Alfredo Dillon
Clarín, 24-8-16
Algunas historias exigen paciencia: se arman como
rompecabezas cuyas piezas cobran sentido a lo largo de los años y enhebran
destinos que cualquiera imaginaría distantes. Es el caso de esta historia, que
involucra a un pescador humilde, a un marino irlandés nacionalizado argentino y
a un equipo de expertos de un museo paleontológico.
Hace 19 años, mientras pescaba en medio del Paraná,
Jorge Villar enganchó su red por accidente. Algo la retuvo en el fondo del río,
justo frente a las costas de Vuelta de Obligado, un pueblo de 400 habitantes,
donde Villar era un pescador conocido. Luego de varios intentos, logró desprender
su red y recuperarla: con ella, salió a la superficie un mástil de madera de
6,60 metros. Sorprendido, Villar decidió llevarse el souvenir que le ofrecía el
Paraná. Lo dejó, durante años, en el patio de su casa.
El 23 de octubre de 2015, mientras hacían tareas de
reconocimiento y filmación del fondo del Paraná para el Museo Paleontológico de
San Pedro, José Luis Aguilar, Felipe Aguilar, Javier Saucedo y Marcelo Duca
detectaron un elemento que llamó su atención. Gracias a un equipo de sonar,
observaron “la silueta de un elemento delgado y recto que se alzaba en el fondo
del río". Era otro mástil, pero unido al casco de un buque hundido.
El eslabón que une a estos personajes se remonta al 20
de noviembre de 1845: el día de la batalla de Vuelta de Obligado, emblema de la
defensa de la soberanía nacional. Pasado el mediodía, ya sin municiones y para
evitar que los enemigos de la escuadra anglofrancesa tomaran su barco, el
capitán Tomás Craig, ciudadano argentino nacido en Irlanda, detonó sus últimos
explosivos y hundió al Republicano en medio del Paraná.
Las historias empezaron unirse el año pasado. Según
los expertos del Museo Paleontológico y la Armada Argentina, el mástil
detectado por aquel sonar en 2015 pertenecía al Republicano. En la zona no hay
registros de otros naufragios; además, el palo forma parte de una sección de
unos 11 metros de casco que asoma sobre los sedimentos, “una escala que
coincide con las medidas del Republicano”. Solo faltaba una pieza: los datos
históricos indicaban que ese tipo de buque, un bergantín goleta, tenía dos
palos principales y no uno.
El último capítulo, por fin, acaba de escribirse: tras
el hallazgo del Republicano, el equipo del Museo Paleontológico recordó aquel
otro mástil "pescado" hace 20 años por Villar, ya fallecido.
Contactaron a su hijo y recuperaron el palo, que con los años había quedado
adherido a la tierra en medio del patio familiar. El director del Museo, José
Luis Aguilar, anunció hoy que este elemento histórico pasará a manos de la
Municipalidad de San Pedro y será trasladado al Museo de la Batalla de
Obligado. Ahora esperan que la Armada se sume a las investigaciones para
terminar de corroborar si este hallazgo es, como todo parece indicar, otra
pieza de aquella historia que empezó a escribirse el 20 de noviembre de 1845.
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