Generala del Ejército Argentino
Por tierras cuyanas
va San Martín galopando
con veteranía de caballero.
Sus ojos se detienen en la cima
del Ande. Imaginan el horizonte
que se oculta tras las montañas,
el resplandor azul y blanco de las
aguas golpeando la nieve.
Otea el vuelo del cóndor, mide
la altura de la estrella, pesa el
cansancio sobre sus hombros.
Nada podrá conseguirse sin
la custodia de María.
Y la nombró Patrona y Generala
de las Armas Argentinas.
Ella cruzó por Uspallata y
Los Patos, entre pendones, rifles,
cañones y maromas. Ella salió
en procesión a la vanguardia de
los héroes. Ella cuidó la
retaguardia en el peligro, y
avanzó entre tambores y clarines
que anunciaban la Independencia.
Su presencia marcaba las horas
del brío y el tiempo del responso.
El Angelus de la tropa la
encontraba engalanada, y
algunas cuerdas de guitarra le
dedicaban sus sones como trofeos.
Bajo la protección de Ntra. Sra.
del Carmen, recemos los misterios
gozosos de la Patria. Para que
nos resulte posible entender e
imitar, a aquella argentina épica y
batalladora, que resguardaba su
soberanía como se cuida la risa
intacta en el rostro de la madre.
(Cabildo, Nº 82)
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