Coronel JUAN
BAUTISTA THORNE
Hoy 1º de Agosto se
conmemora el 129º aniversario del fallecimiento de otro notable defensor de
nuestra soberanía, especialmente en la paradigmática batalla de “Vuelta de
Obligado”.
Repasemos su
biografía:
Nació en Nueva York,
el 3 de marzo de 1807, su padre Enrique Thorne, ingeniero naval luchó por la
independencia de Estados Unidos.
Juan Bautista Thorne
conoció Buenos Aires en un viaje de instrucción y siendo cadete de una Escuela de
Marinería. Como marino viajó mucho antes de establecerse definitivamente en un
país, conoció las principales capitales europeas y hasta residió un tiempo en
Brasil. Fallecido su padre, el joven
Thorne solicitó su embarco a su tío, comandante de un barco corsario
americano.. Finalmente recaló en Buenos Aires donde dejaría su vida 60 años más
tarde,-tenía 18 años cuando llegó- tras ofrendarle su sangre en cuanta
oportunidad pudo. Gracias a los oficios de José. M. Pinedo, se incorporó como
voluntario a la Armada
Nacional , y con ella hizo su primer viaje a Santa Fe, luego
al Japón y China. En marzo de 1825, en vísperas de la primera guerra con
Brasil, se incorporó definitivamente a nuestra marina. Sobre esta actitud de defender la soberanía
argentina, solía afirmar… “soy argentino por simpatía, y por haber adquirido
con mi sangre tan glorioso título…” En los primeros meses de 1826, el general
irlandés Guillermo Brown (1777-1857) comenzó a formar la escuadra argentina
para la Guerra
del Brasil; en esa flota se alistó Thorne en junio de 1826 como guardiamarina y
piloto.
De allí en adelante,
se sumaron a su foja de servicios, nombres heroicos; ya sea contra el Imperio,
contra los anglo- franceses, y no le faltaron las batallas contra las fuerzas
unitarias, donde él estuvo del lado del gobierno constituido, “a quien la gran
mayoría del país obedecía”: Patagones, el río Colorado, Martín García,
Obligado, Quebracho, Caaguazú, Cagancha, Pago Largo, Sauce Grande, no son sino
algunos peldaños de la escalera que llevó a la gloria de Juan Bautista Thorne.
Estando a bordo del “Chacabuco” – aspirante de 1º- tuvo lugar la primera acción
de guerra para la
Armada Argentina , y su iniciación no podía ser sino algo de
la naturaleza de lo que ocurrió en “Carmen de Patagones”.
La flota agresora
estaba compuesta por varios navíos de
guerra. En ese aspecto es justo aclarar que Brasil poseía una poderosa Armada,
pero por contrapartida sus soldados carecían del valor y empeño de nuestros
compatriotas, tanto es así que en muchas ocasiones debieron engrosar sus
ejércitos con mercenarios alemanes o suizos, que como mercenarios que eran
podían ser comprados y cambiaban de bando. Rosas hizo uso de esas falencias y
en algunas ocasiones sobornó a tropas alemanas. La nota emocionante de la
jornada la constituyó el abordaje del “Itaparica”. Acción decidida por
iniciativa de Thorne, que dominó de esa manera a una tripulación de 120
hombres, como era el buque imperial. El fracaso de esas fuerzas fue total. No
sólo desde el punto de vista moral, sino que la pérdida de 28 cañones, 30
oficiales, 600 soldados y siete banderas fue un rudo golpe para su potencia
material.
Thorne sufrirá prisión, luego de ser herido cinco
veces, todo “por mi patria argentina”
según sus propias palabras. En prisión permaneció hasta la paz, y su
vuelta le permitió relacionarse con otro marino de su calibre: Leonardo
Rosales, que comandaba la “Sarandí”.
Entre sus muchos cargos, destinos, combates, heridas y cautiverio que cosechó y
sufrió en la agitada epopeya de su vida. Sobre estos avatares solía expresar:
“…Llevo en mi cuerpo las severas impresiones del plomo del Brasil, del plomo de
la Francia ,
del plomo de la Gran
Bretaña , y estos signos me hermosean a mi vista y estos
signos me enorgullecen al contemplarlos…”
intentaré reflejar algunos de los más destacados episodios.
De regreso en Buenos
Aires fue recibido con honores y designado 2º Comandante del famoso Bergantín
“Republicano”.
En 1833 y como
segundo al mando de la Goleta
“Margarita” hizo la campaña al desierto a las órdenes del Jefe del ala
izquierda de la expedición, Don Juan Manuel de Rosas. Thorne fue el
primero que se internó, con su nave, en
el extenso brazo del Río Colorado.
La guerra del Paraná
Luego de la Campaña al Desierto fue
condecorado y ascendido a Comandante de la Goleta “Sofía”.
En 1838 fue puesto a cargo de la defensa de
la isla Martín García, como jefe naval de la misma, y segundo del jefe de la
guarnición militar, el coronel Jerónimo Costa. Fue el jefe de la artillería en
la defensa de esa isla contra el ataque francés de octubre de 1838, en que, con
apenas un centenar de gauchos, resistieron durante varias horas el ataque de
toda una escuadra armada de cientos de cañones. Fue tomado prisionero por los
franceses junto con Costa y los demás oficiales. Pero, en premio al valor
mostrado, fueron trasladados a Buenos Aires.
El Comandante de la Armada francesa, Almte.
Hipólito Daguenet tuvo la hidalguía de destacar por escrito, en comunicación a
Rosas, el comportamiento de estos valientes. Poco tiempo después Thorne se
tomaría el desquite contra los franceses en las márgenes del río Paraná.
Se incorporó a la campaña contra Genaro Berón de Astrada en
1839. Fue el jefe de artillería del ejército vencedor en la batalla de Pago
Largo. Y también participó como jefe de la artillería en la invasión a Uruguay,
que terminó en el desastre de Cagancha,
en el que fue seriamente herido.
Combatió contra
Lavalle en las batallas de “Don Cristóbal”
donde los federales obtuvieron un rotundo triunfo en el otoño de 1840.
Volvió a chocar con la llamada “Legión Libertadora” en “Sauce Grande”, donde
fue herido de un lanzazo. Casi en convalecencia se enfrentó con contingentes
franceses en Río Seco (Santa Fe).
El 1º de noviembre de
1840 fue ascendido al grado de coronel, ya en 1841 sufrió la derrota de Echagüe
a manos de las fuerzas que comandaba José María Paz en la gravosa contienda de
“Caaguazú”, donde nuevamente fue herido.
El “Manco” Paz relata
en sus memorias dicha batalla y elogia el manejo de la artillería enemiga por
parte de un oficial extranjero cuyo nombre no recuerda.
Ese oficial
extranjero era Juan Bautista Thorne, cuya artillería apagó los fuegos de la de
Paz, y le habría desmoralizado su infantería si ésta no hubiese iniciado un
movimiento de frente, simultáneamente con las caballerías de Nuñez y Ramirez
que decidieron la retirada de Echagüe. En la retirada cuando Paz se acercaba,
Echagüe hacía alto, la artillería de Thorne recomenzaba sus fuegos y proseguía
la retirada después de haberlo contenido. Ello concretará la posibilidad de la
retirada en orden de que habla Paz, y el hecho de evitar la caída total de
Echagüe. El precio de esa acción es una herida de lanza, que le traerá
trastornos más tarde. En 1842 retornó al
servicio naval, esta vez a las órdenes del ilustre Almirante Guillermo Brown,
para apoyar el bloqueo a Montevideo.
Participó en la gloriosa jornada de la batalla de “Costa Brava”, en
donde las fuerzas argentinas consiguieron una trascendente victoria ante
Giuseppe Garibaldi, conocido como
“chacal pirata” a pesar de contar éste con el apoyo de galos y
sajones. Hasta diciembre de 1844 se
extenderá su vigilancia en la zona, llevará tropas o acompañará buques
mercantes con provisiones. La escuadra
federal de río, al mando de Thorne, se ve desmantelada por la necesidad de
fortificar la costa- asediada por fuerzas enemigas- con su artillería.
Combate de la Vuelta de Obligado
En el marco de la
llamada “Guerra del Paraná” descollará en
la acción bélica más importante de esa contienda y me estoy refiriendo
al “Combate de la Vuelta
de Obligado” efectuado el 20 de noviembre de 1845, fecha que es designada como
día de la “Soberanía Nacional”. En la misma actúa como jefe de la batería
“Manuelita” – una de las cuatro emplazadas por Mansilla – que es la más
expuesta por su posición, agreguemos que en todo momento se arriesgaba de manera temeraria, paseándose
por toda la batería arengando a sus tropas y dirigiendo los disparos.
Combatió heroicamente
contra las fuerzas anglo-francesas que finalmente forzaron el paso. Thorne al
permanecer, como era su costumbre, en la primera línea de batalla, sufrió
gravísimas heridas. Las esquirlas de una granada le fracturó un brazo y parte
del cráneo, derribado por el impacto del proyectil se incorporó prestamente
afirmando “…no ha sido nada…” sin embargo había quedado sordo para siempre y
con secuelas en su brazo.
Combatió también en
la batalla de Punta o Angostura del Quebracho (4 de junio de 1846) contra las
escuadras bloqueadoras.
El Expéditive
destruyó a la Batería N º
1. La poderosa artillería de dicha nave
disparó durante 3 horas a la
Batería N º 1 matando prácticamente a todos. A las 4 PM el
asistente de Alzogaray disparó su última andanada de un cañón de 24 libras. El
teniente Felipe Palacio y el teniente de Navío Eduardo Brown tenían baterías
rasantes y por ende no estuvieron involucrados en esta acción.
Juan Bautista Thorne
con no más de ocho cañones de 10 libras tuvo que combatir contra doce cañones
de 64 libras, dos de 80 libras y ocho de 33 libras. A las 5 PM se encontraba
prácticamente sin municiones. Thorne recibió dos veces la orden de retirarse
pero contestó que aún le quedaban algunos disparos por realizar. Según algunos historiadores fue sordo desde
entonces. Sin embargo, Thorne siempre
sostuvo que su sordera se debió al combate de Angostura del Quebracho. De todas formas a partir de aquí fue apodado
“el sordo de Obligado”.
Al final de su
carrera militar Thorne presentaba un eczema cicatrizal causado por una herida
de metralla, proyectiles en ambas piernas (que rehusó sacarse) y un montón de
cicatrices en su brazo, tórax y espalda. Repuesto de sus heridas fue nombrado
Comandante en Jefe de la costa del Río Paraná. Defendió esas costas en 1846,
contra la misma flota anglo-francesa que regresaba de Paraguay, participando de
las batallas y escaramuzas designadas como “San Lorenzo”; “El Quebracho”;
“Acevedo”; “El Tonelero” y otras.
El 9 de enero Mansilla participa a Manuel
Corbalán (Edecán de Rosas): “Navegaban (los enemigos) nuestro majestuoso Paraná
convoyando cincuenta transportes de infames piratas especuladores bajo
diferentes pabellones de naciones amigas, indebidamente enarbolados en un río
interior de nuestra República”. El mismo parte da cuenta de los choques entre
ambas fuerzas y luego agrega, “…El entusiasmo de nuestros artilleros, señor
General, es digno del mayor encomio, lo mismo que su destreza y ojo certero. El
teniente coronel D. Juan Bautista Thorne, capitán Santiago Maurice y mis
ayudantes de órdenes han llenado valerosamente su deber, despreciando los
peligros como verdaderos argentinos federales”.
El general Martín de
Santa Coloma eleva el parte de Thorne a Mansilla, agregando:
“Felicita y
recomienda a la consideración del General Mansilla al teniente coronel Juan B.
Thorne y a todos los denodados oficiales y tropas; todos se han disputado la
gloria de pelear y buscar los puestos más peligrosos en medio de entusiastas
aclamaciones”
Thorne fue un militar al servicio del país, y
según su propio testimonio siempre estuvo de parte del orden legal, del
gobierno a quien seguía la mayoría del país. Por ello, peleó al lado de Rosas.
Es indiscutible, no obstante, la simpatía por el partido federal, y parece que
ello lo llevaba a pintar sus mástiles de color rojo. Su unión con el gobernante
argentino fue muy estrecha, y éste lo condecoró varias veces. CASEROS lo encuentra en servicio, que sólo
interrumpió por cortos períodos de tiempo, según vimos. Luego de varios
destinos se hallaba empeñado, en ese entonces en la formación de una escuadra
con el objeto de impedir el paso de Urquiza por el Paraná. Luego del
derrocamiento de Rosas, Thorne no escapó a la revancha unitaria y quedó
separado del servicio, sin explicaciones de ninguna especie, por superior
decreto del gobierno provincial. Thorne solicitó a Valentín Alsina su pase a
inválidos, para recibir una pensión que entiende merecer. ¡Vaya si la merecía!
Sin embargo le fue dada la baja absoluta de las fuerzas militares. A Thorne, lo
hicieron pasar por las “Horcas caudinas”
degradándolo públicamente.
A fines de 1852 (con 45 años de edad) se unió
a las fuerzas del general Hilario Lagos en su lucha contra el gobierno unitario
de Buenos Aires. Participó en el sitio contra Buenos Aires al año
siguiente. Una comisión constituida
por el general Zapiola, Goyena y Manuel Lynch le dio de baja según el decreto
emitido por el Gobierno de la
Provincia de Buenos Aires del 23 de Febrero.
En su libro Ratto
transcribe la emotiva carta escrita por Thorne el 29 de mayo de 1852 donde
solicita se lo retire a inválidos con el sueldo de tal. Recién en 1861 se le
otorgo una pensión vitalicia como teniente coronel.
Así les pagamos a
nuestros héroes
Sus últimos días
Los porteños no le perdonarían su adhesión a la revuelta federal
y sin condenas le aplicarían un ostracismo encubierto y lo sumirían en la
miseria desconociendo los servicios prestados al país. Como capitán de un barco
mercante, viajó varias veces a la
India ; trabajó en variadas tareas como perito naval en ese
país. Pero había formado su familia en la Argentina , por lo que quiso regresar.
Thorne en la
senectud
En Septiembre de 1868
(con 61 años de edad) fue indultado por ley y reinscripto con su grado de
coronel. Pero no volvió a tener mando de buques de guerra. El Coronel Juan
Bautista Thorne falleció pobre y olvidado en Buenos Aires el 1º de agosto de
1885, a los 78 años de edad, en su casa de calle Tucumán 1482, en Buenos Aires,
siendo las 7 de la mañana del mencionado día. Dejando viuda a Doña María Abad
que lo sobrevivió hasta 1929, casi nonagenaria. Thorne, según Ratto, falleció
de un ataque de broconeumonía, quien cuenta además el Dr. Castillo, su médico,
necesitando hacerle una cura de ventosas, no pudo hacerlo, porque se lo impedían las cicatrices del
guerrero.
“Tribuna Nacional”,
en su edición del día siguiente, manifestó, por su parte, que el fallecimiento
se produjo por falla del corazón. En aquella edición del 2 de agosto, el diario
mencionado, dice textualmente: “Juan Bautista Thorne. Ayer a las 7 de la mañana
dejo de existir, victima de un ataque al corazón, el anciano jefe de la Armada , coronel D. Juan
Bautista Thorne, el cual sirvió a las órdenes del almirante Brown en diferentes
combates navales. Por el ministerio respectivo se decretaron los honores
militares que corresponden a su rango.
Hoy a las 4 de la
tarde serán conducidos sus restos mortales al cementerio del Norte. Paz en la
tumba de ese buen servidor de la
Patria ”.
El eximio poeta
Héctor Pedro Blomberg en su brillante
obra “Cantos Navales Argentinos”, le dedicó un poema a Juan Bautista Thorne que
tituló:
LAS NAVES
ROJAS DE LA FEDERACIÓN
Rojos son las mesanas
y los trinquetes,
Las cureñas, las
bandas; rojas, sangrantes,
Las camisas que
llevan los tripulantes,
Desde los
condestables a los grumetes,
Y usan galones rojos
los comandantes,
Allá van por las
aguas del patrio río,
Clavados en el mástil
los pabellones:
En el puente de cada
rojo navío
Se oye la voz de un
“cielo” ronco y bravío,
Junto a la negra boca
de los cañones.
Son las goletas rojas
de Costa Brava,
Son las que
respondieron en Obligado
Al clamor iracundo
que las llamaba
Para batir la flota
que navegaba
El Paraná invadido y
ensangrentado.
¡Bergantines de
Thorne! La voz del viento
Dice en la arboladura
la copla errante
Que recuerda en su
recio y extraño acento
Aquellas que en el
viejo puente sangriento
Se oían en los
tiempos del Almirante.
Con sus rojas
banderas en la mesana,
Allá van sus bravías
tripulaciones:
“Federación o
Muerte”, se oye, lejana,
La canción que
cantaban en la mañana
Junto a la negra boca
de los cañones.
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