Ignacio G. Tejerina
Carreras.
Presidente del
Instituto Argentino de Cultura Hispánica de Córdoba
Hay un tema
importante que hace a la formación de la identidad hispanoamericana y que no ha
sido estudiado como debería ser. De hacerlo de manera correcta, nos daríamos
cuenta de un factor condicionante en la construcción de nuestra identidad y que
ha tenido un aspecto negativo en ella:
el proceso de siglos que aún permanece en nuestro presente y que se trata de un
deliberado propósito de destruir lo que se formó o logró, a través de una
constante deshispanización.
Por deshispanización,
debemos entender, el ataque contra todo lo que significó para nuestra cultura
la colonización española, caracterizada especialmente por su aspecto misionero
de la civilización cristiana. Este proceso al que hacemos referencia tiene
etapas y pasos desde la instalación y propagación de lo que se ha dado en
llamar la Leyenda Negra,
hasta la anulación de la celebración del
Día de la Raza o
Día de la Hispanidad,
por parte de varios países de nuestro continente, entre ellos últimamente, la Argentina.
Trataremos de
estudiar todos esos pasos brevemente.
Primer paso
La Leyenda Negra
¿En qué consiste
ella? En afirmaciones que sostiene en general la crueldad de los conquistadores
y/o colonizadores con el aborigen; la opresión oscurantista al retoño americano
del árbol peninsular; la propiedad de la tierra, la imposición obligatoria de
idioma y religión, y otra larga lista de reclamos que son entre otros la
aseveración de algunos psicoanalistas de que España deconstruyó la identidad
nativa para negativizarla.
¿Dónde y cómo nace la Leyenda Negra?
Pues bien, el Padre
Fray Bartolomé de las Casas en su famoso libro “Brevísima relación de la
destrucción de las Indias”, todo lo que
vio o creyó ver, contribuyó de un modo esencial a crear y fomentar toda una
serie de hechos fácilmente vinculables con la conquista de este nuevo continente,
pero que no aparecen como algo diferente - en sus etapas hegemónicas – a lo que
han sido el signo de todas las conquistas concretadas a lo largo de la
humanidad. Para dar un breve ejemplo, podemos tomar el crecimiento y expansión
de imperios tales como el incaico, hasta entrado nuestro territorio argentino
actual, sometiendo a diferentes pueblos e introduciendo su lengua, el quechua
como en zonas bien identificadas de la provincia de Santiago del Estero. Esta
lengua es tomada en general por el común de la gente como si fuera la lengua
originaria de esta provincia, lo que no lo es.
Todos los denuestos,
manifestaciones de hostilidad, exageraciones y muchas mentiras que aparecen en
al obra de Fray Bartolomé, sirvieron a los sempiternos enemigos de España para
juzgarla y crear toda una atmósfera internacional en su contra. Inglaterra,
Francia, Holanda y Alemania, marcharon a la vanguardia en la tarea de
desacreditar la obra de colonización española, a través de los siglos, crear y
desarrollar una leyenda que incluso llega hasta el presente [1].
Segundo paso
La época de la Ilustración y el
cambio de régimen con los Borbones
Como todos sabemos,
gobernaron los Austrias en España hasta el año 1700 y fue una gestión
caracterizada entre otras cosas importantes por su expansión y la conquista de
nuevos territorios para la
Corona, pero por sobre todas las cosas la colonización de
América, entendida esta por la radicación de población española, la fundación
de ciudades, la creación de virreinatos, etc lo que constituyó sociedades desde
el Río Bravo a Tierra del Fuego. Éstas últimas, no sólo fue obra de los
españoles venidos de la península, sino también de sus hijos americanos, los
criollos. De modo tal, que puede afirmarse que la colonia y salvo algunas
autoridades enviadas desde España, fueron hombres nacidos en esta tierra, ya
sea hijos de parejas de españoles o de mestizos, cuyo número se fue
acrecentando cada vez más.
En publicaciones
nuestras hemos probado que Hispanoamérica, nacida y simbólicamente bautizada
cristiana el 12 de octubre de 1492, e individualmente todos los países que la
integran, tuvieron un origen que fue el resultado de la mixturación de los
pueblos aborígenes con los españoles, primeramente, y luego con la raza negra y
que individualmente los integrantes de ella pueden establecer una fecha de
nacimiento. Por eso es que con bastante justicia y munidos de un aparato
documental inobjetable, podemos hablar en el sentido de que Argentina, nuestro
país, surge el día 29 de junio de 1550, fecha que los Institutos de Cultura
Hispánica llamamos Día de la Argentina Fundacional por haber sido ese día
fundada la ciudad de Barco, que surge con las presencia de españoles y miembros
de los pueblos originarios. Ello ocurrió en un sitio de la Quebrada del Portugués,
en la actual provincia de Tucumán, y fue trasladada posteriormente en dos
oportunidades más hasta dar con el asiento definitivo a orillas del río Dulce y
pasar a llamarse Santiago del Estero[2]. A nivel popular, a esta antigua ciudad
se la conoce como “Madre de ciudades”
La situación de ser
la primer ciudad de lo que hoy sería la Argentina y el hecho de que allí partieran
expediciones que llevarían a cabo las fundaciones de ciudades tan importantes
como San Miguel de Tucumán y la ciudad de Córdoba, es trascendental, porque
señala la presencia de nacientes sociedades con su cultura bien de la época de
los Austrias, caracterizada por su enorme fe y por su fidelidad con la Biblia.
Otro dato fundamental
de todo este período, es como dijimos al principio, el acceso de los Borbones
al trono de España, quienes habían sido ya influenciados por la corriente de la Ilustración, que
contrastaba significativamente con la cultura pre renacentista que había
caracterizado a los hombres que habían llegado primitivamente a nuestras
tierras. A partir del siglo XVIII los nuevos emigrantes españoles van a estar
consustanciados con un nuevo discurso, alegato, y una distinta actitud social,
lo que iba a chocar con lo que se considera hoy en día “políticamente
incorrecto” Eso va a alumbrar y favorecer, poco a poco a nuestros países, al
estallido de las revoluciones americanas y la libertad política[3].
Tercer paso
Matricidio e
hispanofobia
Con toda una atmósfera
que como estamos viendo ya estaba establecida en el aire americano, comienzan a
estallar los gritos de mayor liberad y mayor participación ciudadana, España ha
caído bajo las botas napoleónicas y José Bonaparte, ha asumido el mandato en la
península. La resistencia se da en todas partes, con gran entusiasmo patriótico
por parte de los españoles, incluso de aquellas zonas o regiones que hoy son
consideradas por muchos de sus habitantes, separatistas.
Siempre ha sido mi
opinión considerar que en alguna medida los países en su desarrollo y
crecimiento, se parecen a las personas: tiene un nacimiento, una infancia y
adolescencia y luego ya, una juventud y madurez. Pues bien, nuestra infancia -
adolescencia pertenece a lo que mal se ha llamado el período colonial; el 25 de
mayo de 1810 y el 9 de julio de 1816 - consideradas fechas patrias por ser el
25, aniversario de una Revolución que modifica el panorama del país que ya
comienza a ser gobernado mayormente por criollos y que se consolida el día el 9
de julio en que se proclama la
Independencia –. Deberíamos tenerlas en realidad como
períodos de la mayoría de edad o emancipación. Hay quienes por diversos motivos
creemos que se llega a la mayoría de edad y se la asume como algo normal, así
también hay quienes en esa fecha dan un portazo y se van a su casa. Y esto
último es lo que ocurrió en América, por eso es que consideramos en alguna
medida, que cometimos un matricidio con la Madre Patria y le
dimos pie a una hispanofobia reinante en algunos sectores intelectuales.
Cuarto paso
La hispanofobia de
nuestros próceres
Este cuarto paso está muy unido al
tercero y nos revela lo que nos dice el título: la hispanofobia de nuestros
próceres y hombres ligados a la clase dirigente del país.
La verdad es que la crisis de nuestra
identidad fue grave, porque la mayoría de quienes estaban en importantes
situaciones de gobierno u opinión, se negaban a “acusar recibo” de su origen
hispánico. La “civilización” estaba representada por hombres vinculados a la
generación de 1837, partidarios de una política renovadora, mientras que la
“barbarie” estaba representada por los caudillos y toda la tradición criolla y
católica. Como muestra de una actitud hostil a la Madre Patria,
recordemos que Juan María Gutiérrez, poeta, escritor, matemático y
estadista, se negó a formar parte de la Academia Española
La hispanofobia fue tan amplia que se
dijeron realmente barbaridades, Sarmiento fue un carismático ejemplo del
disvalor que le daba a la herencia española, llegando en algunos casos a tener
opiniones muy severas. Él no creía que pudiera obtenerse nada valioso de lo que
realizaba o había hecho España en América[4]
Quinto paso
Dar a nuestro
subcontinente el nombre de América Latina
Parecerá poco
razonable un subtítulo de esta naturaleza, pero encierra una gran verdad.
Durante la época que fuimos parte del imperio español, a estas tierras se la
llamó la América
española, pero fue en el siglo XIX, en su segunda mitad cuando por influencia
de un francés, Chevalier, se la comenzó a conocer como América Latina con el
pretexto de que existían Haití, la
Guayana francesa y otras islas antillanas. Era época en que
Francia adquiría cierta importancia y quería ver traducida eso en la realidad
americana. Los países sajones como Inglaterra y Estados Unidos, inmediatamente
aceptaron de hecho esa denominación y lo mismo hizo la Iglesia Católica,
pues fue en siglo XIX, que el papado creó el Colegio Pío Latinoamericano. Pues
bien ¿Porqué nosotros opinamos que ello fue una muestra de hispanofobia y un
error que debía corregirse? Porque pensamos que se nos ha dado el nombre de
latino que no expresa una característica biológica, sino cultural. En Estado
Unidos, se habla de un pueblo anglosajón
es decir que es una característica biológica y cultural respectivamente,
ya que proceden de los pueblos anglos y de los pueblos sajones que
establecieron sus propias culturas en esas tierras.
En cambio a nosotros se nos
llama latinos, no por la cultura latina, tampoco por una raza porque no hay una
raza latina, sino por una lengua. Pero el hecho es que si bien la lengua
castellana es de origen latino, también tiene otros aportes y es esa la lengua
que se habla en Hispanoamérica y no otra. Por eso con mucha justicia, debemos
llamar hispanoamericano a nuestros pueblos incluso Portugal y su colonia el
Brasil porque Hispania fue el nombre romano que tuvo la península ibérica. Pero
para que no se nos clasifique de querer separar al Brasil podemos llamarle
iberoamericano e Iberoamérica.
Sexto paso
Recuperación de lo
hispánico
A fines del siglo XIX
(1898), se produce la llamada guerra de Cuba, entre España y los EEUU. El país
caribeño aún se hallaba formando parte del imperio español, al igual que Puerto
Rico en América y las Filipinas en el Asia. Guerra que fue perdida por España y
a partir de esa pérdida, EEUU termina con el imperio colonial hispánico y asume
el gobierno de Puerto Rico y Filipinas, al mismo tiempo que va a influir de
manera muy sólida en la política cubana, hasta la llegada de la revolución
castrista. Ese conflicto hispano-norteamericano, despertó un sentimiento
generalizado de apoyo dentro de nuestros pueblos a la causa española, a través
de muchísimas vías y formas de expresión. Hasta los poetas como el caso
particular de Rubén Darío, se mostraron sensibles al acontecimiento y cantaron
a la causa de lo que era la
América española[5]
Ese sentimiento filial, iba a continuar y
comenzaron a aparecer en nuestra América loas a la conquista y colonización de
estas tierras, y un reconocimiento especial hacia la existencia de un nuevo
hombre surgido del mestizaje entre el europeo y el originario de América. Los
gobiernos propusieron y establecieron esos homenajes a través del día 12 de
octubre como Día de la Raza.
Así lo hicieron varios países, algunos con este nombre y
otros con nombres semejantes como Día del descubrimiento de América, entre
otros. Más adelante nos referiremos a lo sucedido en Argentina.
No quiero terminar este sexto paso sin
hacer una mención de una prueba irrefutable de los sentimientos
hispanoamericanistas
En Puerto Rico,
colonia que Estados Unidos le arrebató a España, tenía prácticamente el inglés
como lengua oficial y el español como lengua natural de su pueblo, así es como
en el período de gobierno de un brillante estadista D. Rafael Hernández Colón,
se aprobó una ley cambiando las cosas y decretando que el único idioma oficial
de Puerto Rico, era el español. De todo el mundo hispánico, recibieron
salutaciones por esa decisión y España concedió al pueblo portorriqueño la
distinción del premio Príncipe de Asturias. En nuestro caso, inmediatamente de
conocerse la noticia le enviamos una felicitación al gobernador por su
apreciada iniciativa, respondiéndonos inmediatamente con una nota muy emotiva
que terminaba manifestando que “el pueblo portorriqueño tenía el idioma español
como seña de identidad nacional y que los hacia sentirse parte integrante de la
gran familia iberoamericana”
El sucesor del
gobernador Hernández Colón, D. Pedro Juan Rosello, conocido anexionista que
deseaba que Puerto Rico fuera el estado 51 de Norteamérica, anuló la resolución
del gobernador anterior y volvió a poner el inglés como idioma cooficial en la
isla.
Séptimo paso
La reflotación de
Leyenda negra
Luego de varias décadas de tranquilidad
al respecto y de respeto a las resoluciones de los gobiernos de homenajear al
Día de la Raza
como correspondía con actos oficiales, actos escolares, izamiento de la bandera
de la Hispanidad,
etc, comenzó a surgir silenciosamente al principio y ruidosamente después, una
oposición y crítica destructiva hacia todo lo que tenía que ver con el
descubrimiento de América, la conquista y colonización española. Se volvía a
repetir con insistencia los sustantivos que se había gestado en la peor época
de la inquina de algunos países europeos contra España: se hablaba de
genocidio, robo, imposición del idioma y la religión del invasor, alienación,
explotación laboral, destrucción de cultura e instalación de identidad
negativa, según alguno que otro psicoanalista que se interesó del tema.
No hay duda que había un objetivo para
ello y no era otro, que la conmemoración del V Centenario del descubrimiento
por parte de los europeos, el día 12 de octubre de 1492.
De repente el protagonista pasó a ser el
aborigen y los llamados pueblos originarios. La campaña abarcaba muchísimos
aspectos simultáneamente: desde artículos o libros escritos por historiadores,
ensayistas o poetas, etc hasta canciones y temas musicales que hablaban en
forma negativa de la conquista española. En este último caso, podemos señalar
el tema musical Taki Ongoy, popularizado por el cantante argentino Víctor
Heredia y en el que se hablaba del genocidio de más de 50 millos de personas en
la primera etapa de la colonización. Fue tan intensa la campaña, tan bien
dirigida que encontró un eco inesperado en la aceptación prácticamente acrítica
por parte de la sociedad y de la población en general. Recuerdo haber dado
decenas de conferencias al respecto y tuve experiencias realmente
traumatizantes, causadas por parte de personas del público por cuestionamientos
referidos a los temas tratados. Hubo casos en que algunos de ellos,
descendientes inmediatos de españoles con padre o abuelo peninsular,
manifestaron públicamente su repudio a su origen, es decir, no tenían problemas
de afecto hacia sus progenitores o abuelos, sino que no querían o detestaban
asumir la identidad de ellos.
Octavo paso
El V Centenario y sus
daños colaterales
Dificultosamente se puede encontrar algo
más polémico y de carácter internacional como es la celebración del V
Centenario del descubrimiento de América, conquista y colonización española. El
gobierno español y en acuerdo con todos los países hispanoamericanos, formaron
comisiones nacionales para conmemorar y organizar la mayor cantidad de actos
posibles desde diez años anteriores a la fecha del 12 de octubre de 1992. Este
hecho de celebrar o conmemorar, inició una polémica que se extendió no
solamente en el continente americano, incluyendo la comunidad hispana de
Estados Unidos, sino también en varios países europeos, donde se promovían
actos y se escribían notas, artículos, etc de repudio. En este sentido uno de
los países donde mayor acogida se les dio a las manifestaciones anti conquista
y colonización española fue principalmente Francia.
La polémica también llegó a la radio,
televisión, periódicos y revistas, instituciones y muy especialmente a los
pueblos aborígenes y a las minorías étnicas en algunos de nuestros países de la Patria Grande, ideal
este sanmartiniano y bolivariano que expresaba la unión de todos los países de
la comunidad hispánica. La consigna de los ataques era destruir todo lo
relevante que había hecho España, ignorar todo lo bueno y destacar los errores
que se cometieron.
La
campaña indigenista, fue tan intensa, tan bien lograda, planificada y diseñada
que contó con la simpatía de todos los pueblos, tanto de las clases medias como
de las clases populares.
Se reinstaló de ese modo con fuerza y
presencia, lo peor y más agresivo de la Leyenda Negra y la
hispanofobia que prácticamente llega hasta el día de hoy. Tengo testimonios
propios de haber dado conferencias y charlas por toda Argentina, para hablar de
los 500 años de la llegada española analizando los pros y los contras, pero
insistiendo en que la herencia o legado, se la puede discutir pero hay que
asumirla. Recuerdo la hostilidad de parte del auditorio, lo que me hacía ver
que había una febril y agresiva actitud hacia la conquista y la colonización.
En la ciudad de Córdoba, el Instituto Argentino de Cultura Hispánica, organizó
un importantísimo congreso en mayo de 1992 con un poco más de mil asistentes y
más de 300 ponencias, y allí se dieron debates algunas veces ácidos, otros no,
pero el resultado fue fructífero. El problema fue que no hubo otras iniciativas
de esta naturaleza que pudieran
contrarrestar la ola pro indigenista que asolaba a la sociedad. Y queremos
aclarar algo de importancia clave para la comprensión de nuestra posición con
respecto a la población nativa de origen pre hispánico. Aceptamos y apoyamos
una política indigenista que dé soluciones a esos millones de seres que pueblan
el continente americano porque deben disfrutar de todos los derechos y
posibilidades que tienen todos los ciudadanos. Lo que no aceptamos es el
indigenismo político que tiene otras
intenciones que la mayor parte de las veces son incompatibles con lo que
constituye la gran mayoría de la población.
Noveno paso
Anulación del Día de la Raza y ocultamiento de
nuestra identidad
Todas estas situaciones que he
ligeramente descripto, motivaron que desde hace varios años, se iniciara una
campaña contra la celebración del 12 de octubre como Día de la Raza[6]. Quienes estábamos en
una posición contraria a este ataque, todos los años sufríamos la reaparición
de los objetores clásicos, pensando que tarde o temprano iba a haber una
modificación. Y así fue, el actual gobierno nacional de mi país en el año 2010
cambió la designación histórica del día 12 de octubre por el híbrido “Día del
Respeto a la diversidad cultural” que no dice, ni significa nada.
Con esta situación se profundiza el
ocultamiento de nuestra identidad. Argentina tiene un día dedicado al aborigen
y otro día dedicado al inmigrante, pero ahora hemos perdido el Día de la Raza y la raza a la que se
refiere, no es otra que a la que surge en América precisamente con la unión de
las sangres del español y el aborigen, para constituir el hispanoamericano o
criollo. Es decir que el gobierno nacional, ha cometido un real criollicidio[7]
Esto, ha sido la nota final de una
hispanofobia de siglos.
Conclusión
Como ya lo he
señalado ut supra los integrantes de los Institutos de Cultura Hispánica de la Argentina, en el
congreso internacional V Siglo de Hispanidad, aprobó la iniciativa no nueva,
sino de decenas de años de la unión de los pueblos hispanoamericanos que
tuviera una base jurídica que acompañara a todos los que hemos compartido los
ideales de la hispanidad.
Pues bien, ya han
pasado más de veinte años y más allá de que se han concretado algunas uniones
como el MERCOSUR que abarca a Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y Venezuela
y países asociados como Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, y como países
observadores tiene a Nueva Zelanda y México, no es mucho lo que se ha avanzado
en esencia.
A posteriori y como
iniciativa de Hugo Chávez y otros presidentes sudamericanos se crea UNASUR –
Unión de Naciones Suramericana – que supuestamente continúa en una vigencia
burocrática en sus propósitos de “construir” una identidad subcontinental.
Todas estas
iniciativas más otras que unen a estos mismos países sudamericanos, con sus
hermanos de América Central y el Caribe son pantallas que lo único que
reconocen es lo atingente a sus economías y negocios pero carecen de un alma
colectiva que nos reconozca como hermanos que compartimos una misma lengua y
que tenemos una cultura de cinco siglos que no es otra que la cultura hispánica
o hispanoamericana. Esto obligaría a que nuestros países por supuesto que
incluidos de echo España y Portugal, no acepten el coloniaje sobre Puerto Rico
y que ayuden vigorosamente las iniciativas de la comunidad portorriqueña de
pertenecer con carácter de país hispanoamericano aunque esté “asociado” a los
Estados Unidos.
Ojalá podamos seguir
luchando por este ideal, ideal que fuera de nuestros próceres que no se reconocían por su lugar de
nacimiento, sino que lo hacían en su calidad de americanos.
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[1] Consultar al
respecto el excelente libro de Rómulo Carbia “Historia de la leyenda negra
hispanoamericana” publicado por Consejo de la Hispanidad, Madrid
1944, donde el autor demuele punto por punto las aseveraciones de la mencionada
leyenda y nos explica su origen, sus fuentes generadoras y su vehículo de
difusión. También sus intenciones y los autores intelectuales de ella.
Al mismo tiempo se
puede ver en Tejerina Carreras Ignacio, “la leyenda Negra, porqué y desde
cuándo” Especial para el diario La Mañana. Córdoba Argentina 9 de octubre de 2005.
[2] Ver Teresa Pioseck
Prebisch “Poblar un pueblo. El comienzo del doblamiento de Argentina en 1550”
Talleres Gráficos S. A. I. C. A. I Salta, Argentina 2005.
En él da una
detallada y brillante exposición de la expedición fundadora de Juan Núñez del
Prado que salió desde el Perú con indicaciones de La Gasca de fundar un pueblo.
[3] TEJERINA
CARRERAS, Ignacio G. “El congreso de Tucumán y la genealogía”. Diario Los
Principios, 9 de julio de 1978. Córdoba,
Argentina.
[4] Uno de los más
importantes pensadores y estadistas argentinos, fue Domingo Faustino Sarmiento,
muy conocido en toda Hispanoamérica por su labor a favor de la educación y la
docencia en nuestro país. Sarmiento, criollo de muchas generaciones en su
tiempo (nació en 1811), tenía un árbol genealógico que lo llevaba a empalmar
con lo primeros fundadores y conquistadores del territorio nacional y que la
historia los ha reconocido como “Beneméritos de Indias” Pues bien, él prácticamente rechazó en alguna
medida su profundo y total origen hispánico y tuvo expresiones tremendas para
su propia gente y por supuesto para España.
Por su parte otro de
los que fueron mentores fue Juan Bautista Alberdi cuyo más importante valor fue
su contribución decisiva para la elaboración de nuestra Constitución Nacional.
También Alberdi, en muchas oportunidades fue hostil a la herencia hispánica
aunque en otras reconoció en algunos aspectos elementos positivos en la
herencia común recibida de España.
[5] Rubén Darío, el
eximio poeta y escritor nicaragüense es un ejemplo clásico de quienes
aceptaron y asumieron intelectual y
afectivamente, la conquista española y el legado cultural que esto significó.
Él amó España e Hispanoamérica visitando países de América Central y algunos de
la América
del Sur, entre ellos Chile y Argentina. Tiene muchísimos poemas que exaltan lo
hispánico pero reproduciremos algunos de sus célebres versos dedicados al
presidente TheodoreRoosevelt:
“… que desde los
remotos momentos de su vida
vive de luz, de
fuego, de perfume, de amor,
la América del gran Moctezuma, del Inca,
la América fragante de Cristóbal Colón,
la América católica, la América española,
la América en que dijo el noble Guatemoc:
«Yo no estoy en un
lecho de rosas»; esa América
que tiembla de
huracanes y que vive de Amor,
hombres de ojos
sajones y alma bárbara, vive.
Y sueña. Y ama, y
vibra; y es la hija del Sol.
Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros
sueltos del León Español.
Se necesitaría,
Roosevelt, ser Dios mismo,
el Riflero terrible y
el fuerte Cazador,
para poder tenernos
en vuestras férreas garras.
Y, pues contáis con
todo, falta una cosa: ¡Dios!”
[6] El presidente Evo
Morales calificó al Día de la
Raza en su país -
Bolivia - en el año 2009: como el "día del luto" porque hubo una
"invasión" que trajo "hambre, miseria, enfermedades".
Lo mismo ocurrió con
Venezuela a través de Hugo Chávez
quien sancionó el decreto 2028 por la Asamblea Nacional
de Venezuela como “Día de la resistencia indígena”, con fecha del 11 de octubre
de 2002.
[7] Al comienzo de la
gestación de la sociedad hispanoamericana, se consideraba criollos a los hijos
de españoles nacidos en América y se llamaba mestizos, a los hijos nacidos de
la unión de españoles con aborígenes.
A la llegada de la
raza negra, se producen otras combinaciones raciales, dando lugar a mulatos:
hijos de blancos y negros y zambos: hijos de negros e indígenas. Cuando más
tarde en el siglo XIX, llega una masiva inmigración, se les llama criollos a
todos los nativos de la tierra ya sean blancos o mixturados de blanco con naturales
de la tierra y negros.
Mi opinión personal
es que para no hacer diferencias en el trato en la actualidad, deberíamos
llamar criollos a todos, basta que sean nacidos argentinos o cualquier otro
país iberoamericano porque constituyen lo que yo llamo la criolledad cultural,
habida cuenta que se expresan y piensan en idioma español y son formados en una
sociedad que todavía conserva el bagaje de cultura heredada de España.