el bisnieto del apache Gerónimo que dice que
no hubo genocidio bajo el dominio español
Claudia Peiró
Infobae, 24 de
Noviembre de 2022
Alfonso Borrego,
bisnieto de Gerónimo, el legendario líder apache del que Hollywood se ha
ocupado mucho y bastante mal, es un ardiente defensor del legado de la
colonización española y del mestizaje étnico y cultural que la caracterizó.
Como historiador y
como presidente de la Sociedad del Patrimonio Cultural del Camino Real de
Tierra Adentro dedica buena parte de su tiempo a desmontar la Leyenda Negra de
la Conquista. En una de esas charlas, Borrego habló del origen del Día de
Acción de Gracias que se conmemora en los Estados Unidos todos los años, el
tercer jueves de noviembre.
Borrego contó cómo
fue el encuentro con los aborígenes de aquellos primeros colonos ingleses que
llegaron a Plymouth Rock, en lo que hoy es Massachusetts, en 1620. La tribu
local, los wampanoag, los ayudaron a sobrevivir, a superar el invierno, les
enseñaron a cultivar. Los colonos les retribuyeron invitándolos a una comida
que incluía el famoso pavo, hoy tradicional en esa fiesta. Una comida de
celebración por las buenas cosechas y de agradecimiento.
Pero en esa región
ya no hay indios a los que agradecer, explicó Borrego. “¿Dónde están los
wampanoag?”, preguntó. “No hay ni uno, No hay. ¿Saben por qué? Porque la
diferencia entre un inglés y un español es que los ingleses mataron a todos los
indios”.
Alfonso Borrego
hizo una comparación impactante: “Es muy fácil: si vas a los estados de nombre
español, Montana, Colorado, Nuevo México, Arizona, Nevada, Utah [N. de la R:
deriva de Yuta, pronunciación española de la palabra apache yudah], California,
Texas, Florida; en esos estados están las reservaciones de los indios. Hoy.
Pero no hay reservación en Iowa, Ohio, Alabama, Mississippi, North Carolina,
Virginia… nada. ¿Saben por qué?”
El historiador
tejano agrega algo que es evidente y que sólo está siendo negado por el
indigenismo, cuya finalidad, antes que la defensa de los derechos de los
pueblos aborígenes es buscar argumentos en el pasado para ahondar la
fragmentación social y nacional en el presente: “Esa diferencia no es sólo en
Estados Unidos. Vamos a las naciones de nombre español. México: ahí están los
indios. Puedes irte a Centroamérica, Nicaragua, Belice, Panamá, Costa Rica; te
puedes ir a Perú, puedes irte a Chile, puedes irte a Venezuela, Uruguay,
Paraguay: están los indios. Puedes irte a Brasil, a Argentina, ahí están los
indios. Puedes brincarte a Puerto Rico, a Cuba, ahí están. Puedes irte a
República Dominicana, donde primero
llegaron los españoles, ahí están los indios”.
¿Qué pasa en cambio en las zonas que fueron de dominio
inglés o de otras potencias aparte de España? “Vamos a las Islas Vírgenes,
Virgin Islands, ni un indio. Bahamas, ni un indio. Bonaire, ni un indio. Aruba,
Jamaica, Islas Caimán”,
enumera Borrego.
Su conclusión es
lapidaria: “Donde estaban los ingleses, no hay ningún indio, esa es la
diferencia. Y eso es lo que queremos decirle al mundo, abran los ojos: ¿quién
mató a los indios? ¿Quién? Los ingleses. No los españoles”.
Sin embargo, está
de moda en Estados Unidos voltear, decapitar o vandalizar estatuas de Cristóbal
Colón. En algunos estados han cancelado los festejos por el Columbus Day (12 de
octubre). En Argentina, la iconoclasia anti hispana promovida por las eternas
usinas de la leyenda negra desembocó en el desplazamiento del monumento a
Cristóbal Colón del predio de la Casa Rosada para disimularlo en la costanera.
Otro absurdo son
los ataques contra la figura de fray Junípero Serra, el franciscano que creó
las misiones en la costa oeste de los Estados Unidos y que dieron origen a las
principales ciudades de esa región y por eso tienen nombres religiosos: San
Francisco, San Diego, Santa Mónica, Santa Bárbara, Sacramento, Los Ángeles…
“Las tribus te
dicen que los españoles cometieron muchas atrocidades y lo robaron todo, pero
no tienen nada escrito, nada consistente, simplemente es una historia que está
en la tradición oral y así se cuenta generación tras generación. Y la gente no
piensa, no se hace preguntas, solo repite lo que ha oído”, dijo Alfonso
Borrego, a la prensa española al participar en las jornadas sobre “Leyenda
Negra. Fake news en la conquista española”, en Granátula de Calatrava
(Castilla), el pasado 12 de octubre. En realidad, fueron los colonos
estadounidenses, durante la expansión hacia el oeste, los que barrieron a los
indios, explicó.
Borrego rechaza que los españoles deban “pedir
perdón”. Y subraya una diferencia esencial entre la colonización española y
otras: “Cuando los españoles llegaron aquí se mestizaron con los indígenas. Son
dos culturas combinándose y creando cosas. Eso para mí es una cosa maravillosa
y bonita”.
La sola existencia
de las naciones hispanoamericanas, con su alta proporción de población mestiza
e indígena, confirman lo que dice Borrego: “Realmente no hubo genocidio en los
estados de nombre español, porque todavía están los indios. Si quieren decir
que hubo genocidio en el resto de los Estados Unidos, díganlo, pero ¿quién fue?
No estaban los españoles ahí”.
Como destaca la historiadora española María Elvira
Roca Barea, autora de Imperiofobia y Leyenda Negra, los ataques de hoy en
nombre del indigenismo van dirigidos especialmente contra figuras o símbolos
del mundo hispanocatólico, mientras que no sucede lo mismo con los del
protestantismo anglosajón que, en el caso de los indígenas de Estados Unidos,
si de juicio retroactivo se trata, tienen mucha más responsabilidad en su
triste destino. Sin embargo, de esos mismos sectores proviene la leyenda negra
de la conquista española, que nació en el siglo XVI, en el marco de la
sublevación protestante en los Países Bajos contra el dominio español, y desde
entonces fue siempre promovida por los competidores coloniales de Madrid.
Fray Junípero
Serra “nunca tuvo esclavos ni mató a nadie”, dice Roca Barea. Pero los
españoles fueron y son señalados como chivos expiatorios de la exterminación de
los indios.
“Si hoy California
es la más poblada y rica de las regiones de Estados Unidos, debe reconocer su
origen en Junípero Serra y admitir, como proclama el arzobispo de Los Ángeles,
José Gómez, que los verdaderos padres fundadores de Estados Unidos fueron
católicos e hispanohablantes”, decía un artículo de Religión en Libertad
(22/6/2022).
Por si no bastara
con la evidencia presente, tenemos el testimonio, a fines del siglo XVIII, de
Alexander Von Humboldt, el hombre que relevó la geografía y estudió la realidad
social y demográfica de América y la comunicó a sus contemporáneos,
desmintiendo los mitos que circulaban por toda Europa.
Entre 1799 y 1804,
el prusiano Humboldt recorrió Venezuela, Cuba, Colombia, el actual Ecuador,
Perú, México y los Estados Unidos de América del Norte.
Siendo director
del Centro de Investigaciones hispanoamericanas de la Universidad de París X,
Nanterre, el profesor Charles Minguet escribió, en La América de Humboldt: “En
México, Humboldt cuenta 70.000 españoles puros, 1 millón de criollos considerados
como blancos y un millón quinientos mil mestizos declarados (o sea el 25 por
ciento)”.
A Humboldt le impresiona el desarrollo de las
instituciones culturales españolas en América. Por ejemplo, dice Minguet, “nota
que los establecimientos científicos y culturales de México (Colegio de
Minería, Jardín Botánico, Academia de Bellas Artes, Universidad) son tan
importantes como los de los Estados Unidos”. “Ningún gobierno europeo ha
sacrificado cantidades más considerables para fomentar el conocimiento de las
plantas, como el gobierno español”, dice Humboldt.
Pero Humboldt es,
además, el primero en desmentir el genocidio indígena, dice Minguet: “Los datos
esenciales que da Humboldt son (...) de tipo estadístico, y gracias a las
cifras que produce, la Europa culta, ensordecida, durante todo el siglo XVIII,
por los gritos de horror de los indianistas lacrimosos, se entera de que
existen, en las posesiones españolas de América, 7 millones y medio de Indios,
a los que cabe añadir 5 millones y medio de mestizos, sea un total de 13
millones de indios y mestizos o mulatos, que representan el 80 por ciento de la
población total de Hispanoamérica”.
“Estas cifras
-concluye Charles Minguet- significan que, a fines del siglo XVIII, la
población amerindia había alcanzado o sobrepasado la cifra supuesta en vísperas
de la Conquista. Si Humboldt no se olvida de subrayar las enormes pérdidas
provocadas por los abusos de ciertos colonos y las enfermedades europeas
importadas a América, es el primer europeo no español en anular la convicción
de sus contemporáneos de una total destrucción de la población indígena por los
españoles”.
Alfonso Borrego dice que es muy difícil desmontar las
falsedades sobre la colonización española porque este relato anti hispánico
está instalado en el sistema educativo en Estados Unidos. La realidad no es muy
diferente en la Argentina, donde se está tratando de convertir en historia
oficial la fake news del genocidio aborigen.
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