el historiador
argentino al que López Obrador criticó públicamente por su versión de la
conquista española
Claudia Peiró
Infobae, 17 de
Agosto de 2021
El presidente de
México, Andrés Manuel López Obrador, AMLO para los mexicanos, ha hecho de la
leyenda negra de la conquista española uno de los caballitos de batalla de sus
discursos: en varias ocasiones ha reclamado disculpas por parte de la actual
Corona española y de la Iglesia Católica.
El pasado 13 de
agosto, al inaugurar una maqueta monumental del Templo Mayor de Tenochtitlán,
volvió sobre esos temas. El mandatario, por cuyas venas no corre sangre
precolombina, ya que es descendiente de inmigrantes españoles, trató a la
conquista de “fracaso”, pero no explicó si en ello incluye la existencia de
México, que no sería la nación mestiza que es, de no haber sido colonizada por
España.
Luego del
consabido pedido de perdón “a las víctimas de la catástrofe originada por la
ocupación militar española de mesoamérica”, López Obrador agregó: “Considero
ofensivo volver a la vieja polémica de que los originarios de mesoamérica eran
bárbaros”.
Y fue entonces
cuando criticó al historiador argentino Marcelo Gullo, a quien aludió sin
nombrarlo pero del que citó textualmente declaraciones hechas a la prensa española.
“Hay asuntos que
deben aclararse en la medida de lo posible -dijo AMLO-. Por ejemplo, hace unos
días un escritor pro-monárquico de nuestro continente afirmaba que España no
conquistó a América, sino que España liberó a América, pues Hernán Cortés,
cito textualmente, ‘aglutinó a 110 naciones mexicanas que vivían oprimidas por
la tiranía antropófaga de los aztecas y que lucharon con él’”.
“Si Perón hubiera
sido rey, yo sería monárquico, súbdito de Juan Domingo I°”, bromeó el aludido
Marcelo Gullo, en charla telefónica con Infobae.
Este profesor e
historiador rosarino es autor de un libro, Madre Patria. Desmontando la leyenda
negra de Bartolomé de las Casas al separatismo catalán (Espasa), que se publicó
en España a fines de mayo de este año -todavía no está disponible en nuestro
país- y que de inmediato se puso al tope de ventas en todas las categorías, y
ahora permanece entre los best seller en la categoría historia y política.
Madre Patria tiene
un prólogo de Alfonso Guerra, destacadísima figura del socialismo español,
vicepresidente de Felipe González, de 1982 a 1991. “Es deslumbrante —escribe
Guerra en el prólogo— que haya de ser un español de América, el profesor
Marcelo Gullo Omodeo, quien asuma la defensa de la acción española en la
América hispana”, decisión que califica de heroica porque, constata, “no son
muchos los españoles dispuestos a dar esa batalla por la verdad.”
De hecho, la
decisión de Guerra de prologar este libro causó escozor en el actual socialismo
español, muy devaluado respecto a los tiempos de Felipe González, y acorralado
por la izquierda extrema de Podemos con su ultracorrección política, uno de
cuyos elementos es la leyenda negra sobre la conquista española de América.
En su discurso, el
presidente mexicano debió de todos modos matizar su indigenismo, ya que la
evidencia histórica no lo respald. “Es sabido que varios pueblos originarios
como los totonacas, los tlaxcaltecas, los otomíes, los de Texcoco y otros, no
110 naciones, ayudaron a Cortés a tomar Tenochtitlan”, admitió, aunque de
inmediato agregó: “Este hecho no debe servir para justificar las matanzas
llevadas a cabo por los conquistadores ni le resta importancia a la grandeza
cultural de los vencidos”.
También reconoció
que “la idea dominante por mucho tiempo hasta nuestros días de que Moctezuma
era un tirano puede ser cierta”. “Tampoco debe verse a Cortés como un demonio,
era simplemente un hombre con poder”, dijo, en otro matiz.
Y aunque dijo que
los españoles no trajeron civilización, luego se refirió a parte del legado
español: “Se construyeron durante la colonia palacios y bellos templos, se creó
la universidad, y había imprenta antes que en Estados Unidos”.
— ¿Por qué cree
que López Obrador insiste tanto con este discurso antiespañol tan extemporáneo
y ahistórico?, preguntó Infobae a Marcelo Gullo.
— Es como el
prestidigitador que con una mano distrae de lo que está haciendo la otra: la
crítica a España le sirve para no criticar al verdadero culpable del
subdesarrollo mexicano que es Estados Unidos, que le sacó a México el 60 por
ciento de su territorio, recordemos el Tratado de Guadalupe Hidalgo de 1848.
Casualmente ese mismo año se descubren las minas de oro en California y Estados
Unidos se convierte en el primer productor de oro del mundo. Siempre existió en
las élites mexicanas esa tendencia a cuestionar a España y obviar a EEUU; es un
poco un síndrome de Estocolmo.
— De todos modos
en este discurso, AMLO reconoce algunas cosas, que Moctezuma fue un tirano, que
hubo pueblos indígenas que lucharon con Cortés…
— El está a la
defensiva en ese discurso. La entrevista que cita, que me hizo el diario El
Mundo, dio en la línea de flotación de su discurso y por eso salió a rebatirme.
La evidencia histórica lo contradice. Está confirmado que el azteca fue un
imperio antropófago. Antes se decía que el canibalismo azteca era sólo ritual,
esporádico. Pero no es así. Suplían la escasez de carne animal con carne
humana. Mataban entre 20 y 30 mil indígenas de otras etnias por año para
alimentarse: la carne era para la clase sacerdotal y los nobles y al pueblo les
daban las vísceras. Cuando empiezan a construir el subte en México,
aparecen paredes y paredes de cráneos humanos. Se contaban los cráneos como
ladrillos.
— O sea que la
película Apocalipto, de Mel Gibson, no fue una exageración…
— En absoluto, no
fue para nada exagerada. El azteca fue uno de los imperios más sanguinarios que
hubo. Por eso yo digo, y es la otra frase que citó AMLO, que ‘pedir perdón por
liberar a los mexicanos de los aztecas es como pedir perdón por haber derrotado
a los nazis.
En su libro, Gullo
señala que, a diferencia de otras leyendas negras, el problema es que la propia
España ha hecho suyo este discurso inculpatorio. “España aceptó esa leyenda,
esa inmensa fake news inventada por el Imperio Británico”, dijo en la
entrevista con El Mundo.
“Los aztecas
representaban al 10% de la población y su imperialismo ha sido el más atroz de
la Historia. A los oprimidos no les quitaban la comida, como todos los
imperios, sino la carne humana”, agregó.
De la colonización
española, surgió “otro imperialismo, pero no fue embrutecedor”, dijo Gullo.
" España llenó América de miles de hospitales gratuitos y de 410
universidades y, fundamentalmente, fundió su sangre. El hijo de Cortés fue
mestizo y fue a la corte. ¿Dónde está el racismo ahí, dónde las políticas de
exterminio?”
España sale bien
parada en especial en comparación con otros imperios; fue uno de los más
benévolos y en absoluto puede hablarse de genocidio. “Humboldt, que odiaba todo
lo que tuviese que ver con España -dice Gullo-, llegó a la Ciudad de México y
dijo que nunca había visto un sitio en el que se viviese como allí por el
igualitarismo y la mezcla social que había. Respecto a la América de habla
inglesa, no se puede sostener la comparación. Su política era decir que el
mejor indio era el indio muerto. Y resulta que la conquista que pasó la
Historia como asesina fue la española”.
“España nunca
consideró que América fuera un botín”, afirma. La Corona “envió a sus mejores
profesores a América, mientras que Inglaterra llenó Australia de presos”. Y
“mientras el Colegio Máximo de San Pablo de Lima llegó a reunir, en 1750, la
increíble cifra de cuarenta y tres mil libros, la Universidad de Harvard tenía
tan solo cuatro mil.”
Madre Patria busca
desmontar una leyenda negra, que fue “la obra más genial del marketing político
británico”, y que no sólo deforma la historia sino que tiene consecuencias en
el presente porque “el fundamentalismo indigenista, que tiene su raíz en la leyenda
negra amenaza con provocar una nueva fragmentación territorial”.
“La propagación de
la leyenda negra y del indigenismo fue parte sustancial de la política exterior
de Gran Bretaña, de Estados Unidos y, curiosamente, de la Unión Soviética
—escribe Gullo—. Todos esos ‘buenos muchachos’ que cada 12 de octubre desfilan
por las calles de Lima, Santiago de Chile o Buenos Aires contra la conquista
española de América son al mismo tiempo la mano de obra más barata del
imperialismo internacional del dinero, que utiliza el fomento del indigenismo
para realizar una nueva balcanización de Hispanoamérica”.
El pensamiento
políticamente correcto, uno de cuyos principales ejes es el genocidio de los
pueblos originarios, forma parte de las políticas destinadas a lograr la
subordinación ideológica y cultural, denominadas, elegantemente, por el
politólogo estadounidense Joseph Nye como “poder blando”.
Así como Cortés no
pudo derribar al Imperio Azteca sin la cooperación de otros pueblos indígenas,
tampoco fueron Francisco Pizarro y “el puñado de españoles que lo acompañaban
los que pusieron fin al imperialismo totalitario de los incas, sino los indios
huancas, los chachapoyas y los huaylas”, dice Gullo, que también sostiene que
“las masas indígenas en Colombia, Ecuador y Perú se mantuvieron fieles a la
Corona española hasta el final” y que “los libertadores Simón Bolívar y José de
San Martín no quisieron romper de forma absoluta los vínculos que unían a
América con España, sino que buscaron con todas sus fuerzas la creación de un
gran imperio constitucional hispanocriollo con capital en Madrid”.
Si esto no fue
posible se debió antes que nada a la necedad y estrechez de miras de Fernando
VII, “que prefirió estar preso en Europa y no libre en América”. “La ineptitud,
la malicia y la crueldad de Fernando VII cuando terminó su cautiverio y recobró
el trono -escribe- no dejaron a muchos españoles americanos más camino que el
de la emancipación” y afirma que “si la independencia de América fue una trampa
británica —como de hecho lo fue—, ningún americano habría caído en ella si en
el trono de España hubiera habido un rey con un poco más de inteligencia que la
que poseía Fernando VII”.
Marcelo Gullo
Omodeo es doctor en Ciencia Política por la Universidad del Salvador (Buenos
Aires) y ha hecho estudios de posgrado en Ginebra y Madrid. Es profesor de la
Escuela Superior de Guerra y de la Universidad Nacional de Lanús, provincia de
Buenos Aires, e investigador asociado del Instituto de Estudios Estratégicos de
la Universidad Federal Fluminense de Río de Janeiro.
Es autor de varios
libros, entre ellos: La insubordinación fundante. Breve historia de la
construcción del poder de las naciones; Insubordinación y desarrollo. Las
claves del éxito y el fracaso de las naciones y Relaciones internacionales. Una
teoría crítica desde la periferia sudamericana.
Alfonso Guerra
lamenta en su prólogo que hoy “no son pocos los españoles, incluso algunas
instituciones públicas, que mantienen una posición que da carta de veracidad a
las graves falsedades difundidas por los que se oponían a España hace ya cinco
siglos”.
Y que Gullo Omodeo
“señala con acierto que la leyenda negra ha pasado a formar parte del núcleo
duro de lo políticamente correcto, esa nueva forma de censura que castra la
libertad”.
En palabras del
autor de Madre Patria: “Hoy, en las universidades que pueblan Hispanoamérica,
negar la leyenda negra de la conquista española de América y afirmar que a los
conquistadores españoles no solo les movía el afán de riqueza y que no fueron
violadores en serie de las mujeres indígenas y asesinos de los pueblos
originarios implica condenarse al ostracismo”.
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