ENRIQUE MARTÍNEZ


un general del Plata y de los Andes


Roberto Elissalde


La Prensa, 02.12.2020

 

Se cumplieron el 30 de noviembre los 150 años del fallecimiento del general Enrique Martínez, cuya vida había comenzado en Montevideo el 15 de julio de 1789, hijo de don José Gaspar Martínez de Fontes y de María de los Ángeles Dizido y Zamudio. Su padre era un modesto oficial del ejército español que revistaba en el Regimiento de Dragones, cuya carrera se desenvolvió en la Banda Oriental como que de sus seis hijos cinco de ellos nacieron en Rocha, Maldonado y Montevideo, lo que da cuenta de sus destinos. Su madre por los Dizido y Zamudio y Echenique emparentaba con tradicionales familias cordobesas, algunos de ellos de posterior visibilidad como el Pbro. Francisco Dizido y Zamudio, párroco de La Piedad.


Ingresó como cadete en setiembre de 1801 al Regimiento de Dragones, con apenas doce años. Así continuó los años siguientes en la unidad hasta que en 1806 es enviado con sus compañeros a Montevideo. Desde allí presenciaron la pequeña flota inglesa que venía a Buenos Aires y cuando Liniers pidió su concurso al gobernador Ruiz Huidobro, éste no dudó en colaborar para reconquistar la capital del Vireinato. Martínez se unió a la expedición que desembarcó en las Conchas, y estuvo el 12 de agosto en las acciones que permitieron recuperar la ciudad. Tal fue su actuación que obtuvo por su conducta heroica el honor de ser designado portaguión del Regimiento y fue de los que luchó por título bien ganado de la “Muy Fiel y Leal Reconquistadora ciudad de San Felipe y Santiago de Montevideo” en la que había nacido.


No menor fue su actuación en las jornadas de la Defensa de Buenos Aires al año siguiente y después participó con apenas 20 años en los promotores de la Revolución de Mayo, con el grado de capitán del batallón América que organizó Domingo French. Participó en la campaña en la banda oriental que finalizó con la caída del dominio español en Montevideo cuatro años después, esfuerzos coronados con la medalla de plata con la declaración de Benemérito de la Patria en grado heroico y el ascenso a sargento mayor.


Fue el 15 de mayo de 1815 cuando llegó con el grado de teniente coronel al Ejército de los Andes, y su nombre está ligado a las acciones de Guardia Vieja, Curapaligüe, Gavilán, Talcahuano, Cancha Rayada, Maipú, y en la campaña del Perú. La medalla de oro de Chacabuco, la Legión al Mérito de Chile, miembro fundador de la Orden del Sol, fueron sólo algunas de sus condecoraciones.


El martes 17 de enero de 1826 bajo el título “Día de Gloria” la Gaceta Mercantil transcribía este artículo publicado en el Eco de los Andes de Mendoza el 25 de diciembre pasado. Anunciaba que “Tenemos el honor de haber recibido los restos del Ejército de los Andes conducidos desde el Perú por el coronel de granaderos a caballo don José Félix Bogado. Cerca de nueve años han pasado desde que estos valientes marcharon a libertar Chile. En este largo período se pueden contar los días de gloria que han dado a la Patria, por las veces que se han batido con nuestros enemigos. Nuestra gratitud será siempre demostrada a estos viejos soldados de la libertad con las más tiernas efusiones de nuestros corazones. Eternamente llenaremos de bendiciones a los héroes de Chacabuco y Maipú; sí, a esos que han conducido en triunfo el pabellón argentino hasta Quito, y que han sabido derramar su sangre por la libertad de la Patria en Junín y Ayacucho. Nosotros al verlo, siempre diremos con admiración: “He ahí esos sellaron con su sangre y sus espadas la libertad de su Patria”, y sus nombres irán de padres a hijos de generación en generación. 

Sus nombres honrarán nuestras páginas, coronel D. José Félix Bogado, sargentos mayores graduados capitanes D. José Félix Correa y D. José Cirilo Lucero; capitanes D. Francisco Olmos y D. José Rodríguez, tenientes D. J. de la Cruz Montalveo, D. Pascual Pelayes y D. Pedro Pablo Estrada; alférez D. Eusebio Castaño; porta estandartes D. Matías Vera y D. Eustoquio Frías. Agregados: sargento mayor D. Tadeo Telles, sargento mayor graduado capitán D. Pedro José Díaz, capitanes graduados de tenientes D. Tomás Muns y D. Juan Michelena; alféreces D. Melchor Gutiérrez, D. Pedro Robles y D. Francisco Cosido. Tenemos noticias que el general D. Enrique Martínez, que hace años residía en Santiago de Chile, se les ha incorporado en aquel destino. Aún no ha llegado”.


Sin duda Martínez sólo utilizó la compañía de los granaderos para cruzar la cordillera, ya que el 7 de febrero él sólo estaba en Buenos Aires, y según informaba después la Gaceta Mercantil, “se ha presentado al gobierno nacional, pidiendo se le haga Consejo de Guerra para esclarecer su conducta, con respecto a la revolución de la división de su mando, que guarnecía la fortaleza del Callao”. Algunos estudiosos se ocupan de algunas defecciones que tuvo Martínez para con el general San Martín, la documentación presentada lo prueba, sin embargo, la actitud del Libertador habla a las claras que aquellos errores propios de la condición humana no le impidieron reconocer los méritos de su oficial.


Dejemos acá su vida, omitiendo su vida en tiempos de unitarios y federales, cuando volvió a Montevideo. Alguna vez Sarmiento ante el reclama de las palmas de general de un oficial le contestó de este modo: “Lavalle, Enrique Martínez, Necochea y cien más, volvieron coroneles después de diez años de victorias, con más encuentros y batallas que pelos en la cabeza, contra enemigos de pelo en pecho, bajo las órdenes de generales, que generales San Martín y Bolívar y por nobles causas, la independencia del continente americano”.


El retrato que se reproduce lo muestra en su ancianidad vestido con su uniforme y condecoraciones, y al observarlo a la altura de esos años recordamos las palabras del general Mitre: “El brigadier Martínez era un monumento vivo de grandes recuerdos. Era uno de los últimos representantes de esa generación generosa que después de haber cumplido con su propia tarea tuvo aliento para acompañar en la suya a tres generaciones más…”.

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