ROSAS Y EL 25 DE MAYO

                    

1. Discurso pronunciado por el Brigadier General Juan Manuel de Rosas ante el cuerpo diplomático y autoridades,  en el fuerte del 25 de Mayo de 1836.

"¡Qué grande, señores, y qué plausible debe ser para todo argentino este día consagrado por la Nación para festejar el primer acto de soberanía popular, que ejerció este gran pueblo en mayo del célebre año mil ochocientos diez! ¡Y cuán glorioso es para los hijos de Buenos Aires haber sido los primeros en levantar la voz con un orden y una dignidad sin ejemplo! 

No para sublevarnos contra las autoridades legítimamente constituidas, sino para suplir la falta de las que, acéfala la Nación, habían caducado de hecho y de derecho. No para rebelarnos contra nuestro soberano, sino para conservarle la posesión de su autoridad, de que había sido despojado por un acto de perfidia. No para romper los vínculos que nos ligaban a los españoles, sino para fortalecerlos más por el amor y la gratitud poniéndonos en disposición de auxiliarlos con mejor éxito en su desgracia. No para introducir la anarquía, sino para preservarnos de ella, y no ser arrastrados al abismo de males en que se hallaba sumida España.

Estos, señores, fueron los grandes y plausibles objetos del memorable Cabildo abierto celebrado en esta ciudad en 22 de Mayo de mil ochocientos diez, cuya acta deberá grabarse en láminas de oro para honra y gloria intensa del pueblo porteño. Pero ¡ah!... ¡Quién lo hubiera creído!...Un acto tan heroico de generosidad y patriotismo, no menos que de lealtad y fidelidad a la Nación española y a su desgraciado Monarca: un acto que ejercido en otros pueblos de España con menos dignidad y nobleza, mereció los mayores elogios, fue interpretado en nosotros malignamente como una rebelión disfrazada, por los mismos que debieron haber agotado su admiración y gratitud para corresponderlo dignamente.

Y he aquí, señores, otra circunstancia que realza sobre manera la gloria del pueblo argentino, pues que ofendidos con tamaña ingratitud, hostigados y perseguidos de muerte por el gobierno español, perseveramos siete años en aquella noble resolución, hasta que cansados de sufrir males sobre males, sin esperanzas de ver el fin, y profunda-mente conmovidos del triste espectáculo que presentaba esta tierra de bendición anegada e nuestra sangre inocente con ferocidad indecible por quienes debían economizarla más que la suya propia , nos pusimos en manos de la Di-vina Providencia, y confiando en su infinita bondad y justicia tomamos el único partido que nos quedaba para salvarnos: nos declaramos libres e independientes de los Reyes de España, y de toda otra dominación extranjera.

El Cielo, señores, oyó nuestras súplicas. El cielo premió aquel constante amor del orden establecido, que había excitado hasta entonces nuestro valor, avivado nuestra lealtad, y fortalecido nuestra fidelidad para no separarnos de la dependencia de los Reyes de España, a pesar de la negra ingratitud con que estaba empeñada la Corte de Madrid en asolar nuestro país. Sea pues nuestro regocijo tal cual lo manifestáis en las felicitaciones que acabáis de dirigir al gobernador por tan fausto día; pero sea renovando aquellos nobles sentimientos de orden, de lealtad y fidelidad que hacen nuestra gloria, para ejercerlos con valor heroico en sostén y defensa de la Causa Nacional de la Federación, que ha proclamado toda la República. De esta causa popular bajo cuyos auspicios en medio de las dulzuras de la paz, de la tranquilidad, podamos dirigir nuestras alabanzas al Todo Poderoso y aclamar llenos de entusiasmo y alegría.

Viva el Veinte y Cinco de Mayo
Viva la Confederación Argentina
Mueran los Unitarios impíos.



2. Interpretación histórica
No se podrá negar que este discurso encierra una notable hermenéutica de la revolución argentina. Tal vez la más próxima a la verdad. Ella es la que mejor enlaza los destinos del país independiente, con las tradiciones del pa-sado colonial. La que mejor concilia el hecho de la emancipación, con el lealismo imperial y monárquico de nues-tro primer gobierno autónomo. La única que salva la dignidad nacional de la tacha de perfidia colectiva en la decla-ración de la independencia por los mismos hombres, sobre poco más o menos, que habían jurado lealtad a Fernando VII. Jamás el Estado argentino se pensó a sí mismo, por el órgano de uno de sus magistrados supremos, con más nobleza y racionalidad que en la alocución maya de Rosas.


3. Fuentes:
- Irazusta, Julio, Vida política de Juan Manuel a través de su correspondencia, Tomo III. La suma del poder y los conflictos exteriores 1836-1841, pág. 83. Edición corregida y aumentada. Jorge E. Llopis, Buenos Aires 1975).
- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar

                           


FRAY ANTHONY FAHY OP

Un sacerdote ejemplar; confesor del Almirante Brown



El padre Antonio Domingo Fahy (Anthony Dominic Fahy), nació en la ciudad de Loughrea Condado de Galway Irlanda, el 11 de Enero de 1805. Ingresó en la Orden de Predicadores y recibió los hábitos el 4 de Agosto de 1828, tomando como nombre religioso Dominic. Siguió sus estudios eclesiásticos en el Convento de San Clemente en Roma, donde recibió la ordenación sacerdotal en 1831.. Habiendo terminado sus estudios teológicos, parte en 1834 hacia América del Norte, donde los dominicos se habían encargado de la dirección espiritual de una vasta región de Kentucky y Ohio. Allí como misionero se formó el padre Fahy para la vida pastoral.

En 1836 sus superiores lo trasladan nuevamente a Irlanda., donde se desempeña en varios cargos.

En época de la colonia, regían disposiciones legales que impedían a los no españoles establecerse en el Río de la Plata. Sin embargo un número de irlandeses lo consiguieron y se afincaron en Buenos Aires y Montevideo; muchos vinieron desde España hasta donde habían huido desde Irlanda perseguidos por su religión; otros tantos formaban parte de las fuerzas armadas inglesas que decidieron radicarse en estas tierras, en especial durante las invasiones inglesas. Cuando los gobiernos patrios derogaron esta prohibición, comenzaron a llegar inmigrantes directamente desde Irlanda.

El historiador Murray, calcula que en 1824 había una colonia de 500 irlandeses, y que para 1832, ya contaba con 2500 miembros.

A los inmigrantes irlandeses, provenientes de un pueblo profundamente católico, aunque compartían la religión oficial de estas tierras, les era difícil establecer la misma relación con el clero local que la que estaban acostumbrados en su tierra natal. El obstáculo principal era la diferencia de idioma.

A partir de 1827, la colectividad irlandesa se había dirigido al Arzobispo de Dublin para reclamar la presencia de un capellán en Buenos Aires para atenderlos. Así llegaron primero el padre jesuita Moran en 1829, quien fallece un año después, y luego es enviado el padre Patricio O'Gorman, quien ya en 1842 se encuentra enfermo. Ante un nuevo pedido de los dirigentes de la colectividad solicitando a Dublin otro sacerdote que colaborara con el padre O'Gorman, la designación recae en el padre Antonio Fahy.


Incio de su obra

En 1844 desembarca en Buenos Aires el padre Fahy y de inmediato se dedica a su misión, quien será la figura central en torno a la cual se van delineando los mecanismos de conexión entre los irlandeses ya asentados en el país, los recién llegados y la sociedad argentina de la época. Los irlandeses encontraron en la Iglesia Católica, representada por el padre Fahy y los demás sacerdotes que le continuaron, el ámbito en torno al cual se organizaron como colectividad.

La colonia irlandesa fue creciendo paulatinamente, hasta que el mismo padre Fahy la computa en 4500 almas en el año 1848.

El padre Fahy no solamente asiste espiritualmente a los inmigrantes, también se convierte en el organizador de la comunidad.

Facilita el asentamiento de los irlandeses que llegan y va creando vínculos entre los diferentes grupos de la colectividad. Aconsejaba a cuanto irlandés que desembarcaba en el puerto de Buenos Aires que se dirigiera al campo, cuyas posibilidades económicas entreveía. En breve tiempo había irlandeses diseminados por todos los partidos cercanos a Buenos Aires.

El padre Fahy, con su profundo conocimiento de la comunidad y sus contactos en los sectores ganaderos en general, actuaba como intermediario, colocando a los irlandeses que llegaban entre los estancieros que buscaban mano de obra adecuada.

Los prejuicios hacia los "natives" (nativos) y hacia los inmigrantes de otras nacionalidades llevaban a los irlandeses a buscar esposo/a entre sus connacionales, y es así que han quedado numerosas anécdotas de cómo el sacerdote establecía contacto entre las partes, actuando de intermediario. El Capellán recorría a caballo, lugar por lugar, casa por casa, para atender espiritualmente a todas las familias irlandesas. También se fue convirtiendo en consejero económico, les decía si debían comprar tal o cual campo, permanecer en esta región o migrar a otra, realizar o no alguna operación de crédito, etc.

William McCann, un comerciante irlandés que permaneció por varios años en el país y que a su regreso publicó la obra "A two thousand mile ride through Argentina", describe una entrevista con el padre Fahy durante su viaje por el sur de la provincia de Buenos Aires. Dice McCann:

"En la casa del señor Hanley, me encontré con el padre Fahy, sacerdote católico irlandés, que estaba haciendo una gira pastoral, y en cuya agradable compañía pasé la tarde. El padre Fahy es indispensable a sus compatriotas; no solo ejerce su ministerio espiritual entre ellos con la máxima cordialidad, sino también les da el beneficio de su experiencia y consejo en asuntos temporales." Fahy mismo decía: " yo soy cónsul, jefe de correos, juez, pastor, intérprete y proveedor de trabajo para toda esta gente"

De una carta del padre Fahy al sr. William McCann, podemos deducir lo que pensaba sobre los destinos de la República Argentina, de su optimismo y de fe en el futuro de nuestro país. Este es un fragmento de dicha carta con fecha 1° de Febrero de 1848:

"...durante su viaje se ha encontrado con súbditos británicos, dos tercios de quienes eran irlandeses. Ahora me pregunta si los trabajadores encuentran ocupación en esta provincia, y si gozan de la protección de las leyes en sus personas y sus ocupaciones.

En contestación a estas preguntas, declaro que durante los cinco años que he vivido y viajado por esta provincia, no he encontrado nunca a un hombre que no podía emplearse, excepto durante una parte del bloqueo. El hecho es que hay tanta escasez de trabajadores que los sueldos muchas veces han aumentado de cinco a siete chelines y medio diarios. Muchas veces he conocido casos en que hombres pobres han ahorrado cien libras al año, solo en hacer cercos. En un país como este, donde no hay piedra, muchos obreros siempre encontrarán trabajo de esa naturaleza, especialmente cuando los estancieros comiencen a rodear sus casas con chacras y quintas. Además, calcule el gran número que será necesario en los saladeros, donde la faena de animales llega a tan grandes proporciones. Supongo que anualmente en la provincia de Buenos Aires se faenan dos millones y más de reses. El pastoreo de ovejas dará también colocación a muchos trabajadores.

Una vez que se establezca la paz, los recursos de esta provincia se comenzarán a explotar , y si se pudieran introducir trabajadores industriosos y sobrios, no dudo que en pocos años esta provincia se convertirá en un perfecto paraíso."

El padre Fahy residía habitualmente en la ciudad de Buenos Aires. Los domingos reunía a sus compatriotas en la capilla de San Roque, anexa a la Basílica de San Francisco, donde oficiaba misa y predicaba. Estos servicios religiosos continuaron por más de veinte años, y sólo cesaron después de su muerte.

Los años 1847 y 48 fueron trágicos en la historia de Irlanda. Una misteriosa afección que atacaba principalmente a la papa, artículo de primera necesidad en aquel país, apareció simultáneamente en varios puntos, y gran parte de la población sintió los efectos del hambre. Al mismo tiempo, una fiebre mortífera invadió los organismos mal nutridos. Esta situación amenazó convertir al país en un cementerio. Los que pudieron escaparon de Irlanda; centenares de miles cruzaron el Atlántico Norte hacia los Estados Unidos, y también algunos llegaron hasta aquí.

Al conocerse esta situación que sufría Irlanda, el padre Fahy organizó a sus connacionales para enfrentar la situación que se cernía sobre la madre patria. Organizó colectas de dinero, alcanzando a reunir una suma respetable que fue remitida a Irlanda. El padre Fahy acompaña el donativo con una carta dirigida al Arzobispo de Dublin, fechada el 15 de junio de 1847; en ésta reafirma su confianza en los destinos de la República Argentina, en donde dice:

"Recomiendo encarecidamente a los labradores sobrios e industriosos que dirijan sus pasos a este país, donde encontrarán una amplia recompensa por su trabajo. La salubridad del aire, la fertilidad del suelo, la riqueza en minerales, sus espléndidos ríos, combinan para invitar al pobre a venir hasta él. El gobierno extiende la máxima protección al extranjero, y los nativos son proverbialmente hospitalarios y generosos."

Las embarcaciones que se dedicaban al transporte de los pasajeros que huían de Irlanda, eran en su mayoría viejos barcos, cuyos armadores especulaban con las vidas de los infortunados pasajeros. Las travesías eran muy lentas, y por esta circunstancia faltaban agua y provisiones, provocando la muerte de varias personas, y muchos de los inmigrantes irlandeses llegaban a estas tierras enfermos y desnutridos. Esta situación exigía un hospital que los atendiese.

El padre Fahy cooperó primero en la fundación del Hospital Británico, siendo miembro en su primera Comisión Administrativa., y a continuación por las circunstancias mencionadas decidió fundar un hospital irlandés. En una casa alquilada en la calle Tucumán, abrió las puertas de ese hospital en el año 1848, y recolectó fondos entre sus connacionales para sostenerlo.

En el año 1850, el padre Fahy adquiere esta casa a su propietaria, y el 2 de Junio de 1851 ante escribano hace donación de ella:

"...a los católicos irlandeses residentes en Buenos Aires y en los distritos de su jurisdicción territorial, como a los demás que llegaren a venir a estos destinos y en nombre de todos ellos a los cinco señores que actualmente componen la comisión administrativa del Hospital General de Irlandeses Católicos residentes en Buenos Aires..."

Este hospital cumplió con su obra hasta el año 1874, según se desprende de los datos consignados en el libro de Murray, cuando fue clausurado, y en 1891 el último sobreviviente de la comisión que había aceptado la donación, cedió el edificio y los terrenos a la Asociación Católica Irlandesa. Pero hay una consigna en el acta de donación que merece recordarse, donde el padre Fahy recomienda a los fideicomisarios que pongan todo empeño en la conservación del hospital: "...que no se deteriore, a fin de que los irlandeses cuenten siempre con este seguro refugio..."

La vida en el campo no es nada fácil en estos primeros años de asentamiento. Ranchos aislados, caminos escasos y en mal estado, pueblos que apenas son caseríos, es el panorama que tiene ante sí el inmigrante. Este desafío incluía también frecuentes ataques de indios y ladrones de ganado. Fueron posiblemente estos peligros, acrecentados en los años que siguen a la caída de Rosas, los principales motivos que llevaron a los primeros colonos a simpatizar con el régimen rosista, en la medida que la política del Restaurador imponía cierto orden en la campaña.

Podemos poner como ejemplo de esta simpatía hacia Rosas, la intervención del padre Fahy publicando una carta que desmentía las alegaciones contenidas en un artículo aparecido en el Dublin Review, importante revista católica; este artículo en cuestión criticaba al gobierno del General Rosas.

La carta que escribió el padre Fahy decía lo siguiente:

"No sin grande sorpresa y pesar he leído un libelo publicado en el Dublin Review, calumniando con todo género de falsas suposiciones la política y los actos del Excmo. Sr. Gobernador Brigadier D. J. Manuel de Rosas. Este recto magistrado, que extiende tanta y tan ilustrada protección a todos los habitantes de este país que ha restablecido el imperio del orden y el esplendor de la religión Católica, es vilipendiado en aquella producción con mucha injusticia y tergiversación de los sucesos ocurridos en esta República...creo llenar un deber de conciencia y de gratitud hacia este país y su gobierno, explanando mi juicio y mi testimonio..."

La colectividad irlandesa sigue creciendo y extendiéndose, y por esto el Padre Fahy necesita ayuda.

En el año 1855 el padre Fahy introduce en el país la comunidad de las Hermanas Irlandesas de la Misericordia, las cuales se encargan del Hospital Irlandés y de un colegio de niñas que el sacerdote les ayuda a fundar.

Por su parte, costea la carrera de jóvenes irlandeses en el All-hallows College de Irlanda para las misiones de la Argentina. En el curso de algunos años llegan sacerdotes a este país preparados especialmente para secundar al padre Fahy. Bajo su dirección, estos jóvenes sacerdotes eran enviados al campo donde cumplían muchas de las funciones que antes desempeñaba el viejo líder.

Para 1870 había nueve capellanías en la provincia, además de la de Buenos Aires, con sede en los partidos de mayor densidad de inmigrantes irlandeses y descendientes: E. de la Cruz, Navarro, Chascomús, Luján, Carmen de Areco, Mercedes, San Antonio de Areco, Ranchos y San Pedro.


Malvinas

Interesante para la historia Argentina es la actuación que tuvo el padre Fahy en las Islas Malvinas. Cuando las islas pasaron al poder del gobierno inglés, desaparecieron junto con el pabellón argentino, las exteriorizaciones de la religión católica, y por espacio de veinte años no se conoció por allí a sacerdote alguno. Había algunos católicos irlandeses entre la guarnición que reclamaban la asistencia religiosa de sacerdotes.

El asunto fue encargado al padre Fahy por el Obispo de Buenos Aires, Monseñor Escalada. Por muchos años los sacerdotes irlandeses de la Argentina, bajo su dirección, estaban encargados de la asistencia espiritual de las Islas Malvinas, hasta que en 1889 fue encargada a los padres salesianos. No existen pruebas directas que el padre Fahy haya visitado en alguna ocasión las islas, aunque un documento del Obispo Fagnano parece insinuarlo, diciendo en una reseña de las Islas Malvinas lo siguiente:

"Antes que estas islas entraron a formar parte de la Prefectura, solían ser visitadas por uno que otro sacerdote generalmente irlandés.....El primer sacerdote recordado es el padre Fahy..."


Almirante Brown


En 1857 fallece el Almirante Guillermo Brown, fundador de la Armada Argentina. Fue íntimo amigo del padre Fahy y en sus últimos momentos éste le auxilió con los sacramentos. Es el padre Fahy quien da cuenta al gobierno argentino de la muerte del ilustre marino, en un parte con fecha 5 de Marzo de 1857:

"El infraescripto capellán de los irlandeses católicos, tiene el honor de informar a Vuestra Excelencia para conocimiento del superior gobierno que a las doce de la noche dejó de existir el Brigadier General Don Guillermo Brown
...Él fue, Sr. Ministro, un cristiano cuya fe no pudo conmover la impiedad, un patriota cuya integridad la corrupción no pudo comprar, y un héroe a quien el peligro no pudo arredrar..."

Es el padre Fahy quien pronuncia las oraciones rituales en su entierro.


Más sobre su obra

La habilidad financiera del Padre Fahy, evidenciada por las diversas obras que acometía y realizaba y su espíritu de rectitud, hizo que se ganara la confianza y una alta estima entre sus connacionales asi como la del resto de la población. Como consejero de toda la colectividad irlandesa del país, se hizo depositario de grandes sumas de dinero, y se le consultaba antes de realizar cualquier negocio de importancia. Refiere el Dr. O'Farrell una anécdota que vale la pena reproducir:

"Llegó un momento en que el padre Fahy era el depositario de cientos de libretas del Banco de la Provincia, que representaban la riqueza acumulada de los irlandeses que se habían hecho dueños de las mejores fracciones del territorio de la provincia.......Uno de los grandes sacudimientos políticos de la época puso en peligro la estabilidad económica del banco, se inició una corrida......Un director del banco se entrevistó con el padre Fahy, y explicándole la situación le pidió su apoyo moral para restablecer la tranquilidad amenazada.. El padre Fahy respondió notablemente al llamado patriótico, y lejos de retirar uno solo de los depósitos de los irlandeses, estos continuaron llevando sus ahorros al banco.
Los irlandeses nunca tuvieron que arrepentirse de esta acción, por que cuando volvió la calma y la tranquilidad, ese banco, coloso de crédito en su tiempo, respondió generosamente a toda solicitud cuya honestidad llevaba el endoso moral del padre Fahy."

El progreso de la colectividad y el apoyo que ésta le prestaba, indujeron al padre Fahy a emprender la construcción de un nuevo colegio para niñas, anexo al hospital que las hermanas dirigían en la calle Tucumán, y con este motivo adquiere en 1862, un terreno en el lugar donde ahora está el Colegio La Salle. Las Hermanas de la Misericordia se encargaron de su dirección, y en las épocas de miseria que siguieron las huellas de las epidemias de cólera y fiebre amarilla de los años 1867 y 1870-71, recibieron un gran número de niñas huérfanas bajo su techo. De este establecimiento toma su origen el Colegio Santa Brígida, cuya dirección queda en manos de las misma hermanas.

El padre Fahy piensa que el desenvolvimiento de la colectividad irlandesa requiere un colegio para varones. Adquiere en 1861 una manzana de terreno, sito donde actualmente se levanta el Colegio del Salvador. Desgraciadamente, la penuria que sobrevino por efectos de los malos años entre 1860 y 1870, le impidió llevar a cabo esta última obra y pasados unos años se ve obligado a vender el terreno. Pero la idea no fue abandonada, después de su muerte algunas señoras irlandesas emprendieron la tarea de realizar este propósito del padre Fahy, y he aquí los orígenes de la Sociedad de las Señoras de San José.

El 19 de Mayo de 1864, la Administración del General Mitre confiere un homenaje al Padre Fahy. Por decreto del Poder Ejecutivo se le nombra Canónigo Honorario de la Catedral de Buenos Aires. Es un testimonio elocuente de la estima que merecía en los círculos oficiales de entonces.


Epidemias. Su muerte.

A fines de 1867 una feroz epidemia de cólera asoló el país, y el padre Fahy debió multiplicarse para atender a los enfermos, y buscar refugio para los huérfanos y viudas. Pero los años pasaban y su salud estaba quebrantada. Dirigió varios llamados a sus connacionales para que contribuyeran a sostener y ampliar las obras que había levantado. Se vio obligado a contraer deudas para poder continuar sus obras de beneficencia.

En 1871 un acceso de fiebre amarilla azota la ciudad en pleno verano. Los sacerdotes de toda la ciudad son llamados a todas horas para atender a los moribundos., y el padre Fahy ya anciano, no descansa.

Recibe un llamado para confesar a una señora italiana atacada de fiebre, y un amigo del padre Fahy, que se entera que el sacerdote se apresta a atender el llamado, le reprocha diciéndole que él es el capellán de los irlandeses y quien la debía atender era su propio pastor, que él no tenía por que exponer su vida. Y el anciano sacerdote pronuncia esta magnífica frase: "la caridad no conoce patria", y se dirige a atender a la enferma.

Hay quienes dicen que el padre Fahy, luego de atender a la señora italiana, se contagia, y en pocos días muere. Otros se ajustan al certificado de muerte expedido por los médicos que lo atendieron, en el que figura que la causa de muerte es por enfermedad cardíaca., y hacen hincapié en que el padre Fahy sufría hace años de problemas cardíacos.

Lo cierto es que el padre Fahy muere el 20 de Febrero de 1871. Dos días después sus restos fueron sepultados en el panteón del clero en la Recoleta. La población se volcó a la calle para mostrar su respeto. Miles de personas de diferentes razas y creencias marchan en la comitiva acompañando su cuerpo hasta el cementerio.

Por un mes todos los irlandeses del país, veinte mil y más, llevaron un crespón en señal de duelo por su pastor fallecido. Decía La Nación, en un artículo publicado el 23 de Febrero de 1871:

"Honrar la memoria del honorable padre Fahy es honrar la raza humana en los grandes y generosos móviles que a veces la anima y de que él fue tan alto y digno representante."

Sus restos descansaron en el panteón del clero por muchos años, hasta que una comisión de damas de la Sociedad de San José levantó en el año 1912, un monumento de granito irlandés en la Recoleta. Bajo su cruz céltica, los restos del venerable sacerdote descansan en paz.


La continuidad de su obra.

Hoy en día el padre Fahy es recordado por la colectividad irlandesa de la Argentina. Lleva su nombre el Instituto Fahy de Moreno Prov. de Buenos Aires, obra de la Asociación de Señoras de San José, colegio que abrió sus puertas originalmente en Capilla del Señor y que luego fue trasladado a partir de 1930 y finalmente en 1949 a su ubicación actual. También llevan su nombre dos calles en localidades de la Provincia de Buenos Aires, la calle Reverendo Padre Fahy en la Reja - Moreno, y la calle Padre Fahy en Exaltación de la Cruz - Capilla del Señor.

Encontramos un busto del padre Fahy en el Colegio Santa Brígida de la ciudad de Buenos Aires. La capilla de éste colegio fue donada por la señora Margarita Mooney de Morgan y levantada en memoria del Padre Fahy.

Toda la colectividad de los argentino - irlandeses, descendientes de los pobladores por quienes el padre Fahy vino al país, tienen con él una deuda de gratitud impagable.


Fuentes:

- Club de exalumos Colegio Fahy.

- La Gazeta Federal www.lagazeta.com.ar 

HOMENAJE AL ALMIRANTE BROWN


Mario Meneghini*

Con motivo de este homenaje, al cumplirse 200 años del combate naval de Montevideo, nos parece necesario analizar el sentido de conmemorar los hitos de nuestra historia, puesto  que nos encontramos en un momento de profunda crisis en el país.

1. Hoy existe en la Argentina, como nunca antes, un desaliento generalizado sobre su destino y una falta notoria de interés por la acción cívica.  Como señala Mons. Aguer: “Lo que hoy pareciera más notable es un clima de irritación, de división, de descontento, de protesta, de queja, una especie de atomización social que estamos padeciendo” .

Estos síntomas evidencian que está debilitada la concordia, factor imprescindible para que exista una nación en plenitud, y para que se cumpla un anhelo de la Oración por la Patria: el compromiso por el bien común. De allí, entonces, la importancia de conocer la propia historia nacional. Pues, como enseña el Profesor Widow, “cada cual es lo que ha sido. Condición indispensable para asumir la propia realidad es, por consiguiente, el juicio recto sobre el pasado: es la única base posible para una rectificación o ratificación de intenciones y conductas, evitando las ilusiones y los complejos”.

2. El doble centenario de un combate, como el de Montevideo,  que contribuyó a lograr la independencia nacional, es ocasión propicia para reflexionar en profundidad sobre los problemas actuales y la mejor manera de superarlos en el futuro. Pero debemos precisar los términos, dado que no faltan pensadores que sostienen que recién puede hablarse de una nación argentina desde 1880 cuando finalizan  los conflictos internos y se consolida un gobierno central con jurisdicción en todo el territorio.

4. Si se toma la expresión Nación Argentina como equivalente a Estado Argentino, es necesario decir que el mismo no quedó constituido el 25 de mayo de 1810, fecha en que se formó un gobierno propio, pero provisorio, hasta que el Rey, que estaba preso de Napoleón, reasumiera su corona.
El Estado Argentino sólo surgiría seis años después, con la Declaración de Independencia.

5. Por otra parte, si se toma la expresión Nación Argentina en su sentido sociológico -como conjunto de personas que conviven en un mismo territorio, poseen características comunes y manifiestan el deseo de continuar viviendo juntas- ya estaba consolidada antes del 25 de mayo. A partir del 29 de junio de 1550, con la fundación de la ciudad de Barco -la actual Santiago del Estero- comienza la lenta formación de nuestra nación, que preeviste al Estado nacional.
 Por nuestra parte, consideramos que en ocasión de las invasiones inglesas, quedó en evidencia que la Argentina como nación estaba ya consolidada.
Porque:

  1º) Existía ya en el territorio del Virreynato del Río de la Plata, mayoría de criollos, algunos de los cuales, como Saavedra y Belgrano -integrantes de la primera Junta-, desempeñaban funciones públicas de importancia.

  2º) Existía, como lo afirma el sociólogo Guillermo Terrera, una cultura criolla argentina que, para 1750, tenía características propias y definidas; obteniendose  una integración social, reconocible fácilmente a mediados del siglo XVIII.

   3º) No existían tropas profesionales en número suficiente, para repeler el ataque extranjero, de modo que la resistencia estuvo a cargo de las milicias criollas y de los vecinos que se sumaron voluntariamente a la lucha. Sería impensable que esto ocurriera en una sociedad cuyos integrantes se conformaran con ser una colonia. Precisamente, la decisión masiva de los criollos de combatir, revela a un pueblo con identidad propia que asume la defensa de su tierra, pese a la ausencia del Virrey, que se había replegado a Córdoba.
Señala el historiador Barcia:
“Las Invasiones Inglesas fueron la base de la Revolución de Mayo de 1810, ya que la reconquista y triunfo de las improvisadas fuerzas criollas sobre las aguerridas, disciplinadas y veteranas, tropas de Albión, dio a los hombres del Plata un sentido de su valía, de su capacidad de resolver problemas por sí”.

6. Por lo señalado, si queremos fijar en una fecha la vigencia de la nacionalidad argentina, la que podría corresponder es la del 12 de agosto de 1806, cuando se produce la Reconquista de Buenos Aires.

Detenernos hoy a pensar en la patria es un deber moral. Es parte del mandamiento que nos manda amar a nuestro prójimo. Y, entre el prójimo, tenemos que querer con mayor predilección a aquellos que están más próximos. Es decir, a aquellos que están unidos a nosotros por lazos de sangre, de lengua, de religión, de cultura, de tradición, de historia.
Y es un deber, también como hijos: el mismo cuarto Mandamiento que nos manda amar a nuestros padres, nos manda también amar a nuestra patria, porque de los padres y de la patria recibimos la vida. Y como estamos obligados a amar a nuestros padres, tenemos que amar también a nuestra patria.
El sacrificio de quienes entregaron su vida por la patria, nos obliga moralmente a recordarlos y no olvidar nunca a quienes nos precedieron. Pues la Argentina tiene un pasado; tiene una historia particular. Nosotros recibimos la cultura que venía de Grecia y de Roma, a través de España, y, junto con ella, el cristianismo. La fidelidad a esos valores estaba presente en los hombres que nos legaron la patria. Incluso cuando fue necesario proclamar la independencia de España, no se hizo como ruptura con ese pasado, con aquella tradición recibida. Y, especialmente, no se renegó de la tradición cristiana.

La herencia que recibimos implica una responsabilidad. No podemos ignorar que la Argentina contemporánea se ha desviado de la ruta que le señala su tradición. Debemos reconocer que está gravemente enferma; y su dolencia es, principalmente, espiritual. Nuestra patria nació cristiana; los próceres se preocuparon de darle, no solamente un cuerpo, es decir un territorio, sino que quisieron darle también un alma y un alma cristiana. Eso es algo que no podemos olvidar, es algo de lo que no podemos renegar, sin traicionar el sueño de nuestros ancestros.
Quien es considerado, con justicia, el Padre de la Patria, San Martín, fue combatido y obligado al exilio por aquellos que no aceptaban que el alma de la patria fuese cristiana. Que renegaban de la tradición hispánica, pues preferían los postulados masónicos de la Revolución Francesa.

Cabe mencionar que en el congreso de historia organizado por el Instituto Browniano, en el año 2007, se presentó una ponencia que sostuvo que el Almirante Brown fue masón[1]. Consideramos necesario analizar esta cuestión. El trabajo mencionado  no presenta ninguna evidencia, y contradice lo que han constatado historiadores prestigiosos, como el P. Cayetano Bruno[2]. Nuestro héroe era:

Católico práctico, asistía a misa los días de guardar en el templo parroquial de San Telmo, el viejo barrio porteño y, como Belgrano después de Tucumán, el almirante después de Juncal hizo celebrar misa en acción de gracias en la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced, patrona de las armas argentinas[3].

A su vez, el capellán de los católicos irlandeses, P.Antonio Fahy, lo auxilió espiritualmente antes de fallecer, y, según se publicó en El Nacional: Durante ese momento supremo manifestó los sentimientos cristianos de que estaba poseído, respondiendo en términos propios al sacerdote y agradeciendo a Dios aquellas pruebas de alta misericordia con un guerrero que había salvado tantas veces de la muerte, para morir tranquilo con todos los auxilios de la religión[4].

Es pertinente aclarar este tema, pues la masonería fue condenada por el Papa Clemente XII, mediante la Constitución In Eminenti[5],  de 1738, de modo que el catolicismo profesado por Brown, al igual que San Martín y Belgrano, establece una incompatibilidad con aquella institución, a menos que fueran infieles a uno o a la otra.

La importancia de conocer fielmente la historia, para que no se distorsione la identidad nacional, que la comunidad ha forjado, fue destacada por el flamante santo, Juan Pablo II, siendo todavía Arzobispo de Cracovia; él exhortaba a los polacos: “No nos desarraiguemos de nuestro pasado, no dejemos que éste nos sea arrancado del alma, es éste el contenido de nuestra identidad de hoy.”
 “Una nación vive de la verdad sobre sí misma.” “No puede construirse el futuro más que sobre este fundamento.” 

Es que la patria es la tierra de los padres. No es solamente un concepto geográfico; incluye un patrimonio cultural y una historia. Los argentinos que vivimos hoy en esta patria, la recibimos como herencia del pasado y debemos transmitirla a las generaciones futuras. Es algo que tenemos en custodia, no nos pertenece. No la podemos vender, ni mucho menos regalar.
Nunca es más grande y fuerte un pueblo que cuando hunde sus raíces en el pasado. Cuando recuerda y honra a sus antepasados. Por eso, debemos mirar hacia ese pasado y recordar el ejemplo de los héroes nacionales, para pensar después en el presente; para pensar en el presente sin desanimarnos, a pesar de todo.
Para que, aunque parezcamos una patria y un pueblo de vencidos, no seamos vencidos en nuestra alma, no seamos vencidos en nuestro espíritu, en nuestra manera de pensar, en nuestro compromiso de argentinos y de cristianos.

Frente a la decadencia actual de la Argentina, la peor tentación, mucho peor que la derrota exterior, es la tentación de la derrota interior. La tentación del desaliento, la tentación de la desesperación, la tentación de pensar que no hay nada que hacer. La tentación de rendirnos.
Ojalá que nuestra actitud sea la que tuvo el Almirante Brown en 1845, cuando, estando prisionero de los ingleses, le ofrecieron la libertad si apoyaba a los unitarios, contra el General Juan Manuel de Rosas. Su respuesta fue: "mi destino será siempre donde tremole el pabellón argentino".


* Exposición realizada en el Club de las Fuerzas Armadas Córdoba, el 14-5-2014.




[1] “A 150 años de su muerte, dejamos planteada nuestra convicción de un Almirante Brown masón, afirmada en hechos que nos parecen indubitables y que han sido parte sustancial en el proceso de emancipación de esta parte de América.” Logia Almirante Guillermo Brown Nº 445. “El Almirante Brown, ¿fue masón?”; ponencia presentada al Congreso Internacional de Historia, organizado por el Instituto Nacional Browniano, 30-31-8-2007.
[2] Bruno, P. Cayetano. “Creo en la vida eterna. El ocaso cristiano de los próceres”; Rosario, Didascalia, 1988, pgs. 81-82.
[3] Gianello, Leoncio. “Almirante Guillermo Brown”; Buenos Aires, 1957, p. 143.
[4] El Nacional, 7-3-1857.
[5] “Hemos resuelto y decretado condenar y prohibir ciertas sociedades, asambleas, reuniones, convenciones, juntas o sesiones secretas, llamadas Francmasónicas o conocidas bajo alguna otra denominación.  Las condenamos y las prohibimos por medio de esta constitución, la cual será considerada válida para siempre.”
“Recomendamos a los fieles abstenerse de relacionarse con dichas asociaciones…para evitar la excomunión, que será la sanción impuesta a todos aquellos que contravinieren ésta nuestra orden”. 

EL PROCESO PROLONGADO Y PERMANENTE DE LA DESHISPANIZACIÓN DE AMÉRICA



Ignacio G. Tejerina Carreras.

Presidente del Instituto Argentino de Cultura Hispánica de Córdoba



Hay un tema importante que hace a la formación de la identidad hispanoamericana y que no ha sido estudiado como debería ser. De hacerlo de manera correcta, nos daríamos cuenta de un factor condicionante en la construcción de nuestra identidad y que ha tenido un  aspecto negativo en ella: el proceso de siglos que aún permanece en nuestro presente y que se trata de un deliberado propósito de destruir lo que se formó o logró, a través de una constante deshispanización.
Por deshispanización, debemos entender, el ataque contra todo lo que significó para nuestra cultura la colonización española, caracterizada especialmente por su aspecto misionero de la civilización cristiana. Este proceso al que hacemos referencia tiene etapas y pasos desde la instalación y propagación de lo que se ha dado en llamar la Leyenda Negra, hasta  la anulación de la celebración del Día de la Raza o Día de la Hispanidad, por parte de varios países de nuestro continente, entre ellos últimamente, la Argentina.
Trataremos de estudiar todos esos pasos brevemente.

Primer paso
La Leyenda Negra

¿En qué consiste ella? En afirmaciones que sostiene en general la crueldad de los conquistadores y/o colonizadores con el aborigen; la opresión oscurantista al retoño americano del árbol peninsular; la propiedad de la tierra, la imposición obligatoria de idioma y religión, y otra larga lista de reclamos que son entre otros la aseveración de algunos psicoanalistas de que España deconstruyó la identidad nativa para negativizarla.
¿Dónde y cómo nace la Leyenda Negra?
Pues bien, el Padre Fray Bartolomé de las Casas en su famoso libro “Brevísima relación de la destrucción de las Indias”,  todo lo que vio o creyó ver, contribuyó de un modo esencial a crear y fomentar toda una serie de hechos fácilmente vinculables con la conquista de este nuevo continente, pero que no aparecen como algo diferente - en sus etapas hegemónicas – a lo que han sido el signo de todas las conquistas concretadas a lo largo de la humanidad. Para dar un breve ejemplo, podemos tomar el crecimiento y expansión de imperios tales como el incaico, hasta entrado nuestro territorio argentino actual, sometiendo a diferentes pueblos e introduciendo su lengua, el quechua como en zonas bien identificadas de la provincia de Santiago del Estero. Esta lengua es tomada en general por el común de la gente como si fuera la lengua originaria de esta provincia, lo que no lo es.

Todos los denuestos, manifestaciones de hostilidad, exageraciones y muchas mentiras que aparecen en al obra de Fray Bartolomé, sirvieron a los sempiternos enemigos de España para juzgarla y crear toda una atmósfera internacional en su contra. Inglaterra, Francia, Holanda y Alemania, marcharon a la vanguardia en la tarea de desacreditar la obra de colonización española, a través de los siglos, crear y desarrollar una leyenda que incluso llega hasta el presente [1].

Segundo paso
La época de la Ilustración y el cambio de régimen con los Borbones

Como todos sabemos, gobernaron los Austrias en España hasta el año 1700 y fue una gestión caracterizada entre otras cosas importantes por su expansión y la conquista de nuevos territorios para la Corona, pero por sobre todas las cosas la colonización de América, entendida esta por la radicación de población española, la fundación de ciudades, la creación de virreinatos, etc lo que constituyó sociedades desde el Río Bravo a Tierra del Fuego. Éstas últimas, no sólo fue obra de los españoles venidos de la península, sino también de sus hijos americanos, los criollos. De modo tal, que puede afirmarse que la colonia y salvo algunas autoridades enviadas desde España, fueron hombres nacidos en esta tierra, ya sea hijos de parejas de españoles o de mestizos, cuyo número se fue acrecentando cada vez más.

En publicaciones nuestras hemos probado que Hispanoamérica, nacida y simbólicamente bautizada cristiana el 12 de octubre de 1492, e individualmente todos los países que la integran, tuvieron un origen que fue el resultado de la mixturación de los pueblos aborígenes con los españoles, primeramente, y luego con la raza negra y que individualmente los integrantes de ella pueden establecer una fecha de nacimiento. Por eso es que con bastante justicia y munidos de un aparato documental inobjetable, podemos hablar en el sentido de que Argentina, nuestro país, surge el día 29 de junio de 1550, fecha que los Institutos de Cultura Hispánica llamamos Día de la Argentina Fundacional por haber sido ese día fundada la ciudad de Barco, que surge con las presencia de españoles y miembros de los pueblos originarios. Ello ocurrió en un sitio de la Quebrada del Portugués, en la actual provincia de Tucumán, y fue trasladada posteriormente en dos oportunidades más hasta dar con el asiento definitivo a orillas del río Dulce y pasar a llamarse Santiago del Estero[2]. A nivel popular, a esta antigua ciudad se la conoce como “Madre de ciudades”

La situación de ser la primer ciudad de lo que hoy sería la Argentina y el hecho de que allí partieran expediciones que llevarían a cabo las fundaciones de ciudades tan importantes como San Miguel de Tucumán y la ciudad de Córdoba, es trascendental, porque señala la presencia de nacientes sociedades con su cultura bien de la época de los Austrias, caracterizada por su enorme fe y por su fidelidad con la Biblia.
Otro dato fundamental de todo este período, es como dijimos al principio, el acceso de los Borbones al trono de España, quienes habían sido ya influenciados por la corriente de la Ilustración, que contrastaba significativamente con la cultura pre renacentista que había caracterizado a los hombres que habían llegado primitivamente a nuestras tierras. A partir del siglo XVIII los nuevos emigrantes españoles van a estar consustanciados con un nuevo discurso, alegato, y una distinta actitud social, lo que iba a chocar con lo que se considera hoy en día “políticamente incorrecto” Eso va a alumbrar y favorecer, poco a poco a nuestros países, al estallido de las revoluciones americanas y la libertad política[3].


Tercer paso
Matricidio e hispanofobia

Con toda una atmósfera que como estamos viendo ya estaba establecida en el aire americano, comienzan a estallar los gritos de mayor liberad y mayor participación ciudadana, España ha caído bajo las botas napoleónicas y José Bonaparte, ha asumido el mandato en la península. La resistencia se da en todas partes, con gran entusiasmo patriótico por parte de los españoles, incluso de aquellas zonas o regiones que hoy son consideradas por muchos de sus habitantes, separatistas.
Siempre ha sido mi opinión considerar que en alguna medida los países en su desarrollo y crecimiento, se parecen a las personas: tiene un nacimiento, una infancia y adolescencia y luego ya, una juventud y madurez. Pues bien, nuestra infancia - adolescencia pertenece a lo que mal se ha llamado el período colonial; el 25 de mayo de 1810 y el 9 de julio de 1816 - consideradas fechas patrias por ser el 25, aniversario de una Revolución que modifica el panorama del país que ya comienza a ser gobernado mayormente por criollos y que se consolida el día el 9 de julio en que se proclama la Independencia –. Deberíamos tenerlas en realidad como períodos de la mayoría de edad o emancipación. Hay quienes por diversos motivos creemos que se llega a la mayoría de edad y se la asume como algo normal, así también hay quienes en esa fecha dan un portazo y se van a su casa. Y esto último es lo que ocurrió en América, por eso es que consideramos en alguna medida, que cometimos un matricidio con la Madre Patria y le dimos pie a una hispanofobia reinante en algunos sectores intelectuales.

Cuarto paso
La hispanofobia de nuestros próceres

      Este cuarto paso está muy unido al tercero y nos revela lo que nos dice el título: la hispanofobia de nuestros próceres y hombres ligados a la clase dirigente del país.
      La verdad es que la crisis de nuestra identidad fue grave, porque la mayoría de quienes estaban en importantes situaciones de gobierno u opinión, se negaban a “acusar recibo” de su origen hispánico. La “civilización” estaba representada por hombres vinculados a la generación de 1837, partidarios de una política renovadora, mientras que la “barbarie” estaba representada por los caudillos y toda la tradición criolla y católica. Como muestra de una actitud hostil a la Madre Patria, recordemos que Juan María Gutiérrez, poeta, escritor, matemático y estadista,  se negó a formar parte de la Academia Española

      La hispanofobia fue tan amplia que se dijeron realmente barbaridades, Sarmiento fue un carismático ejemplo del disvalor que le daba a la herencia española, llegando en algunos casos a tener opiniones muy severas. Él no creía que pudiera obtenerse nada valioso de lo que realizaba o había hecho España en América[4]

Quinto paso
Dar a nuestro subcontinente el nombre de América Latina

Parecerá poco razonable un subtítulo de esta naturaleza, pero encierra una gran verdad. Durante la época que fuimos parte del imperio español, a estas tierras se la llamó la América española, pero fue en el siglo XIX, en su segunda mitad cuando por influencia de un francés, Chevalier, se la comenzó a conocer como América Latina con el pretexto de que existían Haití, la Guayana francesa y otras islas antillanas. Era época en que Francia adquiría cierta importancia y quería ver traducida eso en la realidad americana. Los países sajones como Inglaterra y Estados Unidos, inmediatamente aceptaron de hecho esa denominación y lo mismo hizo la Iglesia Católica, pues fue en siglo XIX, que el papado creó el Colegio Pío Latinoamericano. Pues bien ¿Porqué nosotros opinamos que ello fue una muestra de hispanofobia y un error que debía corregirse? Porque pensamos que se nos ha dado el nombre de latino que no expresa una característica biológica, sino cultural. En Estado Unidos, se habla de un pueblo anglosajón  es decir que es una característica biológica y cultural respectivamente, ya que proceden de los pueblos anglos y de los pueblos sajones que establecieron sus propias culturas en esas tierras. 

En cambio a nosotros se nos llama latinos, no por la cultura latina, tampoco por una raza porque no hay una raza latina, sino por una lengua. Pero el hecho es que si bien la lengua castellana es de origen latino, también tiene otros aportes y es esa la lengua que se habla en Hispanoamérica y no otra. Por eso con mucha justicia, debemos llamar hispanoamericano a nuestros pueblos incluso Portugal y su colonia el Brasil porque Hispania fue el nombre romano que tuvo la península ibérica. Pero para que no se nos clasifique de querer separar al Brasil podemos llamarle iberoamericano e Iberoamérica.

Sexto paso
Recuperación de lo hispánico

A fines del siglo XIX (1898), se produce la llamada guerra de Cuba, entre España y los EEUU. El país caribeño aún se hallaba formando parte del imperio español, al igual que Puerto Rico en América y las Filipinas en el Asia. Guerra que fue perdida por España y a partir de esa pérdida, EEUU termina con el imperio colonial hispánico y asume el gobierno de Puerto Rico y Filipinas, al mismo tiempo que va a influir de manera muy sólida en la política cubana, hasta la llegada de la revolución castrista. Ese conflicto hispano-norteamericano, despertó un sentimiento generalizado de apoyo dentro de nuestros pueblos a la causa española, a través de muchísimas vías y formas de expresión. Hasta los poetas como el caso particular de Rubén Darío, se mostraron sensibles al acontecimiento y cantaron a la causa de lo que era la América española[5]

      Ese sentimiento filial, iba a continuar y comenzaron a aparecer en nuestra América loas a la conquista y colonización de estas tierras, y un reconocimiento especial hacia la existencia de un nuevo hombre surgido del mestizaje entre el europeo y el originario de América. Los gobiernos propusieron y establecieron esos homenajes a través del día 12 de octubre como Día de la Raza. Así lo hicieron varios países, algunos con este nombre y otros con nombres semejantes como Día del descubrimiento de América, entre otros. Más adelante nos referiremos a lo sucedido en Argentina.
      No quiero terminar este sexto paso sin hacer una mención de una prueba irrefutable de los sentimientos hispanoamericanistas
En Puerto Rico, colonia que Estados Unidos le arrebató a España, tenía prácticamente el inglés como lengua oficial y el español como lengua natural de su pueblo, así es como en el período de gobierno de un brillante estadista D. Rafael Hernández Colón, se aprobó una ley cambiando las cosas y decretando que el único idioma oficial de Puerto Rico, era el español. De todo el mundo hispánico, recibieron salutaciones por esa decisión y España concedió al pueblo portorriqueño la distinción del premio Príncipe de Asturias. En nuestro caso, inmediatamente de conocerse la noticia le enviamos una felicitación al gobernador por su apreciada iniciativa, respondiéndonos inmediatamente con una nota muy emotiva que terminaba manifestando que “el pueblo portorriqueño tenía el idioma español como seña de identidad nacional y que los hacia sentirse parte integrante de la gran familia iberoamericana”
El sucesor del gobernador Hernández Colón, D. Pedro Juan Rosello, conocido anexionista que deseaba que Puerto Rico fuera el estado 51 de Norteamérica, anuló la resolución del gobernador anterior y volvió a poner el inglés como idioma cooficial en la isla.

Séptimo paso
La reflotación de Leyenda negra

       Luego de varias décadas de tranquilidad al respecto y de respeto a las resoluciones de los gobiernos de homenajear al Día de la Raza como correspondía con actos oficiales, actos escolares, izamiento de la bandera de la Hispanidad, etc, comenzó a surgir silenciosamente al principio y ruidosamente después, una oposición y crítica destructiva hacia todo lo que tenía que ver con el descubrimiento de América, la conquista y colonización española. Se volvía a repetir con insistencia los sustantivos que se había gestado en la peor época de la inquina de algunos países europeos contra España: se hablaba de genocidio, robo, imposición del idioma y la religión del invasor, alienación, explotación laboral, destrucción de cultura e instalación de identidad negativa, según alguno que otro psicoanalista que se interesó del tema.

       No hay duda que había un objetivo para ello y no era otro, que la conmemoración del V Centenario del descubrimiento por parte de los europeos, el día 12 de octubre de 1492.
       De repente el protagonista pasó a ser el aborigen y los llamados pueblos originarios. La campaña abarcaba muchísimos aspectos simultáneamente: desde artículos o libros escritos por historiadores, ensayistas o poetas, etc hasta canciones y temas musicales que hablaban en forma negativa de la conquista española. En este último caso, podemos señalar el tema musical Taki Ongoy, popularizado por el cantante argentino Víctor Heredia y en el que se hablaba del genocidio de más de 50 millos de personas en la primera etapa de la colonización. Fue tan intensa la campaña, tan bien dirigida que encontró un eco inesperado en la aceptación prácticamente acrítica por parte de la sociedad y de la población en general. Recuerdo haber dado decenas de conferencias al respecto y tuve experiencias realmente traumatizantes, causadas por parte de personas del público por cuestionamientos referidos a los temas tratados. Hubo casos en que algunos de ellos, descendientes inmediatos de españoles con padre o abuelo peninsular, manifestaron públicamente su repudio a su origen, es decir, no tenían problemas de afecto hacia sus progenitores o abuelos, sino que no querían o detestaban asumir la identidad de ellos.

Octavo paso
El V Centenario y sus daños colaterales

      Dificultosamente se puede encontrar algo más polémico y de carácter internacional como es la celebración del V Centenario del descubrimiento de América, conquista y colonización española. El gobierno español y en acuerdo con todos los países hispanoamericanos, formaron comisiones nacionales para conmemorar y organizar la mayor cantidad de actos posibles desde diez años anteriores a la fecha del 12 de octubre de 1992. Este hecho de celebrar o conmemorar, inició una polémica que se extendió no solamente en el continente americano, incluyendo la comunidad hispana de Estados Unidos, sino también en varios países europeos, donde se promovían actos y se escribían notas, artículos, etc de repudio. En este sentido uno de los países donde mayor acogida se les dio a las manifestaciones anti conquista y colonización española fue principalmente Francia.

      La polémica también llegó a la radio, televisión, periódicos y revistas, instituciones y muy especialmente a los pueblos aborígenes y a las minorías étnicas en algunos de nuestros países de la Patria Grande, ideal este sanmartiniano y bolivariano que expresaba la unión de todos los países de la comunidad hispánica. La consigna de los ataques era destruir todo lo relevante que había hecho España, ignorar todo lo bueno y destacar los errores que se cometieron.
      La campaña indigenista, fue tan intensa, tan bien lograda, planificada y diseñada que contó con la simpatía de todos los pueblos, tanto de las clases medias como de las clases populares.
      Se reinstaló de ese modo con fuerza y presencia, lo peor y más agresivo de la Leyenda Negra y la hispanofobia que prácticamente llega hasta el día de hoy. Tengo testimonios propios de haber dado conferencias y charlas por toda Argentina, para hablar de los 500 años de la llegada española analizando los pros y los contras, pero insistiendo en que la herencia o legado, se la puede discutir pero hay que asumirla. Recuerdo la hostilidad de parte del auditorio, lo que me hacía ver que había una febril y agresiva actitud hacia la conquista y la colonización. En la ciudad de Córdoba, el Instituto Argentino de Cultura Hispánica, organizó un importantísimo congreso en mayo de 1992 con un poco más de mil asistentes y más de 300 ponencias, y allí se dieron debates algunas veces ácidos, otros no, pero el resultado fue fructífero. El problema fue que no hubo otras iniciativas de esta naturaleza  que pudieran contrarrestar la ola pro indigenista que asolaba a la sociedad. Y queremos aclarar algo de importancia clave para la comprensión de nuestra posición con respecto a la población nativa de origen pre hispánico. Aceptamos y apoyamos una política indigenista que dé soluciones a esos millones de seres que pueblan el continente americano porque deben disfrutar de todos los derechos y posibilidades que tienen todos los ciudadanos. Lo que no aceptamos es el indigenismo político  que tiene otras intenciones que la mayor parte de las veces son incompatibles con lo que constituye la gran mayoría de la población.

Noveno paso
Anulación del Día de la Raza y ocultamiento de nuestra identidad

       Todas estas situaciones que he ligeramente descripto, motivaron que desde hace varios años, se iniciara una campaña contra la celebración del 12 de octubre como Día de la Raza[6]. Quienes estábamos en una posición contraria a este ataque, todos los años sufríamos la reaparición de los objetores clásicos, pensando que tarde o temprano iba a haber una modificación. Y así fue, el actual gobierno nacional de mi país en el año 2010 cambió la designación histórica del día 12 de octubre por el híbrido “Día del Respeto a la diversidad cultural” que no dice, ni significa nada.
       Con esta situación se profundiza el ocultamiento de nuestra identidad. Argentina tiene un día dedicado al aborigen y otro día dedicado al inmigrante, pero ahora hemos perdido el Día de la Raza y la raza a la que se refiere, no es otra que a la que surge en América precisamente con la unión de las sangres del español y el aborigen, para constituir el hispanoamericano o criollo. Es decir que el gobierno nacional, ha cometido un real criollicidio[7]
 Esto, ha sido la nota final de una hispanofobia de siglos.

Conclusión

Como ya lo he señalado ut supra los integrantes de los Institutos de Cultura Hispánica de la Argentina, en el congreso internacional V Siglo de Hispanidad, aprobó la iniciativa no nueva, sino de decenas de años de la unión de los pueblos hispanoamericanos que tuviera una base jurídica que acompañara a todos los que hemos compartido los ideales de la hispanidad.
Pues bien, ya han pasado más de veinte años y más allá de que se han concretado algunas uniones como el MERCOSUR que abarca a Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay y Venezuela y países asociados como Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, y como países observadores tiene a Nueva Zelanda y México, no es mucho lo que se ha avanzado en esencia.
A posteriori y como iniciativa de Hugo Chávez y otros presidentes sudamericanos se crea UNASUR – Unión de Naciones Suramericana – que supuestamente continúa en una vigencia burocrática en sus propósitos de “construir” una identidad subcontinental.

Todas estas iniciativas más otras que unen a estos mismos países sudamericanos, con sus hermanos de América Central y el Caribe son pantallas que lo único que reconocen es lo atingente a sus economías y negocios pero carecen de un alma colectiva que nos reconozca como hermanos que compartimos una misma lengua y que tenemos una cultura de cinco siglos que no es otra que la cultura hispánica o hispanoamericana. Esto obligaría a que nuestros países por supuesto que incluidos de echo España y Portugal, no acepten el coloniaje sobre Puerto Rico y que ayuden vigorosamente las iniciativas de la comunidad portorriqueña de pertenecer con carácter de país hispanoamericano aunque esté “asociado” a los Estados Unidos.
Ojalá podamos seguir luchando por este ideal, ideal que fuera de nuestros próceres  que no se reconocían por su lugar de nacimiento, sino que lo hacían en su calidad de americanos.
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[1] Consultar al respecto el excelente libro de Rómulo Carbia “Historia de la leyenda negra hispanoamericana” publicado por Consejo de la Hispanidad, Madrid 1944, donde el autor demuele punto por punto las aseveraciones de la mencionada leyenda y nos explica su origen, sus fuentes generadoras y su vehículo de difusión. También sus intenciones y los autores intelectuales de ella.
Al mismo tiempo se puede ver en Tejerina Carreras Ignacio, “la leyenda Negra, porqué y desde cuándo” Especial para el diario La Mañana. Córdoba Argentina  9 de octubre de 2005.
[2] Ver Teresa Pioseck Prebisch “Poblar un pueblo. El comienzo del doblamiento de Argentina en 1550” Talleres Gráficos S. A. I. C. A. I Salta, Argentina 2005.
En él da una detallada y brillante exposición de la expedición fundadora de Juan Núñez del Prado que salió desde el Perú con indicaciones de La Gasca de fundar un pueblo.
[3] TEJERINA CARRERAS, Ignacio G. “El congreso de Tucumán y la genealogía”. Diario Los Principios, 9 de julio de 1978.  Córdoba, Argentina.
[4] Uno de los más importantes pensadores y estadistas argentinos, fue Domingo Faustino Sarmiento, muy conocido en toda Hispanoamérica por su labor a favor de la educación y la docencia en nuestro país. Sarmiento, criollo de muchas generaciones en su tiempo (nació en 1811), tenía un árbol genealógico que lo llevaba a empalmar con lo primeros fundadores y conquistadores del territorio nacional y que la historia los ha reconocido como “Beneméritos de Indias”  Pues bien, él prácticamente rechazó en alguna medida su profundo y total origen hispánico y tuvo expresiones tremendas para su propia gente y por supuesto para España.
Por su parte otro de los que fueron mentores fue Juan Bautista Alberdi cuyo más importante valor fue su contribución decisiva para la elaboración de nuestra Constitución Nacional. También Alberdi, en muchas oportunidades fue hostil a la herencia hispánica aunque en otras reconoció en algunos aspectos elementos positivos en la herencia común recibida de España.
[5] Rubén Darío, el eximio poeta y escritor nicaragüense es un ejemplo clásico de quienes aceptaron  y asumieron intelectual y afectivamente, la conquista española y el legado cultural que esto significó. Él amó España e Hispanoamérica visitando países de América Central y algunos de la América del Sur, entre ellos Chile y Argentina. Tiene muchísimos poemas que exaltan lo hispánico pero reproduciremos algunos de sus célebres versos dedicados al presidente TheodoreRoosevelt:
“… que desde los remotos momentos de su vida
vive de luz, de fuego, de perfume, de amor,
la América del gran Moctezuma, del Inca,
la América fragante de Cristóbal Colón,
la América católica, la América española,
la América en que dijo el noble Guatemoc:
«Yo no estoy en un lecho de rosas»; esa América
que tiembla de huracanes y que vive de Amor,
hombres de ojos sajones y alma bárbara, vive.
Y sueña. Y ama, y vibra; y es la hija del Sol.
Tened cuidado. ¡Vive la América española!
Hay mil cachorros sueltos del León Español.
Se necesitaría, Roosevelt, ser Dios mismo,
el Riflero terrible y el fuerte Cazador,
para poder tenernos en vuestras férreas garras.

Y, pues contáis con todo, falta una cosa: ¡Dios!”

[6] El presidente Evo Morales calificó al Día de la Raza en su país  - Bolivia - en el año 2009: como el "día del luto" porque hubo una "invasión" que trajo "hambre, miseria, enfermedades".
Lo mismo ocurrió con Venezuela a través  de Hugo Chávez quien  sancionó el decreto 2028 por la Asamblea Nacional de Venezuela como “Día de la resistencia indígena”, con fecha del 11 de octubre de 2002.
[7] Al comienzo de la gestación de la sociedad hispanoamericana, se consideraba criollos a los hijos de españoles nacidos en América y se llamaba mestizos, a los hijos nacidos de la unión de españoles con aborígenes.
A la llegada de la raza negra, se producen otras combinaciones raciales, dando lugar a mulatos: hijos de blancos y negros y zambos: hijos de negros e indígenas. Cuando más tarde en el siglo XIX, llega una masiva inmigración, se les llama criollos a todos los nativos de la tierra ya sean blancos o mixturados de blanco con naturales de la tierra y negros.

Mi opinión personal es que para no hacer diferencias en el trato en la actualidad, deberíamos llamar criollos a todos, basta que sean nacidos argentinos o cualquier otro país iberoamericano porque constituyen lo que yo llamo la criolledad cultural, habida cuenta que se expresan y piensan en idioma español y son formados en una sociedad que todavía conserva el bagaje de cultura heredada de España.