HACE DOSCIENTOS AÑOS

 


entraba en Lima Don José de San Martín

Roberto Elissalde  

La Prensa, 15.07.2021

 

­Viene a cuento recordar aquella carta del Director Pueyrredon a San Martín, enterado que viajaba en coche desde Mendoza a Buenos Aires después de Maipú en la que le decía: ``Sin embargo que usted me dice que no quiere bullas ni fandangos, es preciso que se conforme a recibir de este pueblo agradecido las demostraciones de amistad y ternura con que está preparando''.

 

Después de exponerle las tareas en que se había puesto el Cabildo de preparar ``la carrera de su entrada con arcos y adornos al héroe de los Andes'', finalizaba que ``es pues de absoluta, de indispensable necesidad, que Ud. mida sus jornadas para entrar de día; y que desde la última parada me anticipe Ud. un aviso de la hora a que gradúe debe llegar para que el Estado Mayor General, etc., etc., salgan a recibirlo a San José de Flores'', donde ya estaba ubicada una división de artillería y adonde debía concurrir una comisión. Le daba también la posibilidad que de desechar el carruaje y desear hacerlo de a caballo, Pueyrredon le iba a enviar uno suyo. Pero San Martín tan ajeno a cualquier demostración, entró a la ciudad a las cuatro de la mañana.

 

 Lo mismo había sucedido a la vuelta de Chacabuco el año anterior y así habría de entrar el 10 de julio de 1821 a la ciudad de Lima. Lo hizo en compañía de su ayudante, en las primeras horas de la noche, concretaba de ese modo lo que venía hablando y escribiendo desde 1814: el famoso plan continental. Es de imaginar en el austero soldado la serie de imágenes de lugares, episodios y personas leales que debieron cruzar por su mente.

 

EL MARINO INGLES

 

 El marino inglés Basilio Hall lo había conocido el 25 de junio, cuando San Martín se encontraba en la rada del Callao en una goleta esperando el momento indicado para ingresar a la ciudad. Poco le llamó la atención a simple vista, ``pero cuando se puso de pie y se puso a hablar, su superioridad fue evidente''. Trazó Hall un magnífico retrato del Libertador tema sobre el que volveremos en otra nota, la franqueza fue mucha y dejó el viajero algunos datos de especial interés, que revelan el pensamiento de San Martín.

 

 Así le confesó: ``En los últimos diez años, he estado ocupado constantemente contra los españoles, o mejor dicho, en favor de este país, porque yo no estoy contra nadie que sea hostil a la causa de la independencia''.

 

 Además ratificó su prescindencia en los asuntos internos:``Mi deseo es que este país se maneje por si mismo, y solamente por si mismo. En cuanto a la manera en que ha de gobernarse, no me concierne en absoluto. Me propongo únicamente dar al pueblo los medios de declararse independiente, estableciendo una forma de gobierno adecuada, y verificado esto, considerare haber hecho bastante y me alejaré''.

 

 Interesantes reflexiones porque de algún modo la idea del renunciamiento nunca fue ajena al pensamiento de San Martín, máxime que estas de Hall memorias se publicaron en Londres en 1824 y recién fueron traducidas en nuestro país por Carlos Aldao en 1920 en la famosa colección de La Cultura Argentina.

 

 Volviendo a la llegada a Lima que San Martín fue demorando, y que a veces pudo ser motivo de crítica, el mismo le explicó al marino inglés: ``No busco gloria militar, no ambiciono el título de conquistador del Perú; quiero solamente librarlo de la opresión. ¿De que me serviría Lima, si sus habitantes fueran hostiles en opinión política?''. De alguna manera el militar acá da lugar más que al político al hombre de Estado; que busca acuerdos, por medio del convencimiento y del diálogo, lo que le otorga la dimensión de un estadista.

 

 Hall testigo presencial de esos días escribió además un magnifico perfil psicológico: ``En lugar de ir directamente a palacio, San Martín fue a casa del marqués de Montemira, que se hallaba en su camino, y conociéndose al momento su venida, se llenaron pronto patio, casa y calle. Sucedió que me hallaba en una casa de la vecindad, y llegue al salón antes que la multitud fuese impenetrable. Ansiaba ver la manera de comportarse del general en momento de no ordinaria dificultad, y, en verdad, se desempeñó muy bien. Había como puede suponerse, grande entusiasmo y lenguaje muy agitado en aquella ocasión; y para un hombre innatamente modesto y con natural aversión a exhibición u ostentación de cualquier clase, no era muy fácil recibir estas laudatorias sin impaciencia''.

 

 Esta escena nos recuerda a aquella de la llegada después de Cancha Rayada a Santiago, donde el pueblo confiaba en el líder después de la derrota o luego del triunfo en Maipo. No faltaron episodios curiosos como cuando fue asaltado por una dama ``que cayó a sus pies y abrazó sus rodillas'', u otras cinco que deseaban imitarla y al no poder verificarlo ``dos de ellas le trabaron el cuello y colmaban tanto por atraer su atención y pesaban tanto sobre el que tuvo alguna dificultad para mantenerse en pie''. Pronto se las sacó de encima con unas frases amables y ``viendo una niña de diez o doce años perteneciente al grupo, pero que había estado temerosa de acercarse, levantó a la asombrada criatura y, besándole las mejillas, la volvió a bajar en tal éxtasis, que la pobrecita apenas sabía donde se encontraba''.

 

 Poco después lo saludó un ``fraile joven, alto, huesudo, de faz pálida, con ojos hundidos, azules oscuros y una nube de cuidado y disgusto vagando por sus facciones''. El monje lo felicitó por su ``modo pacífico de entrar en una gran ciudad, conducta, que confiaba, sería solamente anticipo del suave carácter de su gobierno''. San Martín contestó con palabras justas, pero fue tal la impresión que causaron en el buen fraile ``que olvidando su carácter tranquilo'' con palmas comenzó a gritar: ``¡Viva, nuestro general!''. A lo que este dijo: ``No, no, no diga así, diga conmigo: ¡Viva la independencia del Perú!''.

 

 La memoria de Hall, resulta de especial interés por ser testigo presencial del trato que recibieron ``los miembros del Cabildo, viejos, viejas y mujeres jóvenes'', para todos ellos tuvo una ``palabra bondadosa y apropiada'' y siempre mucho más allá de lo que esperaban.

 

 Cuando le tocó el turno a don Basilio, caballerescamente le dio el lugar a una joven que había cruzado el salón, atravesando la multitud: ``Se arrojó en los brazos del general y allí se mantuvo durante un buen medio minuto, sin poder proferir otra cosa que ¡Oh, mi general, mi general! San Martín, que había sido sorprendido por su entusiasmo, la apartó atrás, gentil y respetuosamente, e inclinando su cabeza, dijo sonriendo, que debía permitírsele demostrar su grato sentimiento de tan buena voluntad con un beso cariñoso. Esto desconcertó completamente, a la sonrojada beldad, que, dando vuelta, buscó apoyo en el brazo de un oficial''.

 

 Al día siguiente ya estaba San Martín trabajando en el cuartel, cuando un anciano llegó con una niña en brazos, ``con el único fin de que el general la besase''. Sin duda esa niña representaba a las generaciones futuras, a esas que siempre han honrado la memoria de San Martín, El Protector del Perú.

 

Roberto L. Elissalde

Historiador. Vicepresidente de la Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación.

SAN MARTÍN Y LA MASONERÍA

 


Periódico El Restaurador, 23-6-2021

El Dr. y profesor Jorge O. Sulé en el capítulo IV de su magnífico libro "La coherencia política de San Martín", trata el tema San Martín y la Masonería. Lo transcribimos en su totalidad por lo interesante de los datos aportados sobre esta cuestión, que siguen debatiendo distintos historiadores.

 

SAN MARTÍN Y LA MASONERÍA

Se ha incursionado bastante sobre este tema. Es hora de hacer un balance.

En el N* 16 de la revista "Todo es Historia” de agosto de 1968, una nota del Dr. Enrique de Gandía, haciendo uso de su acostumbrada actitud apodíctica, afirmó rotundamente el carácter masónico de San Martín: ardua e infructuosa tarea, porque tenía que corregir a conspicuos masones como Sarmiento, que explicaron que la Logia Lautaro “No era una masonería como generalmente se ha creído, ni menos las sociedades masónicas comprometidas en la política colonial…” (1).

También tuvo que enfrentar a su propio maestro, Bartolomé Mitre, Gran Maestre de la Masonería Argentina, que admitió que “La Logia Lautaro no formaba parte de la masonería y su objetivo era solo político...” (2). O tenía que rebatir a masones contemporáneos como Martín Lascano, que negó el carácter masónico de la Lautaro y, por consiguiente, de San Martín, en varias oportunidades.

También el historiador de la Academia Nacional de la Historia tuvo que enfrentar a sus pares de la Corporación, como Juan Canter (3) o Guillermo Furlong Cardiff que, en un valioso estudio aseveró que “San Martín jamás fue masón en el sentido que se le da hoy en día a este vocablo...San Martín perteneció a la Logia Lautaro. Es un hecho indubitable, pero igualmente lo es que esa logía nada tenía de masónica en el sentido heterodoxo de este vocablo fuera de sus formas externas...” (4).

El artículo del Dr. De Gandía no convenció porque no aportó documento probatorio alguno y, en cambio, originó varias réplicas, una de ellas publicada en el Suplemento N° 14 de la revista “Todo es Historia”, en la que el historiador de la Academia Sanmartiniana, Coronel Leopoldo Ornstein con aquilatada y profusa documentación, desnudó las pretensiones iconoclastas del primero y entibió el entusiasmo de los masones que viven en la Argentina, que nunca pudieron probar el masonismo de San Martin y, por el Contrario, muchos de estos en el siglo pasado y en este, lo siguieron negando.

Pero a nadie, hasta hace muy poco, en el mundo de los historiadores, se le había ocurrido consultar directamente a las logias centrales europeas de las que dependían las americanas, en cuyos archivos, tendrían que estar registradas tanto las logias como sus integrantes o, por lo menos, sus fundadores, como lo establecen  los registros de la masonería mundial.

Este camino de metodología directa y contundente lo etectivizó el historiador Patricio Maguire. Fallecido este gran investigador, todo su archivo de documentos históricos inéditos, pasó en custodia al historiador Norberto Chidemi quien ha dado a luz parte de dicho archivo. Entre estos documentos publicados, se encuentra la correspondencia entre el historiador Patricio Maguire y las Centrales de la Masonería de Inglaterra, Escocia, Irlanda y otras (5).

Transcribimos textualmente parte de esa correspondencia, que es definitivamente esclarecedora:

Carta de Patricio Maguire a  la Gran Logia de Inglaterra:

 

Madrid, Agosto 7. 1979,

Al Señor Gran Maestre de la

GRAN LOGIA UNIDA DF INGLATERRA

Freemasons May

Great Queen Street WC 2

LONDRES

Estimado señor:

Soy un historiador argentino que investiga los antecedentes de la revolución e independencia de las posesiones españolas en América, con especial referencia a la argentina.

Gran importancia se atribuye a la acción de la denominada Logia Lautaro, existiendo una controversia ya centenaria respecto si constituyó una logia masónica o una logia puramente política (…)

Ningún historiador ha dado a conocer una respuesta basada en documentos,

Todo ha sido deducción pura.

Por esta razón el suscripto recurre a vuestra amable ayuda (…)

(…) podría resultar posible que esa Gran Logia poseyera los archivos de aquella época donde se registraría la existencia, si fueran masónicas, de las logias y sus afiliados.

Las logias cuyos antecedentes procuro hallar son las siguientes:

1) Logia Lautaro (de Buenos Aires y de Chile)

2) Logia de Caballeros Racionales N° 7 de Londres

3) Logia Gran Reunión Americana de Londres.

Las dos primeras pueden haber sido fundadas en 1808 y 1811. La tercera, algunos autores señalan su creación hacia 1795.

Las principales personas que presidieron o pertenecieron a esas logias fueron:

1) Francisco Miranda, de Venezuela.

2) Carlos María de Alvear, de Buenos Aires.

3) Simón Bolívar, de Venezuela.

4) José de San Martín, Matías Zapiola y Martiniano Chilavert, de Buenos Aires.

5) Bernardo O'Higgins, de Chile.

6) Luis López Méndez y Andrés Bello, de Venezuela.

Preguntamos:

¿Algunas de las mencionadas logias fueron inscriptas por la Gran Logia Unida de Inglaterra?

¿Podían los masones extranjeros ajenos a la jurisdicción inglesa instalar logias masónicas en Inglaterra durante aquellos años?

¿Existe algún documento de carácter masónico en los Archivos de esa Gran Logia, referentes a las logias o personas antes mencionadas, y de existir, podría obtenerse fotocopia de los mismos, teniendo en cuenta su valor histórico?

Quedaría muy agradecido a las autoridades de esa Gran Logia por cualquier información que pudieran suministrarme.

                                                        Patricio Maguire

Mi domicilio hasta  el 15 de octubre de 1979:

Patricio Maguire

Lagasca 67 Ap. 309 B

MADRID- ESPAÑA

 

La respuesta no se hizo esperar, y la contestación llegó de esta manera:

 

Gran Logia Unida de Inglaterra

Freemasons Hall — Great Queen Street- London

Departamento del Gran Secretario.

Señalar la correspondencia como personal.

21 de agosto de 1979

Estimado Señor:

Su carta del 7 de agosto de 1979, dirigida al Gran Maestro, me ha sido derivada para su contestación.

1) La Logia Lautaro era una sociedad secreta política, fundada en Buenos Aires en 1812 y no tenía relación alguna con la Francmasonería regular.

2) Las tres logias que Ud. menciona en su carta, jamás aparecieron anotadas en el Registro o en los Archivos ni de los Antiguos modernos y de la Gran Logia Unida de Inglaterra: no hubieran sido reconocidas como masónicas en este país entonces ni posteriormente.

3) Las seis personas mencionadas en su carta, de acuerdo a nuestros archivos, nunca fueron miembros de logias bajo la jurisdicción de la Gran Logia Unida de Inglaterra.

4) La gran Logia de Inglaterra no era el único organismo masónico existente durante el período del cual está usted interesado. Existían grandes logias independientes en Irlanda, Escocia, Francia, Holanda y  Estados Unidos de América, todas las cuales autorizaban la instalación de logias propias.

5) Nunca han existido medios legales para prohibir que extranjeros en Inglaterra crearan sus propias logias, pero tal acción siempre es considerada por la Gran Logia de Inglaterra como una invasión a su soberanía territorial, y las logias así creadas no serían reconocidas como regulares, ni se permitiría a sus miembros concurrir a logias inglesas o que los masones ingleses concurrieran a aquellas

Sinceramente suyo.

JW Brubbs. Gran Secretario

 

P. Maguire, Esq.,

Lagasca 67- Ap. 309 B

Madrid Spain

 

En la misma fecha el historiador Maguire dirigió una carta a la logia Quator Coronati N° 2076, que está en la misma sede de la Gran Logia Unida de Inglaterra y que agrupa en su seno a historiadores masones dedicados a la investigación.

El tono y el requerimiento del historiador argentino son similares  a los utilizados en la carta anterior.

Espigaremos algunos fragmentos por la similitud de la respuesta.

”…Es una cuestión a la cual recibimos requerimientos de tiempo en tiempo, pero sobre la cual estamos imposibilitados de proveer cualquier evidencia sobre las fuentes primarias debido a que no existió contacto alguno entre la francmasonería regular y esos movimientos dedicados a la independencia de Sudamérica. Las logias a las cuales Ud. se refiere en su carta no eran en ningún aspecto logias masónicas regulares, sino sociedades secretas políticas...”

Luego, el autor de la respuesta sugiere la lectura de Mitre y transcribe párrafos de su obra en la que cl autor argentino se explaya en los mismos términos.

Ya finalizando la carta, expresa:

“Que varios miembros de la Lautaro fueron masones no cabe la menor duda. Uno de mis predecesores John Heron Lepper, quien fue un lingüista español y una autoridad en asuntos de Sudamérica, dijo que él había investigado todo registro probable en Freemasons Hall con el objeto de relacionar aquellos con la logia inglesa, pero sin éxito.

(…) Lamento que mis informes (...) Los archivos por lo tanto, están desprovistos de documentación referente a las entidades y personas que Ud. menciona. Espero que lo manifestado sin embargo pueda servirle de ayuda.

Suyo sincera y fraternalmente

TO Hauch

Bibliotecario y Curador Sr.

Patricio Maguire

Lagasca 67 Ap. B 309

Madrid, España.

 

Cartas similares, el historiador argentino, dirigió a la Gran Logia de Escocia y a la Gran Logia de Irlanda con resultado negativo.

 

No existe, por lo tanto, rastros en las grandes logias inglesas, escocesas e irlandesas, que pudieran probar el masonismo de la Logia Lautaro y de San Martin. El historiador Maguire no hizo la pesquisa en las logias francesas y holandesas. O bien consideró la indagatoria como improcedente por estar Holanda o Francia fuera de la cuestión o por sospechar que los resultados negativos de las respuestas hubieran sido similares a las obtenidas por Inglaterra.

 

Por lo tanto, reiteramos que la Logia Lautaro fue una reunión de americanos con exclusivos fines políticos y militares como lo fue en este siglo el G.O.U (Grupo de Obra y Unificación) que programó y llevó a cabo la Revolución de 1943. En otras palabras, existían grupos políticos y militares al margen de la masonería e independientes de su ideología y sus mandatos, con frecuencia opuestos ideológicamente a ella y que se reunían en la prosecución de objetivos políticos y/o militares.

 

(1) “El Gran San Martin”, en Galería de Celebridades Argentinas, Buenos Aires, 1954

 

(2) Mitre, Bartolomé: “Historia de Belgrano y la Independencia Argentina”, Editorial Estrada, 1947.

 

(3) Canter, Juan: “Historia de las sociedades secretas y literarias”. T.V, 1ra; Sección, Academia Nacional de la Historia.

 

(4) Furlong Cardiff, Guillermo: “El Gral. San Martín ¿masón, católico, deísta? Editorial Theoría, 1960.

 

(5) Chindemi, Norberto: "Historia y Política”, Edit. Los Nacionales, Buenos Aires, 1996.

EXPOSICIÓN SECRETA DE MANUEL BELGRANO

 


ante el Congreso de Tucumán el 6 de julio de 1816, proponiendo la adopción de una monarquía incaica como forma de gobierno

 

Archivo General de la Nación, Documentos escritos. Fondo Congreso General Constituyente, Legajo 1 Doc. 7.

Transcripción:

Sesión Secreta del día 6 de Julio por la mañana de 1816.

Señores Presidente. Vicepresidente. Serrano. Paso. Anchorena. Sáenz. Darregueira. Rivera. Acevedo. Gorriti. Pacheco. Bulnes. Bustamante. Aráoz. Medrano. Godoy. Maza. Uriarte. Oro. Gascón. Malabia. Gallo. Loria. Salguero. Castro. Thames. Cabrera.

 

Reunidos los Señores Diputados en la Sala del Congreso a las nueve de la mañana, con asistencia de los que se anotan al margen, después de discutidos y acordados los puntos que constan del acta pública de ese día, el General Don Manuel Belgrano en virtud de las órdenes que se le comunicaron en el anterior (tachado), avisó estar presente, e introducido a la sala y tomando asiento en ella en el lugar que le fue señalado, el Señor Presidente le hizo entender que la soberanía le había llamado para que sus exposiciones sobre el estado actual de la Europa, ideas que reinaban en ella, concepto que ante las Naciones de aquella parte del globo se había formado de la revolución de las Provincias Unidas y esperanza que estas podían tener de su protección, de todo lo cual lo creía ilustrado después del desempeño de la comisión a que fue destinado, pudieran orientarla más extensamente de tan interesantes objetos, estando advertido que en el seno del Congreso había una comisión que entendía exclusivamente en asuntos de relaciones exteriores, y que no debía hacer exposiciones o contestar de un modo capaz de mandar idea de ellas y exponer el secreto; en cuya conformidad, contestando a las preguntas que se le hicieron por varios Señores Diputados, el citado General expuso todo lo que sigue:

 

Primero: que aunque la revolución de América en sus principios, por la marcha majestuosa con que empezó, había merecido un alto concepto entre los poderes de Europa, su declinación en el desorden y anarquía continuada por tan dilatado tiempo, habría servido de obstáculo a la protección, que sin ella se habría logrado de otros poderes, debiéndonos en el día contar reducidas a nuestras propias fuerzas.

 

Segundo: que había acaecido una mutación completa de ideas en la Europa, en lo respectivo a formas de gobierno; que como el espíritu general de las naciones en años anteriores era republicarlo todo, en el día se trataba de monarquizarlo todo; que la nación inglesa, con el grandor y majestad a que se ha elevado, no por sus armas y riquezas, si por una Constitución de monarquía temperada, había estimulado las demás a seguir su exemplo; que la Francia la había adoptado: que el Rey de Prusia, por sí mismo, y estando en el goce de un poder despótico, había hecho una revolución en su reino, y sujetádose a bases constitucionales iguales a las de la Nación inglesa; y que esto mismo habían practicado otras naciones.

 

Tercero: que conforme a estos principios, en su concepto la forma de gobierno más conveniente para estas provincias sería la de una monarquía temperada; llamando la dinastía de los incas por la justicia que en sí envuelve la restitución de esta casa tan inicuamente despojada del trono por una sangrienta revolución, que se evitaría para en lo sucesivo con esta declaración y el entusiasmo general de que se poseerían los habitantes del interior, con sola noticia de un paso para ellos tan lisonjero, y otras varias razones que expuso.

 

Cuarto: que el poder de España en la actualidad era demasiado débil e impotente por la ruina general a que la habían reducido las armas francesas, discordias que la devoraban, y poca probabilidad de que el gabinete inglés le auxiliase para subyugarnos, siempre que de nuestra parte cesasen los desórdenes que hasta el presente nos han devorado; pero que al fin, siempre tenía más poder que nosotros, y debíamos poner todo conato en robustecer nuestros ejércitos.

 

Quinto: que la venida de tropas portuguesas al Brasil no era efecto de combinación de aquel gabinete con la España, pues que la Casa de Braganza jamás podría olvidar la cooperación de la España a la entrada de los franceses en Lisboa, y desgracias que ha sentido por ella*; que el verdadero motivo de la venida de esas tropas era precaver la infección del territorio del Brasil; que el carácter del Rey D. Juan era sumamente pacífico y enemigo de conquista, y que estas provincias no debían temer movimientos de aquellas fuerzas contra ellas.* Después de todo lo cual y -evacuadas- otras preguntas que se le hicieron por algunos señores diputados, y se omiten por menos interesantes, se retiró de la Sala y terminó la sesión.

 

*Que enviado Salazar por el gabinete español cerca de S. M. F. para pedir temporalmente, y mientras de subyugaban esyas provincias, la posesión de la isla de Santa Catalina había recibido una terminante negativa y sólo se le habían ofrecido los auxilios que el derecho de gentes  exigiere.

 

*Que a él se le había prometido en aquella Corte observar exactamente el armisticio mientras el Gobierno de las Provincia Unidas no faltase por su parte, y que así se había permitido, a pesar de reclamaciones del enviado español, la libre entrada y salida de aquel reino a los hijos de estas provincias.

EL PENSAMIENTO GEOPOLÍTICO DEL GRAL. MANUEL BELGRANO

 


Rosendo Fraga

Foro Patriótico, 20-6-21


Belgrano es tan multifacético… muchas cosas se han dicho, escrito sobre él: su faceta, sus aportes o riqueza, su generosidad. Pero yo lo que voy a tratar de plantear muy brevemente es un enfoque centrado en lo que a mi juicio fue la visión geopolítica de Belgrano.

 

Y yo creo, que como punto de partida para esto, vale la pena ubicarse a mediados del año 1813. Belgrano jefe de la segunda expedición al Alto Perú instala su comando en Potosí. Potosí, una ciudad muy importante del Alto Perú, de la actual Bolivia, era el centro económico del Virreinato del Perú, no del Virreinato del Río de La Plata, del Virreinato del Perú. A fines del siglo 16, llegó a explotarse en Potosí el 80% de la plata del mundo. Y la moneda de plata española en aquel momento era la moneda de intercambio global, como es el dólar, como fue hasta hace un tiempo la lira. Ese lugar se encuentra a 2300 km de Lima y a 2200 km de Buenos Aires. Es el punto intermedio geográfico entre Lima y Buenos Aires. Este es un punto muy relevante o importante para entender la situación. Belgrano no era un hombre que conociera el Alto Perú, no había estudiado ahí, como sí había estudiado Moreno, Castelli. Y es el primer contacto que tiene con el Alto Perú.

 

Para no extenderme, Belgrano es derrotado en la batalla de Vilcapugio en 1813. A consecuencia de esta batalla él realiza, lo que se llamaba en la actividad o la costumbre militar de la época una Junta de Guerra, es decir, reúne a todos los jefes para ver qué decisión se toma. Y allí encuentra a dos jefes que eran muy próximos a él que le proponen dos estrategias diferentes: uno era Díaz Vélez que le propone: retirémonos a Potosí, nos atrincheramos ahí y esperamos que nos traiga la artillería que nos mandan de Salta, para reemplazar la que había perdido Belgrano en Vilcapugio. Ignacio Warnes, que también era muy cercano a Belgrano, le dice “no, hay que avanzar hacia Cuzco”. Pero claro, Cuzco son 1000 km al norte de Potosí, al noreste, entrando en el Perú, lo que era en aquel momento el Bajo Perú, y Cuzco había sido capital histórica del Imperio Inca durante períodos importantes. ¿Por qué le explica Warnes que hay que ir a Cuzco? Porque acababa, en octubre, de producirse una insurrección patriota que empezó a usar la enseña celeste y blanca de Belgrano, es decir una insurrección que se conectaba con el avance de Belgrano.

 

Acá vienen dos cuestiones: Belgrano desechó la propuesta de Warnes y después se arrepintió de haberlo hecho porque su decisión terminó en la derrota de Ayohuma el 14 de noviembre. Pero esa sublevación que empieza en Cuzco en octubre de 1813 y finaliza derrotada en los primeros meses de 1815 llegó hasta 400 km de Lima. ¿Cuál es el punto de todo esto? Esta revisión de lo que Belgrano reconocía que había sido un error estratégico militar que había convenido, deja en Belgrano, más allá de su contacto con los altoperuanos, los indígenas altoperuanos que había sumado a su ejército, esta idea del Perú. Y aquí aparece esta idea: Lima y Buenos Aires como los extremos de una entidad geopolítica. Este es el paso número 1 donde Belgrano empieza a elaborar la idea de este proyecto geopolítico, diferente al que él había tenido en 1808 con el proyecto carlotista y diferente del de la primera Junta que se limitaba a intentar reconstituir el Virreinato del Río de la Plata.

 

Pero, derrotado Belgrano, llega a comienzos de 1814 a Salta y tiene el encuentro con San Martín. El tema no es la Posta de Yatasto, el tema es que pasan dos meses juntos en Tucumán. Y acá aparece el segundo elemento en esta visión geopolítica, que es la visión estratégicomilitar de San Martín. San Martín tenía un plan estratégicomilitar que coincidía con esa visión geopolítica de Buenos Aires a Lima. Acá es cuando San Martín lo hace a Belgrano confidente, como lo había hecho con Tomás Guido. Tomás Guido nos ha dejado todo el testimonio, con los detalles de lo que San Martín le informa y le plantea como su idea. Pero acá aparece que este segundo elemento en la articulación de esta visión geopolítica, en donde el plan estratégico militar de San Martín se vincula a esta articulación que Belgrano va adquiriendo o adquiere en la segunda expedición al Alto Perú. Creo que este es el segundo momento en la constitución del pensamiento geopolítico de Belgrano.

 

Bueno, de ahí Belgrano vuelve a Buenos Aires y en 1815 lo tenemos como diplomático. Diplomático en Europa junto con Rivadavia, junto con Sarratea, que había sido enviado previamente por el Segundo Triunvirato. Y acá es donde, para no extenderme, donde lo tenemos a Belgrano y Rivadavia buscando, tras fracasar en gestiones con la Corte Española, con la Corte Británica para ese proyecto de coronar un rey, un príncipe europeo en el Río de la Plata, que se da en el contexto de la derrota de Napoleón en Waterloo y la unidad de las monarquías europeas a través de la Santa Alianza que amenazaba a la Hispanoamérica, que estaba en su proceso de independencia, es donde terminan, como última carta, con esta idea de coronar como rey del Río de la Plata al hijo menor del Rey, del ex Rey Carlos IV de España.

 

Pero en estas tratativas le presentan al Rey Carlos IV de España el proyecto de constitución para esa monarquía que se iba a establecer en el Río de la Plata. Ese proyecto de monarquía lo redacta Belgrano. Es un proyecto de constitución que, en general, la historiografía lo ha relegado como un elemento porque lleva a esa visión de la historiografía sobre todo de la segunda mitad del siglo 19, que, en alguna medida, subestimó todo el proyecto monárquico presentándolo como una estrategia o como una táctica secundaria . Quizás de ese período, Vicente Fidel López es el que analiza con más detalle ese proyecto de constitución de Belgrano, pero más allá de que era un modelo monárquico, el punto clave lo da el título del proyecto: es el “Proyecto de Constitución para el Reino del Río de La Plata, Chile y el Perú”. Es decir, no el Alto Perú, es el Perú como una unidad. Es decir, este proyecto de Constitución es un proyecto de Constitución para el territorio que iba de Lima a Buenos Aires. Lima incluye en aquel momento lo que es el actual Ecuador, que formaba parte del Virreinato. Es decir, un proyecto geopolítico que tomaba de Lima, al noroeste de América del Sur, hasta Buenos Aires, que en ese momento era el sureste de América del Sur. Yo diría que este proyecto, en alguna medida, lo que nos plantea es que fracasadas las gestiones en las Cortes europeas, fracasado en la gestión, inclusive con el ex Rey Carlos IV, se incorpora en Belgrano la idea del monarca inca. Es decir, él por un lado registraba el principio ideológico de la legitimidad que predominaba en Europa y, ante los fracasos en Europa, elabora la idea de la legitimidad a través del Imperio Inca y de mantener esa legitimidad a través de un descendiente de los Incas.

 

Mi opinión: creo que en 1816, en cuanto Belgrano expone, sistemáticamente u orgánicamente, su proyecto geopolítico, el 3 de julio, seis días antes de la creación de la Independencia, ante el Congreso de Tucumán su proyecto de la monarquía Inca, es donde hay dos frases claves, esas frases de observador político de Belgrano, tras haber estado casi un año en Europa, donde le dice al Congreso: “Antes la moda era republicanizarlo todo. Ahora, la moda es monarquizarlo todo”, como argumento de práctica política del porqué del proyecto monarca. Pero él específicamente utiliza una palabra: monarquía “atemperada”, y ese adjetivo de atemperado que Belgrano le agrega a la monarquía tiene que ver con que era un proyecto de monarquía constitucional. Más tomado básicamente en la idea de la monarquía británica que era el arquetipo de monarquía constitucional en ese momento.

 

Yo creo que acá este tema del proyecto de la monarquía inca era el proyecto de un Estado de Lima a Buenos Aires. No era la reconstitución del Virreinato del Río de La Plata. Y en última instancia, el proyecto Inca se basaba en una tradición y en una realidad histórica: el Imperio Inca iba de Ecuador hasta el centro norte de Argentina y el norte de Chile. En alguna medida cuando se toma la idea de la monarquía Inca, esto responde a un proyecto geopolítico que, insisto, de Lima a Buenos Aires, el viejo Virreinato del Perú, hasta la creación del Virreinato del Río de La Plata, en 1776.

 

Este Congreso aprueba por unanimidad el proyecto de la monarquía Inca. Ningún diputado votó en contra. Y si había algunos diputados que en aquel momento, aunque esto es más una reconstrucción histórica posterior, estaban en contra del proyecto, no lo manifestaron. La oposición porteña al proyecto, de cuatro diarios de Buenos Aires: dos apoyaron el proyecto, uno estuvo en contra y otro en una posición intermedia. Siempre para marcar la oposición porteña en general al proyecto, se toma una carta del Diputado Anchorena, que 20 años después a su primo Manuel de Rosas le explica lo que sintió como diputado. Dice: “yo cuando vi la cuicada —ellos la llaman así por los indígenas del norte— enfervorizada, aplaudiendo el proyecto, me di cuenta que no había margen para oponerse”. Pero en este proyecto explícitamente apoya San Martín y apoya Pueyrredón, que era el Director Supremo. Estas tres figuras, que eran las figuras político militares más importantes, convergen explícitamente en el proyecto de la monarquía inca. Este proyecto creo que es la expresión política del proyecto geopolítico de Lima a Buenos Aires, en el cual Belgrano fuera expositor en el Congreso de Tucumán, que coincidía con el plan estratégico militar de San Martín.

 

Bueno, ¿cómo continúa? Cuando uno mira lo político, hay algo que es bastante claro: al trasladarse el Congreso a Buenos Aires, ese impulso que Belgrano le da, y al irse San Martín a Chile, el Congreso en Buenos Aires pasa a funcionar en la órbita porteña y sin la presión que daba Belgrano, Jefe del Ejército del Norte y San Martín, que tenía en el 16, el Ejército estaba organizando en Cuyo, pero ya estaba en el 17 en Chile. Pero acá creo que hay un detalle de historia militar sobre este proyecto geopolítico. La visión de San Martín no era un frente norte defensivo a cargo de Belgrano y Güemes. El proyecto de San Martín era un frente norte ofensivo, desde el punto de vista militar. El plan no era un desembarco desde Chile en Lima solo, era un desembarco desde Chile en Lima y un avance desde el norte argentino hacia Lima desde el sur. En general se ha interpretado lo primero que era que el plan de San Martín era avanzar hacia el Perú y defender el norte argentino. El plan original era lo que se llama una maniobra de pinzas para converger sobre Lima y generar, a través de una acción militar, la unidad política de Lima-Buenos Aires. Hay una carta, retrocedo brevemente en el tiempo, que para mí es significativa, que en 1816 San Martín le escribe a Godoy Cruz, su amigo y colaborador político. Le dice, frente a algunas críticas que le había transmitido Godoy Cruz, que había escuchado respecto a la conducción militar de Belgrano, en la segunda expedición militar al Alto Perú: “Belgrano, es lo mejor que tenemos en América del Sur”. Belgrano no es lo mejor que tenemos en las provincias Unidas del Río de La Plata, la afirmación de San Martín es que Belgrano es lo mejor que tenemos en América del Sur.

 

San Martín, el 12 de febrero de 1817, vence en la batalla de Chacabuco. Belgrano intenta la acción ofensiva desde el norte argentino, con medios muy limitados, pero ahí tiene lugar lo que la historiografía boliviana, incluso los manuales de enseñanza de historia boliviana vigente, denominan la cuarta expedición al Alto Perú. En la interpretación histórica y el relato histórico boliviano, las expediciones al Alto Perú son cuatro: primero, la de Castelli, que termina en la batalla de Huaqui en 1811; segundo, la de Belgrano en 1813, que termina en la derrota de Vilcapugio y Ayohuma; tercero, la de 1815 que comanda Rondo, que termina en la derrota de Sipe Sipe; y ellos ponen una cuarta que nosotros no registramos que es el avance de La Madrid, al mando de fuerza de caballería, sobre el Alto Perú, que también termina en una derrota. Este avance de La Madrid, ordenado por Belgrano, tiene lugar en febrero de 1817, inmediatamente después de la batalla de Chacabuco y es un intento, débil por la carencia de medios, de Belgrano de coincidir con una acción ofensiva sobre la que estaba haciendo San Martín en Chile.

 

Como dijimos, el Congreso de Tucumán se traslada a Buenos Aires y a medida que va declinando la vigencia político militar de Belgrano, a lo largo del año 18 y 19, San Martín va careciendo de la visión geopolítica de Belgrano y él se centra básicamente en su acción estratégico militar donde lo central era terminar con el poder español, y la articulación de una entidad política era secundario, no era el objetivo central.

 

Para terminar el final del fracasado proyecto geopolítico, Belgrano muere el 20 de junio en Buenos Aires, hace 200 años. Pero vuelvo para atrás, después de Chacabuco, San Martín, a los 2000 prisioneros realistas nacidos en Chile, los manda a engrosar el Ejército del Norte que estaba a orden de Belgrano, en una acción para darle a ese Ejército capacidad ofensiva. Después de Maipú, abril de 1818, San Martín repite la decisión: a los prisioneros realistas que habían nacido en Chile, los manda a reforzar el Ejército del Norte en la idea de darle a ese ejército una capacidad militar ofensiva. Pero, a fines de 1819, Güemes manda a dos  diputados a reunirse con O'Higgins, el Director Supremo chileno, a los efectos de coordinar la acción militar ofensiva desde el norte argentino paralelo al desembarco de San Martín en Lima. Güemes lo que ofrece son 4000 hombres que tiene reunidos. Acá un detalle: los famosos Gauchos de Güemes, en realidad eran milicias de caballería regladas, cómo se llamaba en la época, porque era una fuerza permanente, no era gente que trabajaba en la actividad diríamos agropecuaria, cómo era la fuerza de López y Ramírez, que en la emergencia se organizaban. Las fuerzas de Güemes, que llegó a tener 5000 milicianos de caballería, que ofrece a O'Higgins una operación con 4000, era toda a sueldo, asalariada, eran militares full time y eso le daba una capacidad militar ofensiva importante que fue clave para frenar los avances españoles sobre el norte argentino, pero que en la concepción de San Martín tenía que ser una fuerza ofensiva el Ejército del Norte más Güemes.

 

Este acuerdo de Güemes con O'Higgins fracasa porque el 22 de marzo de 1820 se declara la República del Tucumán. Bernabé Araoz, gobernador de Tucumán, declara la República del Tucumán que comprendía Catamarca y Santiago del Estero. Bueno, es un tema colateral si esto era una provincia o una República. Yo diría primero que al igual que la República de Entre Ríos, que va a cumplir ahora 200 años dentro de 2 meses, no tenían gobernador ni presidente, tenían jefe supremo. Los dos tenían banderas, emitían moneda, por supuesto tenían fuerza militar propia. La legislatura de Tucumán se había reservado y usaba el título de Alteza, que en realidad es un título monárquico y el salario de Bernabé Aráoz era 1/5 de los ingresos públicos. Y Bernabé Aráoz entra este año 1820 en guerra contra Güemes, a quien derrota y esto termina con el esfuerzo ofensivo de Güemes, porque a los pocos meses Güemes muere en una conspiración donde convergen los españoles con Araoz y los opositores a Güemes en Salta. Las memorias del General Paz relatan que en 1820, por el mes de marzo, lo llama Bustos, que se había hecho cargo del Gobierno de Córdoba, y le encomienda que le haga una fuerza de 200, 300 hombres, que marche al norte, que en Tucumán tome armamento que había quedado del Ejército del Norte, que se reúna con Alejandro Heredia, Jefe del Ejército del Norte que había logrado mantener 400 hombres, y que organicen una expedición ofensiva desde el sur, por pedido de San Martín en apoyo de su desembarco en Lima. Paz empieza el camino, pero se encuentra en Tucumán que le cierran el paso, la República del Tucumán y entonces está incursión queda frustrada.

 

En dos palabras, una conclusión y para no extenderme. Yo creo que el proyecto geopolítico de Belgrano, gestado entre su presencia, su permanencia en Alto Perú en 1813, su entrevista con San Martín en 1814, su misión diplomática en Europa, en 1815, expuesta en 1816 ante el Congreso en el proyecto de la monarquía Inca, era tener una unidad política de Lima a Buenos Aires. Proyecto geopolítico coincidente con la visión estratégico militar de San Martín, proyecto frustrado por la pérdida de poder de Belgrano, primero y por la muerte de Belgrano finalmente. Es un proyecto geopolítico que va a la par, casi a la par de la vigencia, de la influencia de Belgrano en el proceso de la independencia.