A 200 AÑOS

 

del boicot al Congreso de Córdoba. La oportunidad perdida


 Carlos Alberto Del Campo


 24 de septiembre de 2021

 

El 24 de septiembre de 1821, Rivadavia, jefe del  partido directorial, decretaba la caducidad de los diplomas de los diputados de Buenos Aires al Congreso  que era animado por San Martín y  los éxitos de la campaña en el Perú. Congreso, cuya realización había sido dispuesta en el Tratado de Benegas incluyéndose  la mediación del gobernador de Córdoba Juan Bautista Bustos.

 

Como dice el gran historiador Antonio J. Pérez Amuchástegui, “Rivadavia (ministro de Gobierno) que no simpatiza ni con el Congreso ni con la empresa de San Martín, se propone con firmeza impedir el éxito de una reunión nacional que a su juicio puede convertir a Bustos en árbitro de Estado … y expresa que no es conveniente pensar siquiera en constituir el país”.

 

El círculo directorial, derrotado en el año 1820, se propuso  imponer un liberalismo intransigente que retrogradó la república y dejó  un  reguero de odio y rencor en las provincias. Rivadavia afirmaba que “no había conciencia ilustrada en el interior para dictar la constitución”; incluyendo en esa categoría a Bustos, el alma del congreso. Para Rivadavia (y más tarde para Sarmiento) en las provincias todo era barbarie). Tal reaccionaria mirada eludía explicar porqué  habiendo transcurrido entonces cinco años de la Independencia el país estaba a las puertas de la disolución nacional.

 

Bien lo dice Denís Conles Tizado “sin organizar la nación, las provincias no podrán organizarse internamente, sobre todo por penuria económica, ya que Buenos Aires se queda con las rentas aduaneras que pertenecen a todo el país,  y son el principal ingreso fiscal”, dominio económico  que sustenta el interés porteño en imponer la forma unitaria de gobierno.

 

El fracaso del Congreso significará la dificultosa ausencia posterior de un estado independiente con precariedad de las economías regionales, instituciones endebles, desinterés en construir caminos y medios de comunicación, posterior alineamiento ferroviario diseñado en beneficio del mercado internacional como proveedor de productos primarios e inestabilidad para el necesario crecimiento económico.

 

Los políticos rivadavianos decían que los “trece ranchos”, todos juntos, equivalían apenas a una cuarta parte de la rica provincia bonaerense. El federalismo –a dos siglos de Rivadavia- transita caminos sinuosos e irregulares no superando aún la realidad unitaria de nuestro país.-

 

* A. J. Pérez Amuchástegui: Crónica Argentina (5 Tº), CODEX, 1972

* D. Conles Tizado: J. B. Bustos. Provincia y Nación, Ed. Corredor Austral, 1ª y 2ª edición

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