un soldado de San Martín
POR ROBERTO L.
ELISSALDE
La Prensa,
18.08.2022
En silencio pasó
hace pocos días el sesquicentenario del fallecimiento del general Manuel de
Olazábal, ocurrida en Buenos Aires el 22 de julio de 1872 y cuyos restos
descansan en el cementerio de la Recoleta.
Había nacido el 30
de diciembre de 1800 en el hogar del comerciante vasco Benito José de Olazábal
y de Matilde de San Pedro Llorente. Tercer hijo de los ocho que tuvo el
matrimonio, se educó con las comodidades propias de su clase y fue testigo
durante setenta y dos años de nuestra historia en el siglo XIX.
En enero de 1813,
un mes antes del combate de San Lorenzo, ingresó como cadete al Regimiento de
Granaderos a Caballo y si bien no participó de esa acción lo hizo en el sitio
de Montevideo. Pasó al Ejército de los Andes, estuvo en Chacabuco donde además
de la medalla que se le otorgó, guardó
para siempre en su cuerpos las heridas que sufrió. Estuvo en la campaña del Sur
de Chile, en Maipú y volvió al sur donde mereció la recomendación del coronel
Rudecindo Alvarado.
Obtuvo licencia
para regresar a Mendoza en marzo de 1819 y el 3 de agosto se casó con Laureana
Ferrari, muchacha de una familia local, muy vinculada a la causa patriota; ya
que junto con otras damas patricias fue la que bordó la Bandera de los Andes.
Siguió su carrera
en San Juan y Mendoza, y participó de la batalla del Médano en la que fue
derrotado el general chileno José Miguel Carrera, luego fusilado. Sobre este
episodio escribió en 1858 un folleto refutando algunas apreciaciones del
historiador trasandino Benjamín Vicuña Mackenna. Participó en la campaña del
Brasil y vuelto al país en el combate de Navarro que culminó con el trágico
fusilamiento del gobernador Manuel Dorrego.
TERRIBLE MATANZA
Se desempeñó en
diversos destinos, hasta 1835 en que fue dado de baja por Rosas. Opositor a
éste, pasó a Corrientes con su familia y participó en la terrible matanza de
Pago Largo, donde murió el gobernador de esa provincia don Genaro Berón de
Astrada. Pasó a la Banda Oriental y estuvo en Cagancha, donde tuvo Mitre su
bautismo de fuego. Al final del gobierno de Rosas volvió a Buenos Aires, donde
fue dado de alta en noviembre de 1850 con el grado de coronel y prestó después
de Caseros algunos servicios a la Confederación. Por ley del 24 de setiembre de
1868, el presidente Sarmiento incluyo el nombre del benemérito Olazábal, entre
los guerreros de la Independencia.
Fue el primer
argentino que saludó a San Martín, al pie de los Andes cuando en 1823 volvía al
país. Dejo de ese instante una magnífica descripción en sus Memorias, tal era
el afecto que le profesaba el Libertador que lo llamó "hijo'' al darle el
abrazo. Volvió a estar con San Martín en Montevideo, después de contemplar
melancólicamente Buenos Aires sin desembarcar.
Don Adolfo P.
Carranza recordó en un folleto que trajo a la memoria Raúl de Labougle que en
la casa paterna de la calle Florida se organizaba una simpática tertulia de la
que eran habitués Bernardo de Irigoyen y su mujer Carmen Olascoaga, Luis Sáenz
Peña y la suya Cipriana Lahitte y que el coronel Olazábal que jugaba al
tresillo con el poeta José Mármol.
PROCLAMA
En 1871 Olazábal
estaba en Mercedes en la provincia de Buenos Aires, y se encontró de casualidad
con los Carranza, que ya empezaba a declinar físicamente, su mujer había muerto
el año anterior después de medio siglo juntos.
En el aniversario
de Maipú escribió esta proclama que es una síntesis acabada de su vida: "A
través de 54 años que se cumplen hoy de ese gran día, de tanto batallar desde
los muros de Montevideo hasta el Ecuador para dar libertad a un mundo, de
guerra civil, de guerra con el Imperio del Brasil, y la lucha fratricida porque
ha pasado la República Argentina, apenas quedamos de pie, diez de los
generales, jefes, oficiales, y tropa, de los que con el primer criollo de la
América tuvimos la gloria de mostrar el pabellón de Mato, desde las cumbres que
sirven de mansión al Cóndor''.
El matrimonio
Olazábal fue padre de ocho hijos, que llegaron cuando el matrimonio se
estableció desde 1828 y nacieron en Buenos Aires, Corrientes y la Banda
Oriental, lo que habla de la abnegación de esas mujeres corriendo la suerte de
sus maridos; continuada en una destacada descendencia.
Una calle de
Buenos Aires lleva el nombre de Olazábal por ordenanza del 27 de noviembre de
1823 y es un homenaje conjunto a Manuel y a sus hermanos Félix, Gerónimo y
Benito que sirvieron a las órdenes de San Martín a la vez que una plazoleta
recuerda a quien evocamos en su sesquicentenario.
Bien lo definió
Carranza a Olazábal junto a los héroes de su tiempo: "Una generación de
gigantes''.
Roberto L.
Elissalde
Historiador.
Vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación.
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