Ricardo Olaviaga
La Nación, 1-12-19
Mi amigo Albino Gómez,
excelente periodista y diplomático, me relata dos ejemplos de honestidad y
patriotismo de nuestra historia: el general Roca encomendó al general Pablo
Riccheri que viajara a Alemania a comprar 40.000 fusiles Mauser para protección
de las fronteras. Al concretar la compra, se le acercó un representante de los
fabricantes con un sobre con un cheque por su intervención. Riccheri abrió el
sobre, tomó el cheque, lo endosó y se lo devolvió al funcionario diciéndole:
"Usen este importe para entregarnos 3000 fusiles más".
El otro episodio ocurrió
tiempo después. El gobierno argentino envió al almirante Betbeder a Inglaterra
para controlar la entrega de los acorazados Rivadavia y Moreno en debidas
condiciones. Al concluir la inspección un funcionario británico se presentó en
la oficina para entregarle un sobre por su trabajo y la imparcialidad con que
había cumplido. El almirante abrió el sobre, retiró el cheque y pidió a un
secretario enviar una nota de agradecimiento del gobierno argentino a los
directores del astillero por la rebaja de 300.000 libras que habían tenido el
bien de hacerle llegar sobre el precio de los barcos.
Que pena que hoy no tenemos
ni un ejemplo como estos para aplaudir.
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