertadora del Perú para el día de mañana.

Dios guarde a Vuestra Señoría muchos años.

Cuartel General de Valparaíso.
Agosto 19 de 1820

José de San Martín

Al muy Ilustre Cabildo, Justicia y Regimiento de la Ciudad de San Juan



(Fuente: La Nación, 21 de octubre 2018)

UN DOCUMENTO DE LINIERS



que sobrevivió al incendio de 1955

Aica,  5 Oct 2018

La Comisión Nacional de la Reconquista entregó a la Academia Nacional de la Historia un documento ológrafo en el cual Santiago de Liniers intima a rendirse al general inglés William Carr Beresford el 12 de agosto de 1806.

Es un escrito que sobrevivió al incendio ejecutado en 1955, de la basílica del Santísimo Rosario y convento Santo Domingo, y de otras históricas iglesias en el centro de Buenos Aires y de la curia eclesiástica ubicada a metros de la casa de gobierno.

El documento, que fue hallado al cabo de más de seis décadas, fue entregado por el presidente de la Comisión, Marcos de Estrada, al presidente de la Academia, doctor Fernando Barba, en un acto realizado el miércoles 5 de octubre en la sede de la Academia.

El documento fue encontrado en un armario en el convento de Santo Domingo cuando se realizaban tareas de ordenamiento de los archivos de la Orden de Predicadores, conducidas por el archivista de la Orden, fray Juan Pablo Corsiglia OP.
Este religioso dominico cuenta en sus tareas de ordenamiento con la colaboración de un equipo de especialistas dirigido por la licenciada en Historia Susana Frías, que a su vez es miembro de número de la Academia Nacional de la Historia.

En el acto de entrega habló el doctor Miguel Ángel de Marco, ex presidente de esa academia y presidente de la comisión de archivo, quien agradeció la donación y las palabras que previamente pronunció Estrada, al tiempo que destacó la generosidad de la orden dominica y de la Comisión de la Reconquista.
Compartieron también el estrado el vicepresidente de la Comisión, Federico Eijo Tezanos Pinto, y el secretario general, Alejandro Olivera Piñero.


La Comisión Nacional de la Reconquista fue fundada el 12 de julio de 1896 por el dominico fray Modesto Beco; desde entonces siempre se festejó el día de la Reconquista, con el apoyo de distintos gobiernos nacionales y municipales y la comunidad de los padres predicadores brindó un espacio para la sede de sesiones de la Comisión en el convento de Santo Domingo, en avenida Belgrano y Defensa.
El borrador del ultimátum de Liniers a Beresford formó parte de una exposición documental organizada por la Comisión, pero dicho documento formaba parte, todavía en 1947, de la colección de don Antonio Santamarina. Pasó a poder de la Comisión, al igual que una serie de cuadros al óleo y grabados, tiempo después al fallecer el propietario. En el acto estuvo el legislador porteño Eduardo Santamarina, nieto del poseedor original.

Al producirse los incendios que en 1955 afectaron a muchas iglesias porteñas, el templo de Santo Domingo estuvo entre los que más deterioros sufrieron, perdiéndose íntegramente su altar mayor. No fue el único e irreparable daño, ya que la sede de la Comisión también los sufrió, tanto en su mobiliario como en sus posesiones. La comunidad dominica logró rescatar y conservar algunas de ellas, entre las que, sin saberlo hasta hace poco tiempo, se encontraba el documento del que se habla.

El archivista de la Orden, fray Juan Pablo Corsiglia OP, viene realizando desde hace varios años un trabajo de ordenamiento y puesta en valor de los Archivos de la Orden contando para ello con la colaboración de un grupo de especialistas dirigidos por la licenciada Susana Frías. Fue en el curso de dichas tareas que hallaron el documento, enmarcado bajo vidrio, y comenzaron a determinar la procedencia y la pertenencia fehaciente de la pieza. Comprobado su origen y su valor documental se trabajó en su preservación y se tomó contacto con la Comisión Nacional de la Reconquista. De común acuerdo con ella, se iniciaron gestiones con la Academia Nacional de la Historia para entregar el documento al archivo de esa institución para su guarda definitiva.

Años atrás, la licenciada Frías organizó a su vez el archivo digital de la parroquia de la Catedral de Buenos Aires, resguardado en la parroquia Nuestra Señora de la Merced, cuando era su párroco monseñor Eugenio Guasta, que puso un singular empeño en la restauración del templo y el cuidado y digitalización de sus documentos.

Estuvieron presentes, por la Orden de Predicadores (frailes dominicos), fray Juan Pablo Corsiglia y fray Saguier Fonrouge, con sus hábitos tradicionales. Participaron académicos de la Historia, como Isidoro Ruiz Moreno, Olga Fernández Latour de Botas y Bernardo Lozier Almazán (miembro correspondiente, autor de un libro sobre Beresford), y numerosas personas de actuación en el ámbito cultural.

Asistieron varios integrantes del Instituto Histórico Santiago de Liniers, encabezados por su presidente, Agustín de Estrada, y su capellán, fray Corsiglia. Estaban Carlos Pesado Palmieri, Viviana Bartucci, Josefina Salazar, Rosmary Borrino, José Crivelli, Santiago Giacosa, Roberto Elissalde, Jorge Rouillon, Justino Acuña y Blanca María Riccardi, además de los ya mencionados Marcos Estrada, De Marco, Frías, Latour de Botas, Lozier Almazán y fray Saguier Fonrouge, que también integran ese instituto.+

TEXTO DE LA CARTA



de San Martín a O´Higgins 




La carta que es reproducida por Infobae con la ortografía original con la que San Martín la escribió, dice:


"Al Exmo Señor Don Bernardo O Higgins
Cap. General de los Extos de Chile y Perú

Paris 26 de diciembre de 1835

Exmo Don Bernardo O´Higgins

Compañero y querido amigo

Despues de más de tres años sin recivir la menor noticia de Usted ni del amigo Álvarez, mis cuidados no serían tan alarmantes si el Perú se hallare en tranquilidad, pero haviendo visto por los papeles publicos los males que se han desplomado sobre ese desgraciado país, y las violentas mutaciones de los goviernos que se han sucedido, estoy con una grande inquietud hasta saver qual a sido la suerte de Usted y de su amable familia: Algunas vezes me consuela la idea de que sea qual fuere el hombre que se halle al frente del Govierno sabra respetar al honrado, Bravo, y Patriota General O´Higgins, so pena de ser un monstruo de injusticia: pero como la reciente historia de los nuevos estados Americanos ha demostrado que no solo no saben tributar omenaje a esa virtudes, sino por el contrario ellas son la causa de persecuciones, mis temores se renueban alternativamente a mis esperanzas. 

Sáqueme usted mi buen amigo de esta cruel incertidumbre escriviendome quatro letras de tiempo en tiempo, diciendome simplemente, estoy con salud y gozo de paz, con mi familia esto es todo lo mas que puede decirse en las circunstancias en que se halla ese país, porque ser feliz es imposible presenciando los males que aflijen a la desgraciada América: si la distancia del teatro de los acontecimientos causan mí una impresión dolorosa ¿que no le sucederá a usted hallandose testigo ocular de ellos? por otra parte yo calculo quan embarazosa debe ser la posición de Usted entre opiniones y partidos tan diferentes, y quan difícil le será tener una conducta capaz por su imparcialidad, de ponerlo a cubierto de sospecha porque en la guerra civil la maxima de reputar enemigo al que no es de la misma opinión es la ley que divide los partidos.

El dador lo será el caballero Mendeville esposo de la amable Mariquita Thompson que ha residido por muchos años en Buenos Ayres de cónsul general de Francia y para el Equador con el mismo empleo. Tocando antes en esa el me prometió hacer a Usted y su virtuosa familia una visita a mi nombre yo se lo recomiendo en la seguridad de ser un caballero apreciable por sus amables cualidades: Como el ha benido recientemente de Buenos Ayres el le impondrá de la situación de aquel desgraciado país. su nuevo governador ha depuesto a mi hijo del empleo de primer oficial de la Secretaría de Negocios Extranjeros y ha declarado una persecución a toda mi familia lo que me ha echo suspender mi marcha.

Mi salud se ha repuesto completamente en el campo, en donde he permanecido 8 meses seguidos, y aún continuaría si los exesivos fríos no me ubieren obligado a benir a la Ciudad.

Un millón de cinceros y amistosos recuerdos de mi para su madre y Rosita y a Usted la amistad eterna que siempre le a proferido su biejo Amigo y Compañero
José de San Martín.

Por el mismo Conducto escrivo al amigo Alvarez".



La carta encontrada entre las pertenencias de la ex presidente será exhibida en breve en el Archivo General de la Nación. 

Infobae, 9-9-2018

CURIOSO HALLAZGO



Nos referimos a la carta de San Martín a Bernardo O'Higgings, fechada en 1835, enviada desde París. Fue encontrada al allanarse, por orden judicial, la vivienda  en Santa Cruz  de una ex Presidente de la Nación. Resulta insólito que un documento histórico -así calificado cuando puede ser utilizado para el conocimiento de la historia patria- no se encuentre en el Archivo General de la Nación. Así lo dispone  la Ley 15.930, y por eso ha sido ya reclamada la carta por el Sr. Emilio Perina, director del organismo citado.

Recordemos que el Libertador mantuvo correspondencia con el prócer chileno durante 15 años. En la primera misiva de San Martín desde el exilio en Bruselas, relataba el motivo de su alejamiento de la Argentina:
"Confinado en mi hacienda en Mendoza y sin más relaciones de algunos vecinos que venían a visitarme, nada de eso bastó para tranquilizar a la desconfiada Administración de Buenos Aires, que me cercó de espías. Mi correspondencia era abierta con grosería... En fin, yo vi claramente que era imposible vivir en mi Patria hasta que la exaltación de las pasiones no se calmase...".

Que un gobernante reserve para sí mismo un documento histórico, constituye el delito de ocultamiento, como lo define la ley mencionada, y configura un nuevo agravio a la memoria del Padre de la Patria.



(antecedentes: Clarín, 29-8-18)

SAN MARTÍN EN CÓRDOBA



La Voz del Interior, 16 de agosto de 2018 

Notas, en base a documentos del Archivo Histórico de la Provincia

José de San Martín cavila que la forma de vencer a las fuerzas realistas en Lima es atacarlas por el lado del Pacífico, por territorio chileno. El Libertador de América mantuvo en Córdoba una reunión clave en ese propósito.

Desde la ciudad de Tucumán, el 22 de abril de 1814, San Martín expresa a su amigo Nicolás Rodríguez Peña: “La patria no hará camino por este lado del norte que no sea una guerra defensiva y nada más; para esto bastan los valientes gauchos de Salta con dos escuadrones de buenos veteranos”, cita el historiador Pedro Grenon en San Martín y Córdoba (1950).

La salud de José de San Martín atraviesa un quebranto. Le recomiendan pasar unos días en Córdoba para recuperarse. El clima benigno del lugar, la confianza y la estima de su gente le garantizan una estadía reparadora.

El libro de Actas Capitulares del año 1814 informa que, el 6 de mayo de ese año, el Cabildo dispone que el domingo 8 se “haga al Todopoderoso la pública rogativa que se solicita por la importante salud de nuestro General en jefe del Ejército del Perú, don José de San Martín”, de acuerdo con un oficio del provisor del Obispado de Córdoba. ”Enterados (los señores del Cabildo), dijeron que se pongan carteles para que llegue a noticia de todos los vecinos a efecto de que concurran a unir sus oraciones a tan importante objeto”, dice el acta de ese día.

El mismo Pedro Grenon recuerda un pasaje de las memorias de José María Paz, quien dice: "Cuando llegué a Córdoba estaba el general San Martín en una estanzuela, a cuatro leguas de la ciudad, siempre diciéndose enfermo".

En julio de 1816, el general de los Andes regresa a la provincia de Córdoba para entrevistarse con el director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Juan Martín de Pueyrredón.

Víctor Barrionuevo Imposti, historiador nacido en Río Cuarto, publica un pormenorizado artículo acerca de aquel encuentro en El Libertador Don José de San Martín y la Provincia de Córdoba, publicado en la revista de la Universidad Nacional de Córdoba (N. 61, año 1954).
Llegado desde Mendoza, San Martín arriba a Córdoba unos días antes que Pueyrredón, quien viene desde Tucumán, donde se ha celebrado la Declaración de la Independencia. El director supremo llega a Córdoba entre el 16 y el 21 de julio, de acuerdo con el artículo citado.
Le hicieron grandes demostraciones de aprecio y respeto, el Cabildo y el gobernador, saliendo ambos a recibirlo a alguna distancia de la ciudad, y hospedándolo con boato y dignidad, cual correspondía a su alta investidura, relata Ignacio Garzón en Crónica de Córdoba, citado por Barrionuevo Imposti.

En compañía del director supremo, viaja Rudecindo Alvarado. Nació en Salta, estudió en Córdoba, llegó a ser una figura clave del entorno de José de San Martín. Cruzó los Andes, combatió en batallas decisivas y, en 1820, fue nombrado como jefe del Regimiento de Granaderos a Caballo.
En su autobiografía –citada por Barrionuevo Imposti–, Rudecindo Alvarado cuenta que la comitiva es alojada en una casona de dos plantas, la cual se supone estaba en la actual esquina de 25 de Mayo e Ituzaingó, en Córdoba.
Alvarado y Pueyrredón descansan en habitaciones continuas. El escolta narra que, siendo las 5 de la mañana, Pueyrredón le pide que asista a su cuarto; lo que así acontece y “con verdadera sorpresa encontré también allí al general San Martín”,  cuenta.

Según distintas fuentes, el tema principal del encuentro entre Pueyrredón y San Martín es la campaña de los Andes. ”En Córdoba quedaron acordadas las bases de la expedición a Chile y sancionada la formación del Ejército de los Andes”, sintetiza Bernardo de Irigoyen en Recuerdos del general San Martín –Revista de Buenos Aires, 1863–, mencionado por Barrionuevo Imposti en dicho artículo.
“Nuestra entrevista con Pueyrredón ha proporcionado grandes ventajas a la causa; todos los obstáculos se han removido y en todo se procederá con firmeza y unión”, escribe el general San Martín en carta a su amigo Godoy Cruz –12 de agosto de 1816, según consta en el Archivo de San Martín, tomo V.

El 1º de agosto de 1816, pocos después de la entrevista, Juan Martín de Pueyrredón, director supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, crea el Ejército de los Andes. A las órdenes del general José de San Martín, la fuerza militar llevará en andas el sacrificio de un pueblo en busca de la emancipación.

La epopeya sanmartiniana atravesó penurias y alcanzó la gloria. El Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba conserva documentos referidos a la provisión de recursos humanos y materiales destinados a la causa de la Independencia. Se trata de cartas escritas de puño y letra por José de San Martín y por otros actores de la gesta sanmartiniana.
La provincia de Córdoba fue un centro logístico de primer orden para la empresa emancipadora. Dadas su ubicación geográfica y la capacidad de proveer de armas blancas, pólvora, ganado y demás provisiones de campaña, ocupa un papel central en el escenario histórico.

Los documentos que conserva el Archivo Histórico de la Provincia, institución dependiente de la Agencia Córdoba Cultura, pertenecen al llamado "fondo gobierno", y se preservan con rigurosas normas de conservación.

TRATADO DE PAZ CON LOS INDIOS




Escenas de un parlamento con los indios pampas en la frontera

 "Parlamento", obra de Augusto Gómez Romero

La Nación, 21 de julio de 2018
 
Corría el año 1870, por el mes de octubre, cuando tuvo lugar un importante parlamento en las afueras de Azul. El lugar de reunión fue sobre la costa del arroyo Calvu Leovu, desde donde se divisan las Sierras Bayas.

Con motivo de firmar un tratado de paz en la frontera, fue convocado el cacique principal Cipriano Catriel como anfitrión, acudieron el coronel Francisco de Elías, comandante de Frontera, un juez de paz, un cura salesiano y alguna otra autoridad militar, de parte del gobierno nacional, y por la naciones indígenas, además de los pampas de Catriel, llegaron caciques y capitanejos de distintos rincones de la pampa y el desierto. El encuentro duró más de tres días y se carneó, se churrasqueó y se durmió en el lugar.

En el centro del cuadro se ve a Cipriano Catriel haciendo gala de su locuacidad y jerarquía (los discursos debían prolongarse lo máximo posible, ya que era muestra de inteligencia e importancia).
Los diferentes ponchos obedecen a distintas gentes de tierra adentro, y los plumones teñidos de sus chuzas destacan la jerarquía de sus dueños. Los hay puelches, ranculches, salineros, huiliches, etc.

Hay algunos detalles para resaltar. Por ejemplo, la mensajería en la cual llegaron de Azul las autoridades cristianas, y la volanta en la cual se trasladaba Catriel, ya que por su tamaño y peso no andaba más a caballo. 
Otro detalle puede ser la marca del 3 en el anca del lado de montar de uno de los caballos. Esto explica que como resultado de estos tratados de paz el gobierno debía entregar entre otras cosas, cantidad de yeguas gordas para sustento de la indiada. 

Estas yeguas debían ser marcadas con un 3, y entregadas a las comitivas indígenas. A veces esto se retrasaba, algunas venían preñadas, y cuando estaban por ser entregadas ya estaban con potrillo al pie, y estos también eran marcados. 

¡Era común ver algún pampa montado en un buen caballo con el 3 en el anca! Por lindos habían salvado sus vidas. Este tratado se firmó, pero las paces duraron muy poco tiempo, y no por causa de los indios.

PRINGLES



En los fogones de América se hablaba del coronel Pringles

Jorge David Cuadrado 

La Nación, Rincón Gaucho, 16 de junio de 2018
 
Lucio V. Mancilla escribió que "...el fogón es la tribuna democrática..." y fue en ese ámbito donde se tejió la leyenda de quien fue por 45 días gobernador y capitán general de San Luis, el coronel Juan Pascual Pringles. Veamos algo de él:

Ya en Perú, una parte del ejército del general San Martín en su campaña libertadora estaba bajo las órdenes del general Alvarado, quien comisionó al teniente Pringles al frente de unos 20 granaderos para acompañar a un emisario que se conectaría con el Batallón Numancia del ejército enemigo, que pretendía pasarse a las fuerzas nuestras.

El jefe enemigo, Gerónimo Valdés, que conocía bien el terreno, advirtió el movimiento. Disponía de una fuerza de 1000 hombres y se empeñó en tomar a todo el grupo para moralizar al ejército con el primer encuentro feliz con San Martín.

El 17 de noviembre de 1820 Pringles es sorprendido por los realistas en Playa de Pescadores, cerca de Chancay. Consultó a los granaderos qué hacer y todos dispusieron atacar, aunque tenían órdenes terminantes de que, ante la presencia del enemigo, debían retirarse.
Pringles, de 25 años, tal vez menos, desenvainó su espada y aquellos bravos granaderos hicieron una carga sobre un gran grupo de enemigos pasándolos por encima, dejando el tendal. Al poco tiempo hicieron lo mismo con otro grupo, y al ver que era inútil seguir dispusieron retirarse. El jefe enemigo les cortó la retirada con una descomunal fuerza, por lo que Pringles, que había inutilizado a 26 enemigos entre heridos y muertos y a un oficial, dispuso lanzarse al mar de a caballo, antes que rendirse. Pringles tenía tres granaderos muertos y 11 heridos. Valdés fue al lugar donde estaba Pringles, que se internaba cada vez más en el mar, de a caballo, con la espada en lo alto. En ese momento, escuchó a los oficiales que le gritaban: "Ríndase, señor oficial. Le garantizamos la vida".

Pringles, que nació para ser querido y recordado, cayó muy bien a los oficiales realistas que lo visitaban y se interesaban en saber por qué había actuado así, por qué no se había rendido ante una lucha tan desigual; a lo que contestaba: "Hemos venido a pelear, no a rendirnos...". Así, los soldados enemigos supieron cómo había preparado San Martín a su gente, y esto fue muy favorable a la campaña libertadora.
San Martín salvó a Pringles del consejo de guerra por desobedecer la orden recibida y lo premió con un escudo que decía "Gloria a los vencidos en Chancay".
En el campo de batalla de las guerras intestinas fue ascendido a coronel por el general Paz, y en esos campos también, solo porque se le cansó el caballo, esperó al enemigo después de poner a salvo a su gente, fue baleado y al saber que su herida era de muerte se dejó caer sobre su espada desnuda, quebrándola, pero jamás rindiéndola a un indigno de su grandeza humana. Así empezó a morir en doloroso martirio. A las pocas horas moría, el 19 de marzo de 1831.

Durante tres cuartos de siglo se habló de Pringles en los fogones y en los salones de toda América.

EN RECUERDO DEL 25 DE MAYO




Discurso del Gobernador de Buenos Aires, don Juan Manuel de Rosas

25-5-1836

“¡Qué grande, señores, y plausible debe ser para todo argentino este día consagrado por la Nación para festejar el primer acto de soberanía popular que ejerció este gran pueblo en Mayo del célebre 1810! ¡Y cuán glorioso es para los hijos de Buenos Aires haber sido los primeros en levantar la voz de un Orden y una Dignidad sin ejemplo!

No para sublevarnos contra las autoridades legítimamente constituidas, sino para suplir la falta de las que, acéfala la Nación, habían caducado de hecho y de derecho. No para sublevarnos contra nuestro soberano, sino para conservarle la posesión de su autoridad de que había sido despojado por un acto de perfidia. No era romper los vínculos que nos ligaban a los españoles sino para fortalecerlos más por el amor y la gratitud, poniéndonos en disposición de Auxiliarlos con mejor éxito en su desgracia. No para introducir la anarquía, sino para preservarnos de ella, y no ser arrastrados al abismo de males en que se hallaba sumida la España.

Esto, señores, fueron los grandes y plausibles objetos del memorable Cabildo Abierto celebrado en esta ciudad el 22 de Mayo de 1810, cuya Acta debería grabarse en láminas de oro para honor y gloria eterna del pueblo porteño. Pero ¡ah!, ¡quién lo hubiera creído! Un acto heroico de generosidad y patriotismo, no menos que de Lealtad y Fidelidad a la Nación Española y a su desgraciado Monarca, un acto que ejercido en otros pueblos de España con menos dignidad y nobleza, mereció los mayores elogios, fue interpretado en nosotros malignamente como una rebelión disfrazada, es decir como una revolución, por los mismos que debían haber agotado su admiración y gratitud para corresponderlo dignamente. 

Y he aquí señores otra circunstancia que alza sobremanera la gloria del pueblo argentino, pues que ofendido con tamaña ingratitud, hostigados y perseguidos de muerte por el pueblo español, preservamos siete años en aquella noble resolución, hasta que, cansados de sufrir males sobre males, sin esperanzas de ver el fin y profundamente conmovidos por el triste espectáculo que presentaba esta tierra de bendición, anegada en nuestra sangre inocente y con ferocidad indecible por quienes debían economizar nada más que la suya propia, nos pusimos en manos de la Divina Providencia y confiando en su infinita Bondad y Justicia,  tomamos el único partido que nos quedaba para salvarnos: nos declaramos libres e independientes de los Reyes de España y de todo otra dominación extranjera.

El Cielo, señores, oyó nuestras súplicas, el Cielo premió aquel constante Amor del Orden establecido que había exitado hasta entonces nuestro valor, animado nuestra Lealtad y fortalecido nuestra Fidelidad, para no separarnos de la dependencia de los Reyes de España, a pesar de la negra ingratitud con que estaba empeñada la Corte de Madrid en asolar nuestro país.

Sea pues nuestro regocijo tal cual lo manifestáis en las felicitaciones que acabáis de dirigir al Gobernador por tan fausto día. Pero sean renovados aquellos nobles sentimientos de Orden, de Lealtad y Fidelidad que hacen nuestra gloria, para ejercerlos con valor heróico en sostén y defensa de la causa nacional de la Federación que ha proclamado toda la República; de esta causa popular, de la paz y la tranquilidad, podamos dirigir nuestras alabanzas al Todopoderoso y aclamar llenos de entusiasmo y alegría:

¡Viva el 25 de Mayo! ¡Viva la Confederación Argentina! ¡Mueran los unitarios impíos!

ORIGEN DEL REGIMIENTO DE GRANADEROS A CABALLO




Gabriel Turone

Este es apenas un aporte que esbozamos acerca de los primeros tiempos de vida del Regimiento de Granaderos a Caballo “General San Martín”, que cumplió  204 años de su creación. En realidad, no es que el Regimiento de Granaderos tenga 204 años de historia sino mucho menos, puesto que desde 1826 hasta 1903 el mismo estuvo disuelto. Dando crédito a la verdad histórica, Granaderos tiene al presente 127 años de vida (si sumamos sus dos etapas, 1812-1826 -14 años- y 1903-2016 -113 años-). Pero, numerología aparte, nadie puede discutir que su creador, el general José de San Martín, le ha otorgado a este cuerpo armado una mística que muy pocos han alcanzado en el mundo militar.

Origen militar francés

Una reiterada confusión etimológica se hace presente cada vez que se trata de distinguir a qué arma perteneció José de San Martín. La primera respuesta que surge, con súbita rapidez, es que el Libertador fue de Caballería, de allí que él haya comandado a los Granaderos a Caballo. Sin embargo, en sus orígenes y hasta bien entrado el año 1808, San Martín fue de Infantería. Su foja de servicio no miente.

Entonces, ¿por qué San Martín decidió armar un cuerpo de Caballería, ni bien puso un pie en Argentina? Y a este punto quería llegar, dado que muchos han dejado de lado el origen de los batallones o regimientos de Granaderos a Caballo que se formaron a lo largo de la historia del mundo, y cuya continuidad siguió, de alguna manera, con el cuerpo que creó el Libertador en 1812.

En 1667, se crean en tiempos del rey francés Luis XIV los Granaderos de Infantería, a quienes con el tiempo se los llamó “Enfants perdus” por la intrepidez de sus tareas durante las refriegas, consistentes en situarse inmediatamente por detrás de las columnas de asalto durante los sitios. Por esos años, los Granaderos (4 hombres en total) actuaban como apéndice de una compañía de Infantería de Línea, de allí la composición de su nombre: eran Granaderos de Infantería.

Cada granadero de Infantería portaba un saco al que llamaban granadera, el cual contenía 12 granadas o proyectiles huecos hechos de hierro fundido, de forma esférica, en cuyos orificios se colocaba la carga. Estas granadas eran arrojadas a mano, algunas veces con hondas. Este tipo de soldados tuvo alguna continuidad en el Río de la Plata: el Regimiento de Infantería 1 “Patricios” tuvo durante sus primeras décadas de vida una compañía de Patricios Granaderos, que unas veces fue a auxiliar a José Artigas, como cuando la batalla de Las Piedras (1811), o bien cuando los Patricios Granaderos del 1er. Batallón de Patricios de Buenos Aires defendieron las costas del río Paraná en la Vuelta de Obligado (1845).

En Francia, los Granaderos de Infantería tuvieron una valoración impresionante, más aún cuando este cuerpo de elite demostró sus formidables dotes guerreras en tiempos de Napoleón Bonaparte. Los granaderos infantes, que también portaban sable y hacha, pronto fueron imitados por otras potencias de Europa. Por ejemplo, Federico Guillermo I de Prusia llegó a formar a los Granaderos Prusianos. E incluso, la fama de los granaderos galos llegó a América: se dice que en los confines del Virreinato del Río de la Plata existió un cuerpo armado al que se lo denominó Granaderos Provinciales de Chuquisaca.

Como hijos legítimos de los Granaderos de Infantería franceses, en 1676 se formaron los Granaderos a Caballo, también por orden y decreto del Rey Luis XIV. Tomando la bien ganada posición de prestigio de sus “padres”, los Granaderos a Caballo pasarían a ser un cuerpo selecto de Caballería. Lo que es innegable aquí, es que los Granaderos a Caballo nacen de sus antecesores del arma de Infantería. Y por influjo de la estirpe de los granaderos de Caballería franceses, nacerían nuestros Granaderos a Caballo a comienzos del siglo XIX. Tal es así, que en documento oficial del 19 de marzo de 1812, Bernardino Rivadavia (secretario de Guerra del Primer Triunvirato) le comunica al jefe de Estado Mayor, don Francisco Javier de Viana, que “se forme la base y creación del expresado escuadrón (de Granaderos a Caballo) bajo los principios y maniobras de la nueva táctica francesa de caballería”.

Quien sepa de la rigurosidad que ponían los oficiales del regimiento creado por San Martín para la selección de su tropa en los años del Servicio Militar, entenderá mejor por qué subyace un origen galo en todo esto. Para lanzar las granadas de mano lo más lejos posible, los soldados que formaban parte de los Granaderos de Infantería de Francia debían ser robustos, altos y ágiles. Un granadero sanmartiniano escuálido o de baja estatura directamente no era tenido en cuenta, por lo que se lo derivaba hacia otras unidades.

Fue durante la etapa imperial de Napoleón que muchos uniformes de regimientos –entre ellos, el de los Granaderos a Caballo- se parecieron al que luego lucirían nuestros criollos Granaderos a Caballo, a excepción del distinguido morrión que en Francia no lo utilizaba ningún cuerpo.

Los Granaderos a Caballo franceses se extinguieron en 1830, después de haber vivido la gloria y la decadencia del Imperio tras Waterloo, y tras haber permanecido como custodios de la Guardia Real bajo los Borbones. En Lugo, España, recién apareció un regimiento de Granaderos a Caballo el 28 de octubre de 1811, dos meses después de la partida de José de San Martín de ese país.

Creación y oficialidad

Creado el Regimiento sanmartiniano el 16 de marzo de 1812, el mismo día en que por despacho oficial el futuro Libertador era ungido con el grado de “teniente coronel efectivo de Caballería”, al día siguiente comenzaron a perfilarse los nombres de quienes lo acompañarían en la oficialidad de la Plana Mayor. El propio San Martín inspeccionó con minuciosidad de relojero a los elegidos para ocupar tales cargos:

ESCUADRON DE GRANADEROS A CABALLO

PLANA MAYOR

COMANDANTE: teniente coronel de Caballería, Don José de San Martín.
SARGENTO MAYOR: Don Carlos de Alvear.
AYUDANTE MAYOR: Don Francisco Luzuriaga.
PORTA ESTANDARTE O GUION: Don Manuel Hidalgo.

Las autoridades castrenses del 1° Escuadrón de los Granaderos a Caballo fueron seleccionadas unas semanas más tarde, a lo largo del mes de abril de 1812, también bajo la atenta mirada de San Martín. En todos los casos, “aparecen los despachos del capitán D. Pedro Zoilo Bergara (español europeo) (21-IV-1812) para la segunda compañía, el teniente Agustín Murillo (español europeo) (24-IV-1812) y del subteniente Mariano Necochea (21-IV-1812) para la misma, del teniente José Bermúdez (24-IV-1812) y subteniente Hipólito Bouchard (24-IV-1812) para la 1° compañía…”, señala el teniente coronel Camilo Anschütz.

Queda expuesto en abundante documentación que hay sobre el tema, que algunos de los cabos y sargentos que revistaron en la primera formación de Granaderos a Caballo, eran veteranos del Regimiento de Dragones de la Patria, cuerpo de Caballería de Línea organizado a la sazón por el entonces coronel Rondeau. Asimismo, el sueldo de los oficiales y suboficiales debía ser el mismo que cobraban los Dragones.

Agrega Anschütz que “La organización, disciplina, instrucción, vestuario y equipo del personal, desde oficiales a soldados, corría por cuenta del jefe del regimiento”, es decir, por José de San Martín. El Primer Triunvirato, en el caso aludido, solamente tenía ingerencia en el decreto que anunciaba la creación del regimiento, como así también en “las autorizaciones para la entrega en los diferentes depósitos, de los elementos que solicitaba el jefe”.

De la primera estructura conocida del Regimiento de Granaderos a Caballo, se sabe que 4 hombres estaban en la Plana Mayor, que otros seis se repartían en partes iguales entre capitanes, tenientes y alférez, y que también había 5 sargentos, 1 trompeta, 3 cabos y una plaza para 31 soldados Granaderos.

Los 14 Patricios

Un antiguo chascarrillo militar discurre en cada ágape de camaradería, toda vez que la charla se circunscribe al origen del Regimiento de Granaderos a Caballo “General San Martín”. “¿Los Granaderos son hijos de los Patricios?”, se mofan unos a otros. En esa escueta pregunta se esconde una historia poco conocida.

Llegado el mes de mayo de 1812, todavía no había tropa para dirigir en Granaderos, por ende, todavía no había mandamientos ni subordinaciones salvo entre los propios oficiales y suboficiales. De no haber sido por los primeros catorce soldados “Patricios” de Infantería que se ofrecieron para vestir el chaleco y el morrión, quizás nunca hubiéramos conocido a los soldados rasos de la unidad sanmartiniana.

Para mejor entender esta parte de la trama, debemos remitirnos al momento en que se produce la Revolución de las Trenzas, episodio sangriento que tuvo lugar el 7 de diciembre de 1811, cuando, en medio de las sombras, fue destituido Cornelio Saavedra de la jefatura del Regimiento “Patricios” tras una misión que le fue encomendada al norte del país.

Enrique W. Philippeaux, así explicaba el origen del malestar que cundía en los viejos cuarteles del primer regimiento criollo, en la víspera de la Revolución de las Trenzas: “Concluía el año 1811 y en Buenos Aires gobernaba el Triunvirato surgido de un golpe de estado que en el mes de septiembre dieron los elementos más liberales, con Rivadavia a la cabeza, aprovechando la ausencia de Saavedra que en esos días había partido hacia el norte del país para hacerse cargo del ejército expedicionario que yacía desalentado tras los contrastes de Huaqui y de Sipe-Sipe. Rivadavia, que se había reservado el cargo de secretario del Triunvirato, logró la destitución de Saavedra y su posterior destierro a San Juan. Esta medida y otras más que los militares consideraron lesivas le ganaron al Triunvirato la hostilidad de los principales cuerpos, sobre todo el de los famosos Patricios de Buenos Aires”.

Para suavizar o disminuir la importancia de esta revolución o motín, se ha querido emparentarlo únicamente con el hecho de que los soldados “Patricios” no deseaban que les cortasen sus trenzas, otrora símbolo de hombría de los orilleros, los principales componentes sociales de que se nutría la gloriosa unidad de Infantería. Esa orden emanó del Triunvirato, primero, y del flamante jefe “Patricio” Manuel Belgrano, después, cuando éste “dispuso que los que se presentasen el día 8 de diciembre con la trenza serían conducidos al cuartel de Dragones y allí se los raparía”.

Igualmente, “no era sólo por las trenzas que los Patricios se agitaban –añade Philippeaux-, había antes que nada un gran descontento contra el gobierno surgido en el golpe de septiembre, y de esa inquietud participaban también los otros cuerpos de guarnición en Buenos Aires y que, por cierto, no usaban la coleta”.

La alarma y el descontento crecía entre los “Patricios”, donde sus sargentos, cabos y soldados estaban dispuestos cada vez más a sublevarse. El mismo día de la revuelta, un desesperado Feliciano Chiclana –componente del Triunvirato- se acerca al lugar en son de paz, expresando que la orden del corte de las trenzas quedaba sin efecto, y que el abogado Manuel Belgrano sería removido de la jefatura de la unidad patricia. Sostuvo, además, que no se labrarían actas de sumario contra los que querían sublevarse. En verdad, los componentes del Regimiento de “Patricios” querían la renuncia completa del Triunvirato y el regreso inmediato del brigadier general Cornelio de Saavedra.

Las piezas de artillería del cuartel estaban prestas en las bocacalles, lo que era una clara señal de que la empresa no iba hacia atrás. Hubo dos intentos más para conciliar las posiciones ese 7 de diciembre de 1811, ninguno con resultados positivos para las partes. La tardanza para reprimir a los “Patricios” tenía su razón de ser, por cuanto dos de las más aguerridas unidades de combate, como los Dragones y los Húsares de Buenos Aires, también estaban a favor del reclamo de los infantes.

El ataque contra la primera unidad criolla aconteció al mediodía, cuando José Rondeau, proveniente del sitio de Montevideo, donde su guarnición se componía de Dragones de caballería y batallones de Pardos y Morenos, abrió un tremendo poder de fuego que salía de los cañones apostados en las torres de las iglesias vecinas al blanco. La unidad de los ‘Patricios’ se encontraba donde hoy yace el Colegio Nacional Buenos Aires. Al cabo de unos minutos, se contaban en cien las bajas, de las cuales la mitad correspondía a los muertos.

Rivadavia se encargó de impartir los castigos contra los sublevados sobrevivientes el día 10 de diciembre de 1811, condenándose a muerte “a once clases y soldados de la unidad, de los cuales cuatro eran sargentos, tres eran cabos y cuatro soldados”. Al día siguiente, los cadáveres fueron exhibidos para la expectación pública.

La jornada del 2 de mayo de 1812, son destinados, por fin, los primeros soldados rasos para la recientemente creada unidad de Granaderos a Caballo por orden de San Martín. Así, pues, 14 ex soldados del Regimiento de Infantería “Patricios” que tomaron parte en la Revolución de las Trenzas, ya estaban dispuestos a “prestar nuevamente servicios en defensa del país en que nacieron”, por eso Rivadavia, Chiclana y el secretario Nicolás de Herrera “los declara libres de las penas a que estaban condenados, y destina al Regimiento de Granaderos a Caballo, etc.”.

El nombre de esos “Patricios” que vistieron el inmaculado uniforme de Granaderos a partir del 2 de mayo, fueron: Cosme Cruz, Juan Andrés Méndez, Pedro Antonio Vera, José Santos Ríos, Cornelio Gamboa, Toribio Páez, Ramón Salmiento, Juan Antonio Pereyra, José Pereyra, Agustín Rosales, José María Olmedo, Gregorio Arrieta, José María Portillo y Vicente Sueldo.

De este modo, a estos catorce Granaderos se les unirían los restantes soldados para completar las 31 plazas que tenía la unidad en sus albores. Sobre si los “Patricios” son los padres de los Granaderos, esa es una cuestión que sigue animando bromas castrenses y despertando la curiosidad del revisionista histórico.

Por Gabriel O. Turone

Bibliografía

Anschütz, Teniente Coronel Expedicionario al Desierto Camilo. “Historia del Regimiento de Granaderos a Caballo”, Tomo I, Círculo Militar, Buenos Aires, Agosto 1943.
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Philippeaux, Enrique Walter. “El Motín de las Trenzas”.
Ramos Pérez, Demetrio. “San Martín, el libertador del Sur”, Biblioteca Iberoamericana, Ediciones Anaya, Madrid, España, 1988.

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