EL DIARIO DE UNA MARCHA HISTÓRICA BAJO UN SOL FURIOSO




Roque A. Sanguinetti 

La Nación, 15 de febrero de 2020
 
El señor alto y con boina descubrió y compró en un remate de escritos antiguos esas ocho carillas escritas a mano. Era el famoso locutor Antonio Carrizo, hombre culto y bibliófilo. En el manuscrito, un jefe militar narra la marcha de 800 soldados en el tórrido verano de 1812.

El militar que escribió día tras día esas ignotas crónicas que descubrió Carrizo, creó y alzó en "el Rosario" el 27 de febrero la bandera argentina. Se llamaba Manuel Belgrano.

"24 de enero. Se cargaron las 16 carretas. Se puso en marcha el Regimiento a las 5 y media (de la tarde) con destino a San José de Flores". 
La narración sigue hasta el 7 de febrero, en que se corta. Resumimos párrafos:

"25 de enero: Escasez de leña y lodo líquido por agua. 26 de enero: A las 5 de la mañana se tocó a Misa. A las 3 de la tarde nos pusimos en marcha. Por la noche hubo retreta con música y se cantó el himno patriótico y todos se retiraron después de un ¡Viva! por la Patria. 27 de enero: A las 4 de la mañana se tocó la diana. Caminamos hasta la estancia de Alvarez donde llegamos a las 9. No había más agua que la del pozo, que se había secado. 28 de enero: Caminos cubiertos de espinares. Entramos a la Villa de Luján a las 9 de la mañana con banderas desplegadas. La Iglesia es un edificio de regular arquitectura. El Cabildo es una casa de alto con arquería. A las tres cayó un fuerte chubasco que anegó mi carpa. Se rezó el Rosario. A las 9 se tocó retreta. He convocado para mejor disciplina, desterrar las inicuas voces de los Oficiales como de los Soldados que ofenden los oídos, y sujetar a los cadetes, que son los jóvenes más pillos y más maleducados que he visto".

"29 de enero: El sol ha sido furioso. Llanuras sin árboles. Se rezó el Rosario. A las 8 y media, retreta. 31 de enero: Salimos del Campamento a las 2 y media para aprovechar el fresco que corre. Felizmente se encontró un manantial de agua regular. Esta gente sufrirá 20 leguas a caballo y no puede andar 4 a pie sin grandes descansos. El descuido es propio de su educación y miran con desprecio hasta lo que les es más necesario para vestirse y cuanta otra incomodidad trae consigo el andar con el pie desnudo".

"2 de febrero: Se fueron algunos bueyes en la noche. El pozo de la Posta de Lirio nos ha surtido de agua muy buena. Con huesos y leña del camino se ha cocinado. Los animales se ataron para estar prontos al salir la luna. Llegamos a la Rivera de Arrecifes a las 2 de la mañana".

"4 de febrero: Posta de Fontezuelas. Terrenos abundantes de pasto. El tiempo era fresco y se llegó a la Posta de Don Laureano Olmos a las doce de la noche. 

5 de febrero: Desde las 2 y media de la mañana hemos caminado hasta cerca de las 8 a inmediaciones del Arroyo del Medio. Multitud de ganados. Campos áridos por falta de agua. Hemos andado hasta las 12 de la noche. 

6 de febrero: Campados a inmediaciones del arroyo Pavón. Grande huracán que echó por tierra algunas tiendas. Agua abundante y fuerte. Continuamos hasta el Arroyo Seco, donde campamos a las 9 de la noche en casa de Doña María Gómez.

 7 de febrero: Hallándonos a distancia del Rosario de cerca de una legua se formó la tropa, sacaron las banderas y seguimos hasta ese pueblo. Llegados a la Plaza Mayor se formó en batalla."


GUEMES


 de joven guerrero a prócer de nuestra independencia

Por Pablo A. Vázquez *


Nacido el 7 de febrero de 1785 en Salta, la figura de Güemes se eleva como muestra del coraje gaucho en favor de nuestra emancipación, de la estudiada estrategia militar de "guerra de recursos" para derrotar a los realistas y de un espíritu social -hermanado con Artigas- en favor de los más desposeídos en nuestro Norte.

"Martín Miguel Juan de Mata de Güemes, hijo de quien fuera comisario de guerra y ministro general de la Real Hacienda de la provincia de Salta, y de una hija del general Martín Miguel de Goyenechea, nacida en Jujuy, fue militar de carrera", según expresó Vicente Sierra, en el tomo VI de su "Historia de la Argentina" (1965), "la que abrazó a los catorce años sentando plaza de cadete en la compañía del regimiento fijo de Buenos Aires, destacada en Salta, el 13 de febrero de 1799. Con él pasó en 1801 a Buenos Aires y más tarde a Montevideo, actuando gloriosamente en las jornadas de la Reconquista y la Defensa, por lo que fue graduado alférez del fijo y con despacho de teniente de milicias pasó en 1808 a su ciudad natal, donde se incorporó a la guarnición local".

Con respecto a su actuación, contando con 21 años, en los hechos heroicos de 1806, se destacó "... un joven bizarro de brillante uniforme, que inclinado desde sus años juveniles a la noble carrera de las armas, había revelado en aquellos años angustiosos una actividad y una comportación (sic) tan dignas, que el general en jefe le había hecho quedar a su lado, en calidad de ayudante, como queda dicho: el día 11 (de agosto), enviado desde la plaza para informar a Liniers...", según Jacinto Yaben en "Biografías argentinas y sudamericanas", tomo II (1938), preocupados por el bombardeo constante de un buque británico que estaba varado.

Liniers le dio una orden a Güemes: "Usted que siempre anda bien montado galope por la orilla de la Alameda, que ha de encontrar a Pueyrredón, acampando a la altura de la batería Abascal y comuníquele la orden de avanzar soldados de caballería por la playa, hasta la mayor aproximación de aquel barco que resta cortado de la escuadra en fuga".

"Güemes con la velocidad del relámpago transmitió a Pueyrredón la orden de Liniers y más rápidos aún, los húsares de aquel Jefe, se aprestaron a arrojarse al río con el agua hasta el encuentro de sus cabalgaduras, y rompían el fuego de sus tercerolas sobre el buque varado, cuyo comandante comprendiendo la gravedad de su situación, hizo señales desde el alcázar con un pañuelo blanco, anunciando su rendición; era el Justina, de 26 cañones, 100 tripulantes. de la escuadra del comodoro Home Popham".

CAUSA PATRIOTA
1810 encontró a Güemes comprometido con la causa patriota. Encontrándose en Salta de licencia, con el grado de Teniente de Granaderos de Fernando VII, no lo dudó y sumó una partida de 60 jinetes presentándose al gobierno salteño, uno de los primeros en adherir al movimiento juntista de Mayo. La "Partida de Observación" lo tuvo como capitán a su cargo, destacado en Humahuaca, en la actual Jujuy.

Su valentía y la de sus hombres fue clave para la victoria de Suipacha, del 7 de noviembre de 1810. A partir de allí, más allá del entredicho con el general Balcarce, lo encontró comprometido permanentemente con la causa de la emancipación, al punto de ofrecer un plan para defenderse de los realistas que amenazaban atacar desde Potosí, en la actual Bolivia. "He ahí la primera manifestación del genio de este conductor de multitudes gauchas: cuando los demás piensan en reunir recursos y en organizar milicias, él comprende que en su tierra nativa la guerra principal tiene que librase en campo abierto, a la descubierta" - señaló Jorge Newton, en su biografía del prócer de 1967 -. "Que tiene que ser una guerra de recursos, al propio tiempo que de acciones realizadas con tanta rapidez como audacia".

Según Fermín Chávez en "Historia del país de los argentinos", 8ø edición corregida y aumentada, (1988), no se llevó "nunca bien con los jefes nombrados por Buenos Aires. El caudillo de los gauchos salteños no estaba hecho para la disciplina de los ejércitos regulares, cosa que no entendió Rondeau y sí San Martín. Por eso es que, en 1814, el Capitán de los Andes lo había reintegrado al Ejército del Norte, pero con la misión de llevar adelante la guerra de recursos. Y en la guerrilla, Güemes se lució como ninguno durante los años 14, 15 y 16, al constituirse en valla permanente sobre el frente del Norte. Porque consiguió poner a la tierra en armas".

Contradigo la punzante afirmación de mi maestro en un solo concepto: al plantear que Güemes "no estaba hecho para la disciplina de los ejércitos regulares", en realidad -y Chávez lo aclaró- no se llevaba bien con los jefes porteños que desconocían el terreno y la idiosincrasia norteña, pero si tuvo perfecta conciencia de su sentido profesional y de respeto a sus superiores en la milicia. Además la "guerra de recursos" es un una acción, desde siempre, perfectamente contemplada en las acciones militares.
Efectivamente, San Martín eligió bien a quien estaría hermanado no sólo en el coraje en la lucha sino en tener un plan de liberación continental".

Años atrás Martín Miguel Güemes Arruabarrena, en sesión pública del Instituto Güemesiano de Salta del año 2002, y transcripto en su Boletín nø 27 - 28 del 2005, temerariamente afirmó: "El liberalismo portuario o el nacionalismo bonaerense nunca comprendieron a Güemes, salvo como defensor de la frontera norte o caudillo gaucho. No pueden concebir que el Noroeste fuera el eje del país de los argentinos entre 1816 y 1821"

Lamentablemente aún sigue siendo un patriota desconocido para las jóvenes generaciones, salvo en el territorio norte de nuestro país. Paradigma del guerrero norteño, símbolo de nuestra Gendarmería y héroe encumbrado en Salta, Martín Miguel aún guarda muchas aristas para su estudio y divulgación.

(Publicado en La Prensa, 8-2-2020)

* Politólogo; Docente de la UCES; Secretario del Instituto Nacional Juan Manuel de Rosas; Miembro del Instituto Güemesiano -asociación civil- de Buenos Aires.