UN GUERRERO DE LA INDEPENDENCIA

 


 muy poco conocido: Comandante Escalada

Jorge Mones Ruiz   

La Prensa, 07.02.2021

 

El 3 de febrero, conmemoramos un aniversario más del combate de San Lorenzo, única acción militar librada por el Libertador General San Martín en suelo argentino y bautismo de fuego de sus granaderos a caballo.

 

¿Quién no conserva en sus retinas y en su imaginación pinturas y filmaciones evocativas de esa famosa carga de la caballería patriota a orillas del Paraná, surgida fantasmagóricamente desde un convento para sorpresa y pesar de los realistas? ¿Quién no se emociona con las estrofas de la Marcha de San Lorenzo, considerada como una de las cinco composiciones musicales militares más ponderada del mundo?

 

En este combate se destacaron dos jóvenes oficiales del Cuerpo, Manuel y Mariano de Escalada, hermanos de Remedios, esposa del Libertador. Uno de ellos, meses antes en los cuarteles de Retiro y abusando de la confianza que creía tener por ser pariente de nuestro máximo prócer nacional, trató demasiado familiarmente a su ilustre cuñado, mereciendo del jefe de regimiento la siguiente reprimenda: "¡Alto ahí, Señor Escalada, pico con pico, ala con ala, yo no me casé con usted sino con su hermana!".

 

Pero quiero a referirme a otro Escalada, protagonista importante en esa gloriosa jornada de febrero.

El mismo día, 28 de enero de 1813, que el coronel San Martín sale de Buenos Aires hacia Rosario al frente de 120 granaderos, una escuadrilla española penetra en las bocas del Guazú, pasando frente a San Nicolás. Frente a Rosario pretenden desembarcar, pero las cosas se complican ya que los santafesinos, organizados por el Comandante Militar de la Villa del Rosario, Celedonio de Escalada, impidieron esa acción y las naves prosiguieron su curso rumbo al norte, fondeando en la mañana del 31 de enero frente al Convento de San Carlos Borromeo en San Lorenzo.

 

Un destacamento de 100 hombres, aproximadamente, desembarcó, exigiendo la entrega de víveres, pero en momentos en que empezaba la requisición a los frailes y vecinos, avistaron desde el sur un contingente de jinetes que a rienda suelta avanzaba rumbo al convento. Era Escalada que, anoticiado del desembarco, acudía al encuentro con su cañón de montaña y sus cincuenta hombres medio armados. Eran las siete y media de la mañana. Los españoles se replegaron para reembarcarse y los cañones de los buques obligaron a los criollos a desistir.

 

Horas más tarde, alejado el enemigo, llega a las proximidades del convento el coronel San Martín.

 

El comandante Escalada se presentó inmediatamente poniéndose a sus órdenes y comenzando su eficaz colaboración le cedió sus caballos y otros que llevaba de tiro, con el fin de que los granaderos pudieran cambiar sus exhaustos montados luego de tan larga jornada.

 

En la madrugada del 3 de febrero de 1813 el coronel San Martín y sus bravos granaderos obtienen un resonante triunfo sobre las fuerzas realistas. Vale destacar el testimonio del prisionero Francisco Guillot, quien afirma en su obra Episodios de la Independencia que Escalada y los milicianos ocuparon el centro "de las fuerzas comandadas por San Martín" y que cuando el jefe de los realistas gritó""¡Viva el Rey!", Escalada gritó "¡Viva la Revolución!", dando inicio al combate.

 

Cuando llegan a una distancia prudencial Escalada dispara su cañoncito y suena su fusilería. Las columnas realistas, apoyadas eficazmente por la artillería de sus buques, avanzaron con rapidez, ya que apenas eran molestadas por el fuego del pequeño cañón. El enemigo ha mordido el anzuelo. La pieza de los milicianos retrocede, y los invasores continúan avanzando, en orden de combate y "a paso redoblado". Los españoles, por su parte, disparan sus armas; hecho esto, comienzan a cargar nuevamente sus fusiles. En este preciso instante San Martín da el grito de ataque y el clarín toca a degüello, apareciendo las dos columnas por los costados del convento, donde se hallaban ocultas. Sin órdenes, los gauchos de Escalada atacan por el centro.

 

San Martín, en su segundo parte del 6 de febrero recomienda "al comandante Celedonio de Escalada y al teniente Felizandro Piñero, por haber prestado cuantos servicios han sido necesarios", y que esa "compañía armada de 22 fusiles, y el resto de chusa y algunos sablecitos y pistolas. y 30 hombres más, también armados de chusas, y algunas pistolas... y cañoncitos de montaña", combatieron en San Lorenzo.

 

Otro testimonio es el parte confeccionado por el comandante realista el Capitán General Rafael Ruiz y Ruiz, al jefe de la Plaza de Montevideo, en el cual menciona a combatientes milicianos con un cañón de campaña en el medio de la refriega.

¿Pero quién fue el Comandante Celedonio de Escalada?

Emeterio Celedonio de Escalada y Palacios nació el 31 de agosto de 1762 en Rincón del Soto, Provincia de Logroño, Castilla la Vieja, España. Su estirpe se remonta a principios del Siglo XV.

 

Pedro Alonso de Escalante, Capitán de la Casa de Escalante, fue el primero que puso en la Torre de Antequera, castillo en poder de los moros, el estandarte de Castilla. Al afirmar aquella enseña en dicha torre el 16 de octubre de 1410, exclamó ""Escalada está la torre"". Lo hizo ante Fernando (de Antequera), regente y tío del rey. Estas alegóricas palabras dieron motivo a que el Rey Juan II concediera que los descendientes del autor de la hazaña, se apellidaran Escalada.

 

Durante tres siglos las ramas de esta familia se diseminaron en la península ibérica y en el nuevo mundo. En el Río de la Plata, a mediados del Siglo XVIII arriba a Buenos Aires Manuel de Escalada, fundador del primer linaje y abuelo de Remedios de Escalada, esposa del Libertador.

Celedonio de Escalada llega a la Banda Oriental a los 18 años, en 1780, y se radica en la Villa de Soriano, y es el fundador de otro linaje en el Río de la Plata.

 

Contrae matrimonio con María Teodora Gadea, hermana de Lázaro Gadea., sacerdote que confesara a Gutiérrez de la Concha antes de su ejecución junto a Santiago de Liniers. Otro hermano fue el Teniente Santiago Gadea, uno de los 33 Orientales de Lavalleja y Oribe.

 

En 1797 se le expidió el título de Teniente del Regimiento de la Colonia y dos años después fue ascendido a Capitán de Caballería por medio de un despacho del rey Carlos IV suscrito en Aranjuez el 24 de abril de 1803.

 

El 28 de febrero de 1811 se produce el Grito de Asencio y los miembros del Cabildo de Soriano designaron a Escalada comandante militar, incorporándose así a la revolución como jefe y a la cabeza de una serie de vecinos, entre los que se encontraban los Gadea.

 

Luego de varias acciones militares en la Banda Oriental a órdenes del General Manuel Soler y luego de ser autorizado por Rondeau, el 20 de octubre de 1811 se traslada con su familia a Buenos Aires.

 

Quiso incorporarse al Regimiento de Dragones de la Patria, pero no pudo por falta de vacantes. El 20 de enero de 1812 recibió la orden de sumarse al Regimiento 5 de Infantería a órdenes del General Manuel Belgrano, unidad conformada por los ex Patricios.

 

Considerando el creador de nuestra bandera la edad (50 años) de Escalada y su experiencia como comandante de campaña lo recomienda y propone para Comandante Militar de Rosario.

 

Será en este cargo que conocerá al Libertador y lo acompañará aquel glorioso 3 de febrero de 1813 en el combate de San Lorenzo, acción paradigmática de la caballería patriota.

 

El 24 de mayo de ese año, luego de demoler las baterías de Rosario Libertad e Independencia, que estuvieron a su cargo, entrega la Comandancia a Pedro Cavia, para ocupar ese mismo cargo en San Nicolás de los Arroyos hasta 1816.

 

Finalmente es designado Comandante General del Parque de Artillería en Buenos Aires, cargo en el que rinde su vida el 15 de septiembre de 1819 a los 57 años de edad.

 

He querido con estas líneas rendir un modesto y justo homenaje a un guerrero de la independencia, que como muchos no son muy conocidos, y otros considerados simplemente como héroes anónimos.

 

Además, no puedo dejar de recordar a mi padre, don Pedro Mones Ruiz y Escalada, tataranieto de Celedonio, quien en mi niñez solía contarme esta historia con sano orgullo por su antepasado y como una forma de hacernos conocer a sus hijos la gran historia de nuestra Nación, para así amarla y defenderla con patriótico fervor.

 

(*) Miembro del Centro de Estudios Salta (CES)

Jorge P. Mones Ruiz

Licenciado en Estrategia y Organización y ex Mayor del Ejército Argentino

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