del natalicio del General José de San Martín y
Matorras
POR GABRIEL
CAMILLI
La Prensa,
25.02.2024
El General José de
San Martín, hijo de José Francisco de San Martín y Matorras y nacido el 25 de
febrero de 1778 en Yapeyú (Virreinato del Río de la Plata, Imperio Español) es
el héroe de la historia argentina, que lo ha proclamado padre la patria, es el
vencedor de una campaña ejemplar, la de los Andes, que lo colocó en la cúspide
de la historia militar del continente y le permitió llegar a ser el Libertador
de tres naciones.
“Sabemos que la
Iglesia nos coloca a los santos delante de la vista, como intercesores –afirma
el P. Alberto Ezcurra–. Es decir, son
amigos de Dios en el Cielo que le ruegan a Dios por los que aquí en la tierra
todavía estamos en lucha y en camino.
Pero sobre todo cuando la Iglesia canoniza a los santos, nos pone a los
santos como ejemplos, los pone como modelos de vida. (…). Pues bien, lo que pasa con los santos de
la Iglesia, pasa con los héroes de la Patria.
Los héroes no están solamente para que nosotros los recordemos y les
rindamos homenaje, o dediquemos a su memoria discursos que tantas veces son
palabras huecas, palabras vacías. Los
héroes están puestos también como ejemplo y como modelo de la vida. Son los dos ejemplos que puede tener el
hombre y el cristiano: el santo y el héroe.”
El héroe es el
resumen de todas las virtudes humanas, del coraje, del heroísmo, de la
generosidad, del desinterés, del servicio del Bien Común. El santo es el resumen de las virtudes
divinas, de las virtudes sobrenaturales, de las virtudes teológicas. No son dos cosas separadas, porque ser santo
es heroico. El héroe cristiano también es santo. Aun cuando en su vida se haya dedicado al
servicio de valores humanos, como la justicia, como la verdad, como la familia,
como la Patria, si lo ha hecho con espíritu cristiano, en esos valores él
estaba sirviendo a Dios.
Nos dice el Grl
Diego Soria “El general San Martín fue un conductor militar excepcional, y
cuando las circunstancias lo obligaron a ejercer el gobierno se mostró como un
gran estadista. Pero si hay algo que debemos resaltar es su ética. Fue un
hombre virtuoso, con una total armonía entre su conducta pública y su vida
privada. Y en esto, sin duda, tuvo gran influencia la educación y el ejemplo
que recibió en su hogar”.
Para conocer en
profundidad a un personaje, es necesario penetrar en su genealogía.
Para cumplir este
cometido, emprendimos un viaje para conocer los orígenes del Libertador.
Visitamos Cervatos de la Cueza, un municipio y localidad española de la
provincia de Palencia, en la comunidad autónoma de Castilla y León. Juan de San
Martín, el padre del Libertador, nació el día 3 de febrero de 1728 en esta
localidad de Castilla la Vieja. Era hijo de Andrés de San Martín y de Isidora
Gómez. Ellos conformaban una familia hidalga de clase media cuya casa se
conserva en el número 27 de la calle Las Solanas de Cervatos de la Cueza,
conocida actualmente como Casa-museo del General San Martín. Se destaca la sala
de honor. Allí se guardan recuerdos y testimonios de la amistad de España con
la República Argentina.
Creemos que el
padre del héroe de nuestra patria es digno de ser conocido. Don Juan de San
Martín fue un labrador nacido en un hogar hidalgo, pero humilde. La historia de
España fue hecha por hidalgos humildes y dignos. De esa estirpe fueron los
conquistadores que llevaron a cabo una de las hazañas más grandes de la
historia: integrar el Nuevo Mundo a la cultura europea y a la fe de Cristo. Don
Juan de San Martín se convirtió en soldado e inició su carrera militar en el
nivel más bajo del escalafón. Con honrada ambición y afán de gloria, como lo
mandaban las ordenanzas, logró llegar a oficial y alcanzar la jerarquía de
capitán. Su actuación en territorio americano fue administrativa con espíritu
castrense. Es importante destacar, en su trayectoria, su aporte a la
preparación de la defensa del Virreinato a través de sus dotes de organizador e
instructor de milicias, cualidades que heredó su hijo, el Libertador.
Todo esto esta
excelentemente relatado en un libro de un camarada, el Tcnl Daniel Castiglioni,
Juan de San Martin, un Capitán del Río de La Plata (EUDE, Buenos Aires, 2018).
Allí nos cuenta: “Debemos considerar que se desempeñó permanentemente en la
conflictiva frontera con el Brasil, desde donde los portugueses presionaban
para extender sus dominios hasta el Río de la Plata. “
En Cervatos de la
Cueza fuimos recibidos por la alcaldesa María Inmaculada Malanda Fernández
quien muy gentilmente nos mostró el patrimonio cultural que hermana a España y
Argentina.
Vistamos el
exterior e interior de la Casa de la familia San Martin, dos torres de ladrillo
de las antiguas iglesias parroquiales de Santa Columba y San Miguel (de estilo
mudéjar), la Iglesia parroquial de Santa Columba y San Miguel, de estilo
colonial (Construida en el Siglo xx bajo el patrocinio de la República
Argentina, en honor al General José de San Martín)
Visitamos la “Casa
del General San Martín”, donde nació Juan de San Martín, padre del Libertador.
Fue declarada bien de interés cultural en el año 2000 y se convirtió en museo.
El 17 de agosto de 2021 se inauguró en su interior el primer Patio Federal
Argentino en el mundo, un espacio que cuenta con los escudos de todas las
provincias y de la República Argentina.
Participamos de la
celebración de una Misa con las imágenes de San Roque y de la Virgen de Luján
traída de un monasterio cercano. “Pedimos que muchos argentinos nos visiten
para seguir cultivando esos lazos de hermandad”, concluyó la alcaldesa de
Cervatos de la Cueza.
En este típico
pueblo español pudimos también entender y meditar acerca del verdadero espíritu
que acompañó la vida del Libertador.
UNA FAMILIA DE
SOLDADOS
Como bien nos
relata el Coronel Santiago Rospide en su libro El sueño frustrado de San
Martin:
“Una familia de
soldados, en la familia de San Martín todos fueron soldados: su padre y sus
hermanos, Manuel Tadeo, Juan Fermín, Justo Rufino y, desde luego, nuestro
héroe. Por las venas de los San Martín
corría sangre castrense, puesta a prueba en un sinnúmero de acciones militares,
demostrando todos sus integrantes ejemplo de hidalguía, amor a Dios, a la
patria y a su rey, como buenos y leales hijos del Imperio español. Todos ellos
hicieron honor al escudo familiar bajo cuyo lema se podía leer: " Por la
católica ley, y por servir a mi rey vida y estado pondré”. Y porque en las
familias de antes -que aún subsisten cual oasis en medio de la Modernidad- las
acciones de estos futuros héroes están como amalgamadas con la espiritualidad
recibida en el hogar. No es exageración decir entonces que se vivía en esa
época una simbiosis entre fe y la milicia, entre la religiosidad y el heroísmo.
Por ello la familia misma se constituía en pilar de la educación espiritual y en
una cierta piedad y reverencia hacia la divinidad: "Lo que une a los
miembros de la familia antigua es algo más poderoso que el nacimiento, que el
sentimiento, que la fuerza física: es la religión del hogar y de los
antepasados”
(Ver: El sentido
de la lucha en Grecia y Roma del Dr Antonio Caponnetto, Gladius nro18).
Para ello
rescatamos la admirable mente poética de Roque Raúl Aragón en La política de
San Martín:
“…llegó a ser un
héroe de América por amor a España o, como se dice hoy, de la Hispanidad; como
quiso salvar aquí una tradición que parecía haber sucumbido, por la derrota y
la traición, en la España ultramarina Como americano que era, tenía a su
alcance la única manera de prolongar hasta un punto que pudiera recobrar la
grandeza perdida: combatir por todo en América, salvar a España en América. Su
decisión (de agosto de 1811), pues no significó una ruptura con su pasado
personal. Significó, al contrario, la ratificación de éste cuando las
circunstancias adversas lo presentaban como concluido y cuando, por otra parte,
un ancho horizonte abría de nuevo sus perspectivas, como en los días de Cortés
y de Pizarro, para los corazones alentados”.
La idea de José de
San Martín era “salvar a España en América ". América como la heredera
legítima de Castilla, "la ancha y la bravía”, España se perdía en Europa
pero renacía en América. Hispanoamérica del dolor (Jaime Eyzaguirre), fue
también el Continente de la Vida y la Esperanza (Rubén Darío) Esperanza de
Grandeza. ¿Cuándo, cómo? En un tiempo
futuro, en que se habrán de cantar nuevos himnos: "La latina estirpe verá
la gran alba futura, Y en un trueno de música gloriosa, millones de labios
saludarán la espléndida luz que vendrá del Oriente. Oriente augusto en donde
todo lo cambia y renueva, la eternidad de Dios, la actividad infinita. Y así sea esperanza la visión permanente en
nosotros. ¡Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda!” (Rubén Darío)
¡Esto fuimos a
buscar a Cervatos de la Cueza! Traer al Libertador a la Patria.
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