Un sacerdote ejemplar; confesor del Almirante Brown
El padre Antonio
Domingo Fahy (Anthony Dominic Fahy), nació en la ciudad de Loughrea Condado de
Galway Irlanda, el 11 de Enero de 1805. Ingresó en la Orden de Predicadores y
recibió los hábitos el 4 de Agosto de 1828, tomando como nombre religioso
Dominic. Siguió sus estudios eclesiásticos en el Convento de San Clemente en
Roma, donde recibió la ordenación sacerdotal en 1831.. Habiendo terminado sus
estudios teológicos, parte en 1834 hacia América del Norte, donde los dominicos
se habían encargado de la dirección espiritual de una vasta región de Kentucky
y Ohio. Allí como misionero se formó el padre Fahy para la vida pastoral.
En 1836 sus
superiores lo trasladan nuevamente a Irlanda., donde se desempeña en varios
cargos.
En época de la
colonia, regían disposiciones legales que impedían a los no españoles
establecerse en el Río de la
Plata. Sin embargo un número de irlandeses lo consiguieron y
se afincaron en Buenos Aires y Montevideo; muchos vinieron desde España hasta
donde habían huido desde Irlanda perseguidos por su religión; otros tantos
formaban parte de las fuerzas armadas inglesas que decidieron radicarse en
estas tierras, en especial durante las invasiones inglesas. Cuando los
gobiernos patrios derogaron esta prohibición, comenzaron a llegar inmigrantes
directamente desde Irlanda.
El historiador
Murray, calcula que en 1824 había una colonia de 500 irlandeses, y que para
1832, ya contaba con 2500 miembros.
A los inmigrantes irlandeses,
provenientes de un pueblo profundamente católico, aunque compartían la religión
oficial de estas tierras, les era difícil establecer la misma relación con el
clero local que la que estaban acostumbrados en su tierra natal. El obstáculo
principal era la diferencia de idioma.
A partir de 1827, la
colectividad irlandesa se había dirigido al Arzobispo de Dublin para reclamar
la presencia de un capellán en Buenos Aires para atenderlos. Así llegaron
primero el padre jesuita Moran en 1829, quien fallece un año después, y luego
es enviado el padre Patricio O'Gorman, quien ya en 1842 se encuentra enfermo.
Ante un nuevo pedido de los dirigentes de la colectividad solicitando a Dublin
otro sacerdote que colaborara con el padre O'Gorman, la designación recae en el
padre Antonio Fahy.
Incio de su obra
En 1844 desembarca en
Buenos Aires el padre Fahy y de inmediato se dedica a su misión, quien será la
figura central en torno a la cual se van delineando los mecanismos de conexión
entre los irlandeses ya asentados en el país, los recién llegados y la sociedad
argentina de la época. Los irlandeses encontraron en la Iglesia Católica ,
representada por el padre Fahy y los demás sacerdotes que le continuaron, el
ámbito en torno al cual se organizaron como colectividad.
La colonia irlandesa
fue creciendo paulatinamente, hasta que el mismo padre Fahy la computa en 4500
almas en el año 1848.
El padre Fahy no
solamente asiste espiritualmente a los inmigrantes, también se convierte en el
organizador de la comunidad.
Facilita el
asentamiento de los irlandeses que llegan y va creando vínculos entre los
diferentes grupos de la colectividad. Aconsejaba a cuanto irlandés que
desembarcaba en el puerto de Buenos Aires que se dirigiera al campo, cuyas
posibilidades económicas entreveía. En breve tiempo había irlandeses
diseminados por todos los partidos cercanos a Buenos Aires.
El padre Fahy, con su
profundo conocimiento de la comunidad y sus contactos en los sectores ganaderos
en general, actuaba como intermediario, colocando a los irlandeses que llegaban
entre los estancieros que buscaban mano de obra adecuada.
Los prejuicios hacia
los "natives" (nativos) y hacia los inmigrantes de otras
nacionalidades llevaban a los irlandeses a buscar esposo/a entre sus
connacionales, y es así que han quedado numerosas anécdotas de cómo el
sacerdote establecía contacto entre las partes, actuando de intermediario. El
Capellán recorría a caballo, lugar por lugar, casa por casa, para atender
espiritualmente a todas las familias irlandesas. También se fue convirtiendo en
consejero económico, les decía si debían comprar tal o cual campo, permanecer
en esta región o migrar a otra, realizar o no alguna operación de crédito, etc.
William McCann, un
comerciante irlandés que permaneció por varios años en el país y que a su
regreso publicó la obra "A two thousand mile ride through Argentina",
describe una entrevista con el padre Fahy durante su viaje por el sur de la
provincia de Buenos Aires. Dice McCann:
"En la casa del señor
Hanley, me encontré con el padre Fahy, sacerdote católico irlandés, que estaba
haciendo una gira pastoral, y en cuya agradable compañía pasé la tarde. El
padre Fahy es indispensable a sus compatriotas; no solo ejerce su ministerio
espiritual entre ellos con la máxima cordialidad, sino también les da el
beneficio de su experiencia y consejo en asuntos temporales." Fahy mismo
decía: " yo soy cónsul, jefe de correos, juez, pastor, intérprete y
proveedor de trabajo para toda esta gente"
De una carta del padre
Fahy al sr. William McCann, podemos deducir lo que pensaba sobre los destinos
de la República
Argentina , de su optimismo y de fe en el futuro de nuestro
país. Este es un fragmento de dicha carta con fecha 1° de Febrero de 1848:
"...durante su
viaje se ha encontrado con súbditos británicos, dos tercios de quienes eran
irlandeses. Ahora me pregunta si los trabajadores encuentran ocupación en esta
provincia, y si gozan de la protección de las leyes en sus personas y sus
ocupaciones.
En contestación a estas
preguntas, declaro que durante los cinco años que he vivido y viajado por esta
provincia, no he encontrado nunca a un hombre que no podía emplearse, excepto
durante una parte del bloqueo. El hecho es que hay tanta escasez de
trabajadores que los sueldos muchas veces han aumentado de cinco a siete
chelines y medio diarios. Muchas veces he conocido casos en que hombres pobres
han ahorrado cien libras al año, solo en hacer cercos. En un país como este,
donde no hay piedra, muchos obreros siempre encontrarán trabajo de esa
naturaleza, especialmente cuando los estancieros comiencen a rodear sus casas
con chacras y quintas. Además, calcule el gran número que será necesario en los
saladeros, donde la faena de animales llega a tan grandes proporciones. Supongo
que anualmente en la provincia de Buenos Aires se faenan dos millones y más de
reses. El pastoreo de ovejas dará también colocación a muchos trabajadores.
Una vez que se
establezca la paz, los recursos de esta provincia se comenzarán a explotar , y
si se pudieran introducir trabajadores industriosos y sobrios, no dudo que en
pocos años esta provincia se convertirá en un perfecto paraíso."
El padre Fahy residía
habitualmente en la ciudad de Buenos Aires. Los domingos reunía a sus
compatriotas en la capilla de San Roque, anexa a la Basílica de San
Francisco, donde oficiaba misa y predicaba. Estos servicios religiosos
continuaron por más de veinte años, y sólo cesaron después de su muerte.
Los años 1847 y 48
fueron trágicos en la historia de Irlanda. Una misteriosa afección que atacaba
principalmente a la papa, artículo de primera necesidad en aquel país, apareció
simultáneamente en varios puntos, y gran parte de la población sintió los
efectos del hambre. Al mismo tiempo, una fiebre mortífera invadió los organismos
mal nutridos. Esta situación amenazó convertir al país en un cementerio. Los
que pudieron escaparon de Irlanda; centenares de miles cruzaron el Atlántico
Norte hacia los Estados Unidos, y también algunos llegaron hasta aquí.
Al conocerse esta situación
que sufría Irlanda, el padre Fahy organizó a sus connacionales para enfrentar
la situación que se cernía sobre la madre patria. Organizó colectas de dinero,
alcanzando a reunir una suma respetable que fue remitida a Irlanda. El padre
Fahy acompaña el donativo con una carta dirigida al Arzobispo de Dublin,
fechada el 15 de junio de 1847; en ésta reafirma su confianza en los destinos
de la República
Argentina , en donde dice:
"Recomiendo
encarecidamente a los labradores sobrios e industriosos que dirijan sus pasos a
este país, donde encontrarán una amplia recompensa por su trabajo. La
salubridad del aire, la fertilidad del suelo, la riqueza en minerales, sus
espléndidos ríos, combinan para invitar al pobre a venir hasta él. El gobierno
extiende la máxima protección al extranjero, y los nativos son proverbialmente
hospitalarios y generosos."
Las embarcaciones que
se dedicaban al transporte de los pasajeros que huían de Irlanda, eran en su
mayoría viejos barcos, cuyos armadores especulaban con las vidas de los
infortunados pasajeros. Las travesías eran muy lentas, y por esta circunstancia
faltaban agua y provisiones, provocando la muerte de varias personas, y muchos
de los inmigrantes irlandeses llegaban a estas tierras enfermos y desnutridos.
Esta situación exigía un hospital que los atendiese.
El padre Fahy cooperó
primero en la fundación del Hospital Británico, siendo miembro en su primera
Comisión Administrativa., y a continuación por las circunstancias mencionadas
decidió fundar un hospital irlandés. En una casa alquilada en la calle Tucumán,
abrió las puertas de ese hospital en el año 1848, y recolectó fondos entre sus
connacionales para sostenerlo.
En el año 1850, el
padre Fahy adquiere esta casa a su propietaria, y el 2 de Junio de 1851 ante
escribano hace donación de ella:
"...a los
católicos irlandeses residentes en Buenos Aires y en los distritos de su
jurisdicción territorial, como a los demás que llegaren a venir a estos
destinos y en nombre de todos ellos a los cinco señores que actualmente
componen la comisión administrativa del Hospital General de Irlandeses
Católicos residentes en Buenos Aires..."
Este hospital cumplió
con su obra hasta el año 1874, según se desprende de los datos consignados en
el libro de Murray, cuando fue clausurado, y en 1891 el último sobreviviente de
la comisión que había aceptado la donación, cedió el edificio y los terrenos a la Asociación Católica
Irlandesa. Pero hay una consigna en el acta de donación que merece recordarse,
donde el padre Fahy recomienda a los fideicomisarios que pongan todo empeño en
la conservación del hospital: "...que no se deteriore, a fin de que los
irlandeses cuenten siempre con este seguro refugio..."
La vida en el campo
no es nada fácil en estos primeros años de asentamiento. Ranchos aislados,
caminos escasos y en mal estado, pueblos que apenas son caseríos, es el
panorama que tiene ante sí el inmigrante. Este desafío incluía también
frecuentes ataques de indios y ladrones de ganado. Fueron posiblemente estos
peligros, acrecentados en los años que siguen a la caída de Rosas, los
principales motivos que llevaron a los primeros colonos a simpatizar con el
régimen rosista, en la medida que la política del Restaurador imponía cierto
orden en la campaña.
Podemos poner como
ejemplo de esta simpatía hacia Rosas, la intervención del padre Fahy publicando
una carta que desmentía las alegaciones contenidas en un artículo aparecido en el
Dublin Review, importante revista católica; este artículo en cuestión criticaba
al gobierno del General Rosas.
La carta que escribió
el padre Fahy decía lo siguiente:
"No sin
grande sorpresa y pesar he leído un libelo publicado en el Dublin Review, calumniando
con todo género de falsas suposiciones la política y los actos del Excmo. Sr.
Gobernador Brigadier D. J. Manuel de Rosas. Este recto magistrado, que extiende
tanta y tan ilustrada protección a todos los habitantes de este país que ha
restablecido el imperio del orden y el esplendor de la religión Católica, es
vilipendiado en aquella producción con mucha injusticia y tergiversación de los
sucesos ocurridos en esta República...creo llenar un deber de conciencia y de
gratitud hacia este país y su gobierno, explanando mi juicio y mi
testimonio..."
La colectividad
irlandesa sigue creciendo y extendiéndose, y por esto el Padre Fahy necesita
ayuda.
En el año 1855 el
padre Fahy introduce en el país la comunidad de las Hermanas Irlandesas de la Misericordia , las
cuales se encargan del Hospital Irlandés y de un colegio de niñas que el
sacerdote les ayuda a fundar.
Por su parte, costea
la carrera de jóvenes irlandeses en el All-hallows College de Irlanda para las
misiones de la
Argentina. En el curso de algunos años llegan sacerdotes a
este país preparados especialmente para secundar al padre Fahy. Bajo su
dirección, estos jóvenes sacerdotes eran enviados al campo donde cumplían
muchas de las funciones que antes desempeñaba el viejo líder.
Para 1870 había nueve
capellanías en la provincia, además de la de Buenos Aires, con sede en los
partidos de mayor densidad de inmigrantes irlandeses y descendientes: E. de la Cruz , Navarro, Chascomús,
Luján, Carmen de Areco, Mercedes, San Antonio de Areco, Ranchos y San Pedro.
Malvinas
Interesante para la
historia Argentina es la actuación que tuvo el padre Fahy en las Islas
Malvinas. Cuando las islas pasaron al poder del gobierno inglés, desaparecieron
junto con el pabellón argentino, las exteriorizaciones de la religión católica,
y por espacio de veinte años no se conoció por allí a sacerdote alguno. Había
algunos católicos irlandeses entre la guarnición que reclamaban la asistencia
religiosa de sacerdotes.
El asunto fue encargado
al padre Fahy por el Obispo de Buenos Aires, Monseñor Escalada. Por muchos años
los sacerdotes irlandeses de la
Argentina , bajo su dirección, estaban encargados de la
asistencia espiritual de las Islas Malvinas, hasta que en 1889 fue encargada a los
padres salesianos. No existen pruebas directas que el padre Fahy haya visitado
en alguna ocasión las islas, aunque un documento del Obispo Fagnano parece
insinuarlo, diciendo en una reseña de las Islas Malvinas lo siguiente:
"Antes que estas
islas entraron a formar parte de la Prefectura , solían ser visitadas por uno que otro
sacerdote generalmente irlandés.....El primer sacerdote recordado es el padre
Fahy..."
Almirante Brown
En 1857 fallece el
Almirante Guillermo Brown, fundador de la Armada Argentina.
Fue íntimo amigo del padre Fahy y en sus últimos momentos éste le auxilió con
los sacramentos. Es el padre Fahy quien da cuenta al gobierno argentino de la
muerte del ilustre marino, en un parte con fecha 5 de Marzo de 1857:
"El
infraescripto capellán de los irlandeses católicos, tiene el honor de informar
a Vuestra Excelencia para conocimiento del superior gobierno que a las doce de
la noche dejó de existir el Brigadier General Don Guillermo Brown
...Él fue, Sr.
Ministro, un cristiano cuya fe no pudo conmover la impiedad, un patriota cuya
integridad la corrupción no pudo comprar, y un héroe a quien el peligro no pudo
arredrar..."
Es el padre Fahy
quien pronuncia las oraciones rituales en su entierro.
Más sobre su obra
La habilidad
financiera del Padre Fahy, evidenciada por las diversas obras que acometía y
realizaba y su espíritu de rectitud, hizo que se ganara la confianza y una alta
estima entre sus connacionales asi como la del resto de la población. Como
consejero de toda la colectividad irlandesa del país, se hizo depositario de
grandes sumas de dinero, y se le consultaba antes de realizar cualquier negocio
de importancia. Refiere el Dr. O'Farrell una anécdota que vale la pena
reproducir:
"Llegó un
momento en que el padre Fahy era el depositario de cientos de libretas del
Banco de la Provincia ,
que representaban la riqueza acumulada de los irlandeses que se habían hecho
dueños de las mejores fracciones del territorio de la provincia.......Uno de
los grandes sacudimientos políticos de la época puso en peligro la estabilidad
económica del banco, se inició una corrida......Un director del banco se
entrevistó con el padre Fahy, y explicándole la situación le pidió su apoyo
moral para restablecer la tranquilidad amenazada.. El padre Fahy respondió notablemente
al llamado patriótico, y lejos de retirar uno solo de los depósitos de los
irlandeses, estos continuaron llevando sus ahorros al banco.
Los irlandeses nunca
tuvieron que arrepentirse de esta acción, por que cuando volvió la calma y la
tranquilidad, ese banco, coloso de crédito en su tiempo, respondió
generosamente a toda solicitud cuya honestidad llevaba el endoso moral del
padre Fahy."
El progreso de la
colectividad y el apoyo que ésta le prestaba, indujeron al padre Fahy a
emprender la construcción de un nuevo colegio para niñas, anexo al hospital que
las hermanas dirigían en la calle Tucumán, y con este motivo adquiere en 1862,
un terreno en el lugar donde ahora está el Colegio La Salle. Las Hermanas de la Misericordia se
encargaron de su dirección, y en las épocas de miseria que siguieron las
huellas de las epidemias de cólera y fiebre amarilla de los años 1867 y
1870-71, recibieron un gran número de niñas huérfanas bajo su techo. De este
establecimiento toma su origen el Colegio Santa Brígida, cuya dirección queda
en manos de las misma hermanas.
El padre Fahy piensa
que el desenvolvimiento de la colectividad irlandesa requiere un colegio para
varones. Adquiere en 1861 una manzana de terreno, sito donde actualmente se
levanta el Colegio del Salvador. Desgraciadamente, la penuria que sobrevino por
efectos de los malos años entre 1860 y 1870, le impidió llevar a cabo esta
última obra y pasados unos años se ve obligado a vender el terreno. Pero la
idea no fue abandonada, después de su muerte algunas señoras irlandesas
emprendieron la tarea de realizar este propósito del padre Fahy, y he aquí los
orígenes de la Sociedad
de las Señoras de San José.
El 19 de Mayo de
1864, la Administración
del General Mitre confiere un homenaje al Padre Fahy. Por decreto del Poder
Ejecutivo se le nombra Canónigo Honorario de la Catedral de Buenos Aires.
Es un testimonio elocuente de la estima que merecía en los círculos oficiales
de entonces.
Epidemias. Su muerte.
A fines de 1867 una
feroz epidemia de cólera asoló el país, y el padre Fahy debió multiplicarse
para atender a los enfermos, y buscar refugio para los huérfanos y viudas. Pero
los años pasaban y su salud estaba quebrantada. Dirigió varios llamados a sus
connacionales para que contribuyeran a sostener y ampliar las obras que había
levantado. Se vio obligado a contraer deudas para poder continuar sus obras de
beneficencia.
En 1871 un acceso de
fiebre amarilla azota la ciudad en pleno verano. Los sacerdotes de toda la
ciudad son llamados a todas horas para atender a los moribundos., y el padre
Fahy ya anciano, no descansa.
Recibe un llamado
para confesar a una señora italiana atacada de fiebre, y un amigo del padre
Fahy, que se entera que el sacerdote se apresta a atender el llamado, le
reprocha diciéndole que él es el capellán de los irlandeses y quien la debía
atender era su propio pastor, que él no tenía por que exponer su vida. Y el
anciano sacerdote pronuncia esta magnífica frase: "la caridad no conoce
patria", y se dirige a atender a la enferma.
Hay quienes dicen que
el padre Fahy, luego de atender a la señora italiana, se contagia, y en pocos
días muere. Otros se ajustan al certificado de muerte expedido por los médicos
que lo atendieron, en el que figura que la causa de muerte es por enfermedad
cardíaca., y hacen hincapié en que el padre Fahy sufría hace años de problemas
cardíacos.
Lo cierto es que el
padre Fahy muere el 20 de Febrero de 1871. Dos días después sus restos fueron
sepultados en el panteón del clero en la Recoleta. La
población se volcó a la calle para mostrar su respeto. Miles de personas de
diferentes razas y creencias marchan en la comitiva acompañando su cuerpo hasta
el cementerio.
Por un mes todos los
irlandeses del país, veinte mil y más, llevaron un crespón en señal de duelo
por su pastor fallecido. Decía La
Nación , en un artículo publicado el 23 de Febrero de 1871:
"Honrar la
memoria del honorable padre Fahy es honrar la raza humana en los grandes y
generosos móviles que a veces la anima y de que él fue tan alto y digno
representante."
Sus restos
descansaron en el panteón del clero por muchos años, hasta que una comisión de
damas de la Sociedad
de San José levantó en el año 1912, un monumento de granito irlandés en la Recoleta. Bajo su
cruz céltica, los restos del venerable sacerdote descansan en paz.
La continuidad de su
obra.
Hoy en día el padre
Fahy es recordado por la colectividad irlandesa de la Argentina. Lleva
su nombre el Instituto Fahy de Moreno Prov. de Buenos Aires, obra de la Asociación de Señoras
de San José, colegio que abrió sus puertas originalmente en Capilla del Señor y
que luego fue trasladado a partir de 1930 y finalmente en 1949 a su ubicación
actual. También llevan su nombre dos calles en localidades de la Provincia de Buenos
Aires, la calle Reverendo Padre Fahy en la Reja - Moreno, y la calle Padre Fahy en
Exaltación de la Cruz
- Capilla del Señor.
Encontramos un busto
del padre Fahy en el Colegio Santa Brígida de la ciudad de Buenos Aires. La
capilla de éste colegio fue donada por la señora Margarita Mooney de Morgan y
levantada en memoria del Padre Fahy.
Toda la colectividad
de los argentino - irlandeses, descendientes de los pobladores por quienes el
padre Fahy vino al país, tienen con él una deuda de gratitud impagable.
Fuentes:
- Club de exalumos
Colegio Fahy.
- La Gazeta Federal
www.lagazeta.com.ar
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